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Lake Hillier
Foto: ShutterstockLake Hillier

Los 7 mejores destinos del mundo donde remojarse este verano 2023

Nos bañamos en embarcaderos urbanos, lagos secretos, balnearios salinos y festivales acuáticos

Noelia Santos
Escrito por
Noelia Santos
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El sol y playa está bien. ¿Pero por qué hacer más de lo mismo cuando puedes descubrir el otro mar Muerto (sin salir de la península), un lago de color rosa chicle (sin filtros), una piscina naturalmente salvaje (entre acantilados imposibles) o un festival flotante (de embarcaciones insólitas)? Tranquilidad, hay para todos los gustos. 

7 lugares del mundo donde remojarse

1. Valonia

Coqueta y a orillas del río Mosa, Dinant es como la perfecta ciudad de postal: un pueblo que se descuelga desde un acantilado (dominado por el imponente peñasco Bayard) hasta la orilla del río, el espejo en el que se reflejan sus llamativas fachadas de colores. Tan bucólica que suya es una de las fotografías más icónicas de Valonia, en Bélgica. Lo curioso es que, ese paisaje idílico es también el escenario de una de las citas posiblemente más insólitas (y divertidas) del verano en este país: la Regata Internacional de Bañeras (15 de agosto), que por un día se convierten en embarcaciones muy poco convencionales: sin motor y con la única ayuda de los remos para flotar río abajo hasta la línea de meta. Mientras, la orilla se llena de gente que baila al ritmo de la música en directo, come en puestos de street food y bebe cerveza belga. La fiesta está asegurada. Las risas y el chapuzón, también. 

visitwallonia.es

2. Algarve

Castro Marim es (junto a Vila Real de Santo António) el pueblo portugués más próximo a la frontera con España, a la altura de Ayamonte (Huelva). Clavado en medio de un paisaje inhóspito, árido, casi muerto, como el mar de sal que domina en la Reserva Natural de Sapal a la que pertenecen ambos municipios. Porque no todo son acantilados de vértigo en el Algarve: aquí el color dorado de la roca es sustituido por el del 'oro blanco', como llaman a la sal que se extrae de manera tradicional y siguiendo el mismo método ancestral desde la época de los romanos. Un secreto tan inaudito como terapéutico que ahora ha sido desvelado ante los viajeros, que pueden sumergirse en las aguas del lago salado de Castro Marim (más de 2.000 metros cuadrados, con una concentración de sal equivalente a la del mar Muerto de Israel), convertido en algo así como un spa al aire libre con agua a 30º lista para flotar y dar a las vacaciones el puntito de sal que siempre falta. 

visitalgarve.pt/es

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3. Australia occidental

Para ver y darse un baño en la playa más bonita de este verano (dicho por un jurado experto en arenales secretos de todo el mundo, The World´s 50 Best Beaches) hay que poner rumbo a las antípodas, porque Lucky Bay (un paraíso de arena blanca como la sal, liso como una tabla y tan salvaje que es morada natural de canguros) está en Australia, en el suroeste de la isla para ser exactos. Y un viaje tan largo siempre debería tener recompensa: este la tiene, en forma de laguna de intenso y brillante color rosa chicle (sin filtros). Se trata del lago Hillier, una maravilla natural de agua extremadamente salada, rodeado de una delgada línea de arena de playa que emerge en medio de una selva a la orilla del mar. Tan peculiar y diferente, que domina irremediablemente el paisaje en la cercana Middle Island (la más grande del archipiélago La Recherche). El origen exacto de su tonalidad rosa es todavía un misterio (una extraña combinación de bacterias podría tener la culpa), pero el que baño sí está permitido y no presenta ningún riesgo para la salud. Aunque lo realmente chulo es contemplar esta maravilla desde el aire. 

