La Barcelona más divina

Estrecho y pequeño, este bar de copas de ambiente gay destaca por su decoración inspirada en temas religiosos. Para llegar hasta el final, os tendréis que frotar con todos los clientes que se acumulan al lado de la barra intentando pedir una copa, de las más económicas de la zona.

Sabemos que este Centro Cívico no tiene nada que ver con los dioses ni el mundo religioso, pero la tentación de incluirlo en esta lista ha sido demasiado grande. Este bonito palacete de 1897 –habitado durante décadas por la familia Deu, que producía vinos y anisados en Les Corts– se convirtió, en 1986, en un Centro Cívico municipal; así que no os dejéis intimidar por su esplendor; podéis entrar sin complejos. Disfrutad de la decoración típica del siglo pasado y rematad la tarde con un café en el bar, que ocupa un mirador acristalado con vistas a un jardín espectacular, con glorieta incluida. ¡Os costará creer que aún queden rincones con tanto encanto como este!

Uno de los locales de la ciudad dedicado en cuerpo y alma a convertir la hamburguesa en un alimento de calidad, sano y, sobre todo, delicioso. Tienen una gran variedad de hamburguesas de creación propia que, siempre que sea posible, pueden adaptarse a los gustos del cliente. No os perdáis la Richard Burger, con cebolla confitada, foie gras y huevo. Xavier Pellicer, uno de los socios, ha colaborado en la creación de la carta. Para pecar y rezarle a la virgen del loca para volver otra vez.

La tienda tiene un 'genius loci', un espíritu en forma de serpiente que, según la mitología romana, protegía el lugar. Una tutela casi llega a los 200 años porque parece que la cerería existía como tal en 1825. Los fabricantes de velas y cirios Codina, de Mataró, eran conocidos porque sus piezas eran comparables a las que se elaboraban en Marsella o San Sebastián. En la tienda cercana a la Casa dels Canonges, se pueden encontrar desde cirios pascuales y de baptismo, además de velas decorativas. Además también tienen una línea litúrgica, con cálices y crucifijos, además de objetos e iconos de plata. Sin olvidar los rosarios, las medallas y las estampas.

Cuarta novela del periodista Martí Gironell, con título y cubierta escogidos por votación popular, L'últim abat insiste con los episodios históricos: ahora, la resistencia de un pueblo del Bages al embate imperialista del rey Felipe II. Proclamar con megáfono que has dormido en la bodega de un monje benedictino (con conexión a internet y videochats) en el monasterio de Sant Benet para revivir y empaparse del lugar sobre el que escribirás no te hace más artista sino que destapa una estrategia comercial poco fina a la que, el autor, se suma a ciegas. El problema es que el templo ha sido musealizado en los últimos años (reformado, retocado, hecho turístico) con lo cual lo único que puede haber respirado es olor a pintura o sudor de congresistas.Al igual que en L'arqueòleg, Gironell vuelve a elegir un monje como protagonista, el abad Pedro Frigola. No hacía falta engrosar aún más el superávit de novela histórica: la corrupción de la política y de la iglesia, o la miseria económica y moral de la sociedad son estragos del siglo XVI pero también de ahora, en plena queja del pueblo. Evitar que el enemigo se te instale en casa puede dar más de sí. Pero hay periodistas aficionados a la investigación histórica, y quieren novelar este laberinto de datos que recogen entusiastas. L'últim abat se sostiene a base de diálogos y de la voluntad del personaje de hacer resurgir el monasterio de las cenizas. La documentación es excesiva y oblig

Ingredientes: un chorrito de Carmen de Mairena, una pizca de Pepi, Luci y Bom, una loncha de Paco Clavel, un trocito de Falete, dos gramos de Paca Carmona, la ralladura de un callo de Marujita Díaz y aceite. Muchísimo aceite. Bienvenidos a Sor Rita, posiblemente el tugurio más kitsch de Barcelona, el único bar que ha conseguido colar su foto en la Enciclopedia Catalana para ilustrar la definición de petardeo. El nombre del local (diminutivo castellano para definir a las señoras alocadas) tiene poco de eclesiástico, de hecho es un espacio que atrae pecadores, libertinos y canallas, como la miel a Winnie The Pooh o las chocolatinas a Sloth. Mirad donde vea, encontraréis imágenes que dilatarían las pupilas de Pedro Almodóvar. El techo de la entrada está lleno de zapatos de tacón, tienen un mural gigantesco con imágenes de los principales héroes de Plomalandia (Diana Ross, Alaska, Abba, Boy George), han tenido huevos de colgar un toro de plástico y un vestido de flamenca en una pared; tienen la vigilancia constante de una monja alcohólica ... Sor Rita no da tregua a los televidentes de Intereconomía. Basta con echar un vistazo al altar que han levantado en honor a sus pecadoras favoritas del siglo XX o a la colección de pelucas retro que hay a disposición del visitante embriagado. Este es un agujero único en su especie, el director's cut de Mujeres al borde de un ataque de nervios. Y si veis una tienda de campaña ante la puerta, no se trata de ningún indignado o de una protesta d

¡Ave María Purísima! No os lo toméis como una blasfemia: es la expresión que se os escapará cuando visitéis esta tienda del casco antiguo de Barcelona. Aquí tienen todo tipo de dulces elaborados en conventos por monjes y monjas de todo el país. También funciona como pequeña cafetería en la que el té es el protagonista con una buena selección. Toda una tentación... divina.

Platos de raíces catalanas tradicionales con un toque creativo, con el sello inconfundible de su creadora, Ada Parellada. Vale la pena acercarse hasta este local de la calle de Ferlandina... quizá salís levitando.

Copas de vino y cosas para picar justo delante de Santa María del Mar, para dejarse llevar por el influjo místico del lugar. Los camareros asesoran al cliente con muy buen criterio.

Este restaurante ofrece una cocina de gran altura, elaborada por los gemelos Javier y Sergio Torres, desde el último piso del hotel Me. Cocina muy original con sabores de países lejanos, con platos cono la crema de raíces amazónicas con caviar de Sagú. Premio especial del jurado de Time Out 2009.