No se ha tocado ni un centímetro de este gloriosamente desgastado bar. Viejos carteles de Jerez, barricas detrás de su mostrador de madera y paredes que recuerdan el humo de décadas de tabaco. Solo sirve fino, manzanilla, palo cortado… junto con una breve pero excelente selección de tapas frías: queso, cecina, mojama… Con la primera ronda siempre unas excelentes olivas para acompañar. Aún anotan la cuenta en tiza sobre la barra. Prohibido escupir y hacer fotos. No aceptan propinas.