australia.com

4. Galway

La bahía de Galway concentra los paisajes más salvajes y vertiginosos de toda Irlanda. Y si tenemos que elegir uno, en esta ocasión nos quedamos con los acantilados desafiantes que dominan en las islas Aran, esos tres islotes clavados frente a la bahía, guardianes de armadura de piedra que vigilan desde el mar. Son el mejor símbolo de resistencia de identidad y cultura irlandesa: desde el gaélico (este es su refugio) o la manufactura de lana virgen (sus jerséis naturalmente impermeables al agua, sin tratamiento ni tintes artificiales, son buen ejemplo de lo hostil que es la vida por ahí), además de fortalezas medievales y ruinas (como el complejo monástico de las siete iglesias en Inishmore, la más grande de las tres). En un contexto así, sobra decir que el baño por aquí puede ser de todo menos tranquilo: lo comprobaréis si os asomáis a Poll na bPéist (The Wormhole), una piscina de forma rectangular casi perfecta tallada de manera natural por las fuertes mareas y con caverna subterránea conectada con el mar por un agujero de gusano que es un vicio para los adictos al submarinismo más salvaje. 

turismodeirlanda.com

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5. Zúrich

Olvida la imagen de ciudad financiera y gris: Zurich es conocida por los suizos como la ciudad del agua, así que será inevitable no ponerse a remojo este verano si os dejáis caer por ahí. Está levantada (literalmente) alrededor de un lago y atravesada por un río (Limmat) que serpentea por entre los edificios de su casco antiguo sin sobresaltos y que le dan un inevitable carácter mediterráneo. Tanto, que cuando llega el verano, la ciudad de la fábrica de chocolate más importante de Suiza se transforma en un gigantesco parque acuático con más de 30 zonas de baño y piscinas naturales al aire libre (tiene más que ninguna otra ciudad europea). Están en la orilla del río y del lago, se llaman ‘badi’ y sería muy difícil quedarse solo con uno: Flussbad Oberer Letten (como un embarcadero para urbanitas disfrutones, la envidia de cualquier ciudad sin mar), Seebad Enge (para adictos al yoga y familias con hijos), Mytehenquai (la playa urbana perfecta, con balneario y zona de buceo)…

zuerich.com

6. Tokio

No todo es ajetreo, bullicio y prisas en Tokio. Existen zonas tradicionales, relajadas y serenas donde es posible respirar la esencia histórica de los barrios ’shitamachi’ (como se conoce a una de las dos zonas históricas en las que se dividía Tokio durante los fascinantes siglos XVII y XIX de su historia: los años de la época Edo). De ese momento histórico procede el festival Fukagawa Hachiman, un desfile multitudinario que se sigue celebrando en el barrio y que combina el carácter religioso (recuerdan a los pasos de Semana Santa) con la fiesta popular y callejera, arrojando cubos de agua sobre las imágenes como símbolo de purificación. Y de paso, refrescando al personal en plena calle. Como extra, decir que se celebra en el Santuario Tomioka Hachimangu (del 12 al 15 de agosto), conocido por ser el lugar del nacimiento del sumo moderno. Hoy es museo y lugar de culto para todos sus aficionados.

gotokyo.org

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7. Tel Aviv

La ciudad de Israel es todo un descubrimiento: si el fervor religioso es lo que domina en la ciudad santa de Jerusalén, Tel Aviv estaría en el lado radicalmente opuesto. Una ciudad costera, moderna, urbanita y callejera, llena de bares, tiendas y bistrós. Con su centro histórico (Jaffa), su barrio bohemio (Neve Tzedek, muy mediterráneo y con toque provenzal), sus playas con rascacielos (de agua templada y poco profundas en las que el baño es inevitable y más que recomendable) y bahías para presumir de ciudad que mira al mar. Una de ellas es la de Haifa, un litoral mediterráneo que se extiende a los pies del monte Carmelo y desde donde se llega a Acre (Akko en hebreo), una de las ciudades más bonitas de Israel y de las más antiguas del mundo. Por sus calles empedradas han caminado griegos, romanos, bizantinos, árabes, judíos, cristianos… Dato curioso: además de histórico, es uno de los destinos más gastronómicos del país, donde se puede comer el mejor humus de Israel. Por eso se la conoce como el paraíso del humus. 

visit.tel-aviv.gov.il

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