El penúltimo proyecto de Diego Cabrera es una coctelería, sí, pero donde, además de alegrarte el gaznate como en pocas barras de la ciudad, puedes también contentar tu estómago: hummus, minihamburguesas, tapas de bacalao y unos encurtidos que generan adicción. Con guiños al cómic, una de las pasiones del bartender argentino, el interiorismo corre a cargo del estudio Madrid in Love. Domina el ambiente desenfadado y la decoración de cóctel-bar de los sesenta pero la joya de la corona, pasada la barra y varias butacas bajas, es la mesa del barman donde nuestro protagonista oficiará como maestro de ceremonias (ojo, la liturgia solo se acciona previa reserva; coge a cuatro amigos y vente). Habrá encuentros y talleres en este nuevo impulso del argentino por democratizar y dignificar todo lo relacionado con la mixología a la vez que ofrece decenas de cócteles clásicos, otros tantos de creación propia y esos nuevos tragos que han ideado junto a Pepe Orts, el mayor experto en botánicos de este país. Aquí las sorpresas se suceden como en la vida de todo salmón.