Bosc de Can Ginabreda
Photograph: Ricard Martín Bosc de Can Ginabreda
Photograph: Ricard Martín

Los museos más curiosos de Catalunya

¿Hartos del turismo de rebaño de ovejas? Visita los museos más sorprendentes, curiosos y, porque no decirlo, extraños de nuestra geografía

Ricard Martín
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"Vamos al museo?" Cuando viajas con gente, el arte suele quedar abajo de todo del ránquing, mucho más impopular que el "vamos a por unas birras" o "vamos a hacer 'twerking' en el primer antro que encontremos abierto, aunque parezca un plató de 'snuff movie ". Y no debería ser así: visitar un buen museo es conocer la esencia del territorio donde te mueves, en el mejor de los casos. Y en los casos más divertidos –que en realidad son los mejores– ir a un museo curioso, extraño o sorprendente significa profundizar en un aspecto insólito y secreto de la geografía cultural que visitamos, o incluso friqui... Ya irá aquel otro, al Museo del Jamón: ¡nosotros vamos a los museos más insólitos de Catalunya!

NO TE LO PIERDAS: Los museos más curiosos de Barcelona

1. Museu Darder

Ya hace más de veinte años que el guerrero bosquimano - o Negro de Banyoles- no preside el Museo Darder. En 2000 finalmente se repatrió a Botsuana el ser humano disecado que simbolizaba la vertiente más kitsch del colonialismo (Xicu Cabanyes, el del bosque de pitos de piedra, hizo un molde del desafortunado cazador por si había que 'clonarlo'). Hoy, los animales disecados del Doctor Darder están confinados en el sótano. Pero aún impresiona ver los terneros siameses de dos cabezas y cinco patas, o un caimán disecado que parece que te vaya a tragar, si bosteza. Pero también es recomendable visitar antes el centro de interpretación del lago de Banyoles. Sobre todo porque es toda una planta del museo que desmiente, con datos y pedagogía, aquella tontería que repetían d'Arbó e Iker: "Es un misterio de donde viene el agua del lago de Banyoles".
Plaza de los Estudios, 2. (Banyoles. Girona)

2. Museu Bosc de Can Ginebreda

Psicodelia pura. Entre Banyoles y Porqueres, el artista Xicu Cabanyes tiene un bosque de 40.000 m2 que ha habilitado como museo al aire libre para sus esculturas. Y su obra es radical, provocadora y llena de sentido del humor. Entre sauces y robles, vuestros atónitos ojos verán esculturas alusivas a la vida, los falos, la erótica, la feminidad y la religión. Desopilantes: el último Papa agachado con los testículos colgando, o un hombre empalado por su pene, por ejemplo. Abre todos los días: a la entrada del bosque emerge un portal delirante con un torno estilo del Metro, le metes cuatro euros y hacia dentro (aunque la escultura te incita a saltar la valla). ¡Prepárate para un paseo brujo relleno de sexo y muerte: el bosque de los pitopiedra! Cada día de 9 a 18 h.
Carretera de Mieres, Km 25.5, 17834 (Porqueres, Girona).

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Casa de la Patum
Casa de la Patum

En Berga, el espíritu de la Patum se respira todo el año. Pero, eso sí, la fiesta sólo la podrás ver en la calle los días que toca, para Corpus (y hace dos años que estamos de sequía para Covid, claro). Siempre os queda el recurso de entrar en la Casa de la Patum y al menos hacer una cata de esta histórica y reconocida fiesta popular. En la Casa se ​​guardan y exponen los trajes y figuras de las comparsas, mientras que en el Centre d’Interpretació se explica con todo detalle en qué consiste la fiesta. Seguro que os vendrán ganas de ir, o de repetir si ya habéis vivido la fiesta. (y cabe decir que el audiovisual tiene un inicio tétrico y algo misterioso que lo hace muy atractivo).

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Lo encontraréis en la céntrica Plaça de l’Eglésia del municipio. El Museu cuenta con una excelente colección de cántaros, algunos muy originales y graciosos, fruto de importantes donaciones desde el año 1975 hasta ahora, y adquisiciones que se están llevando a cabo. La historia de este utensilio y su proceso de fabricación convierten la visita en pedagógica y apta para todas las edades. También son de relevancia, sin embargo, las exposiciones temporales que acoge el centro. Y sí: todavía queda terreno para innovar en el diseño del cántaro. Aquí lo podréis comprobar. 

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5. Museu dels Mossos d'Esquadra

Yo diría que la única vez que he disfrutado yendo a comisaría fue cuando visité la de San Andreu, donde se encuentra el Museo de los Mossos. La colección recoge cerca de 3000 piezas históricas, entre ellas un uniforme de Mosso d'Escuadra de finales de los años 1920 o una chaqueta de sargento del período de la Generalitat Republicana (1931-1939). El eje cronológico llega hasta el 1980 (las hazañas de la BRIMO no están representada, claro).
Museo dels Mossos. Rambla de Pompeu Fabra, 60 (Barcelona)

6. Parc Cultural de la Muntanya de Sal

¿Drácula no decía aquello de la sangre es vida? No fastidies ¡La sal sí que es vida! (aunque el conde no diría lo mismo del ajo). Cardona, además de su extraordinario castillo, tiene otra visita impresionante: una montaña de sal de 120 metros de altura y dos kilómetros de profundidad. En una visita guiada, y durante una hora, os adentraréis hasta 86 metros bajo tierra y disfrutaréis del espectáculo de formas y texturas que ofrece el macizo salino. Esta antigua mina de sal es el Parque Cultural de la Montaña de Sal, un gran equipamiento que divulga la importancia de la sal, la excepcionalidad geológica del yacimiento y el aprovechamiento que el hombre ha hecho de este recurso natural durante siglos.
Calle de la Mina, s / n (Cardona, Barcelona)

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7. Museo del Castillo de las Tinieblas

De acuerdo. Este punto perfectamente podría haber entrado en la Cataluña 'freak'. Pero hay un pequeño secreto que lo convierte en una zona caliente museística bizarra. El restaurante-espectáculo de terror El Castillo de las Tinieblas es una antigua discoteca convertida en castillo de cartón-piedra hacia principios del 2000, situada en esa milla de oro de la decadencia que es la autovía de Castelldefels (llena de discotecas que caen a trozos). Lo dirige Juan Carlos Bonet, actor que se dedica por tradición familiar a los túneles del terror desde el año 1979. Y el secreto aquí es que en la planta superior se encuentra El Museo de las Tinieblas. Toda una planta del edificio dedicada a exhibir los objetos y memorabilia terroríficos que han acumulado en toda una vida dedicada a asustar. Antes de cenar una parrillada de cadáveres, te invitan a hacer una visita (también asusta bastante que las bebidas de la carta no lleven el IVA).
Josep Lluís Sert, 40 (Gavà, Barcelona)

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