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Restaurant Club Nàutic Sitges
© Iván Moreno

Guía esencial para disfrutar de Sitges

Siempre es buen momento para disfrutar de la ciudad como si fueras autóctono

Escrito por
Maria Junyent
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No importa si solo visitáis Sitges durante el festival de cine o si vais cada fin de semana, siempre es un buen momento para descubrir sitios típicos de esta bonita villa costera. Aquí tenéis bares, rincones mágicos, la cerveza local y muchos más lugares que os harán volver.

El Cable y sus bravas
  • Bares y pubs
  • Bares de tapas

Es la segunda residencia de un buen porcentaje de sitgetanos de todas las edades, y lo ha sido también para las generaciones anteriores. En El Cable pasamos más horas que en casa y en parte es porque la comida que preparan es como la de casa. Podría escribir poemas enteros a sus croquetas de jamón, a la tortilla o a los calamares a la romana. Pero si hay un plato incomparable, son sus bravas.

Un plato de 'xató'
  • Restaurantes
  • Mediterránea

Los Rafecas, la familia que regenta desde 1963 el restaurante La Nansa, explican su receta de la ensalada sitgetana (en el pueblo de al lado dirán que es de Vilanova) por excelencia: escarola, bacalao desmigado, atún desmigado –¡nada de latas!–, anchoas y olivas arbequinas. Y la salsa lleva ñora, almendra, avellana, pan tostado, anchoa, ajo –asado para evitar que pique–, vinagre y guindilla. Delicia.

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El patio azul
© Iván Moreno

El patio azul

"Fue el amor a primera vista. Rusiñol, como Roig i Soler y como Mas i Fontdevila, se había enamorado de la luz de Sitges. Y cosa que encajaba perfectamente con su temperamento romántico, con el fondo de tristeza que escondía bajo la risa se enamoró también de nuestros patios, del patio azul". Encontramos esta inscripción –en catalán–, extraída del 'Llibre de Sitges' de Ramon Planes, al lado del número 12 de la calle de Àngel Vidal, el espacio que pintó Rusiñol en 1892, y que se puede ver entre las rejas de la puerta.

  • Bares y pubs
  • Bares de vinos

En febrero hará dos años que Edu Panadero reconvirtió un garaje en una taberna donde encontraréis unas 500 referencias de vinos, licores de todo el mundo –también con botas de vino a granel– y pequeñas conservas y tapas como el queso de oveja gran reserva que acompaña las copas de vino de la foto, que son una delicia. No os vayáis sin tomar una copa en su patio interior.

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  • Restaurantes

Venir hasta aquí y no detenerse unos minutos delante del mar, debería ser pecado. Si puede ser con una caña en la mano y en una terraza apartada y bonita en su sencillez como es la del restaurante del Club Náutico, en el espigón de Levante, todavía mejor. Si hace bien tiempo, preguntad si podéis bañaros en el mar desde la escalerita que baja de la misma terraza. La gloria.

La cerveza local
  • Bares y pubs

En abril de 2014 los hermanos Markus y Axel Neumann, Mercè Rafecas y Manel Andreu, todos de Sitges y amantes de la buena cerveza, crearon una fábrica de birra artesana que funciona también como ‘brewpub’ y la bautizaron con el nombre de La Sitgetana Craftbeer. El oro brota de seis grifos celestiales que abastecen a la clientela con las modalidades de cerveza que piensan y fabrican a pocos metros de la barra.

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Cuando oscurece
© Joan Valera

Cuando oscurece

Coger el último tren fantástico –servicio de tren especial del 7 al 16 de octubre hasta la 1.30 h– es una opción. La otra es quedarse aquí y aprovechar para visitar el patrimonio nocturno del pueblo. Dejad a los guiris en la calle del Pecat –el pecado hoy es ir– y apostad por los puntos calientes de los autóctonos noctámbulos: El Janio’s (Cap de la Vila, 3), el Guitar Shop (Illa de Cuba, 12), los cócteles del Pique Nique (Pg. de la Ribera) y el final de noche en el Ricky’s (Sant Pau, 25). Clásicos de hoy.

La nueva palmera
© Maria Dias

La nueva palmera

El pasado 11 de enero fue un día negro para los habitantes de Sitges. La palmera centenaria de veinte metros que había en la plaza del Ayuntamiento –un emblema de la villa– cayó después de años inclinándose sobre la rectoría. Después de un vacío de ocho meses, en agosto el Ayuntamiento plantó una nueva, de siete metros y unos 5.000 kg. Ya que estáis, aprovechad para cruzar el Corraló de la Rectoria –también 5a Avenida–, el túnel estrecho que desde la palmera llega hasta el mar.

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