Calle Mandri: bares y restaurantes imprescindibles

Encontraremos locales que han renovado y ampliado la oferta. El caso de la familia Kao es un buen ejemplo de cómo se ha transformado la zona y como los más jóvenes han sabido darle la vuelta a los negocios de siempre de Mandri. El señor Kao dirige el Shanghai desde 1976. Y sus hijas abrieron, justo al lado, el Kao Dim Sum, especializado en estos deliciosos saquitos rellenos de carne, pescado o verduras. Así es como Mandri se ha convertido en un espacio gastronómico para todas las edades, gustos y bolsillos.

"Es importante deslocalizar la oferta de Barcelona y podernos mover a otros barrios donde tradicionalmente no había cocina de autor a precios razonables. Ahora hay mucha oferta, mucha gente viene a Mandri expresamente, no sólo gente del barrio". Lo dice Carina Soler-Lluro, una de las cuatro propietarias del Lío de 4. Este acogedor gastrobar abrió hace justo un año, y ha llevado la cocina de mercado en clave gourmet a Mandri: una tortilla menorquina para chuparse los dedos, un briioche de rabo de buey para llorar y los postres, caseros, valen muchísimo la pena. El chef es José Miguel Manzanal, que antes había sido cocinero de restaurantes como el Cachitos, Dos Palillos y Koy Shunka. ¡Al loro!

El Chico fue la pastelería Airó durante 70 años. Con el cambio encontraréis tapas y platillos, con la berenjena al horno y los chicharrones de pulpo como platos estrella. En poco más de un año, este restaurante dirigido por Gonzalo Rubio y Juan Ferrer, ex director general y ex cocinero del Grupo Tragaluz respectivamente, se ha convertido en uno de los mejores de la zona.

Pero la oferta de locales nuevas de la calle de Mandri no acaba aquí: hay un pequeño restaurante, el Once Upon A Time, con la mejor terraza de la calle y un menú de mediodía completísimo (con fideos de calabacín y arroz de marisco incluidos). Subiendo un poco más encontraréis el Café Dore, ideal para tomar las primeras copas de la noche; y en las calles perpendiculares tenéis la Tremenda (Maó, 25), una diminuta pizzería, con unas pizzas de setas y trufas orgásmicas servidas en porciones a peso; la Freiduria de Pauli, donde los gallegos Mara y Paulino ofrecen unos berberechos grandes como almejas y sabrosas como ostras, y el Masaya (Bisbe Sivilla, 42), un japonés que es el ejemplo perfecto de 'bueno, bonito y barato'.