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Las peores cuestas de Madrid

Muy empinadas, largas, insufribles… las calles que todos queremos evitar cuando paseamos o montamos en bici por la ciudad

Marta Bac
Escrito por
Marta Bac
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Madrid es una ciudad de cuestas. Todo el que viva aquí o haya venido de visita sabe a ciencia cierta que es imposible recorrer sus barrios y calles sin encontrarte con empinadas vías que sortear. Esta es una de las excusas más frecuentes además para justificar el poco uso de la bicicleta como medio de transporte en comparación con otras capitales europeas, entre otros motivos. Pero no todas las cuestas son iguales, hay desniveles que son realmente agotadores, y conseguir dejarlas atrás (y recuperar la respiración) provoca una satisfacción enorme, digna de cualquier escalador que alcanza la cima. ¿Cuáles son las peores para vosotros?

RECOMENDADO: Las calles más bonitas de Madrid

Cuesta de la Vega
©Malopez 21/Wikipedia

Cuesta de la Vega

Esta curvilíena cuesta une la Catedral de la Almudena con el Parque Atenas, por los jardines del Campo del Moro. Su nombre se debe a que en esta ubicación se encontraba la Puerta de la Vega, uno de los accesos de la antigua muralla árabe y servía como defensa natural de la ciudad. Su empinado trazado recuerda a las famosas calles de San Francisco. 

Avenida de Pablo Iglesias
©Google Maps

Avenida de Pablo Iglesias

La sensación al bajar con el coche por esta doble cuesta es similar a la de la caída de una montaña rusa. Así que imaginad el reto que supone recorrerla a pie o en bici. Esta calle, situada en el barrio de Bellas Vistas, es una de las más empinadas de la ciudad. Y su desnivel se aprecia a la perfección gracias al acueducto de Amaniel, que discurre en paralelo. 

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Calle Segovia
©Shutterstock

Calle Segovia

Esta vía, que une la plaza de Puerta Cerrada con el Puente de Segovia, atravesando el barrio de La Latina, está situada sobre un antiguo barranco por donde fluía el arroyo de San Pedro, de ahí su temible inclinación. A pesar de que en su recorrido podéis contemplar espléndidas edificaciones (el Palacio de Anglona con su bonito jardín, el viaducto de Segovia o los Jardines de las Vistillas), tendréis que parar más de una vez para coger aliento si queréis llegar hasta el final.   

Cuesta de San Vicente
©Malopez 21/Wikipedia

Cuesta de San Vicente

Entre Príncipe Pío y Plaza de España, se encuentra esta calle cuyo propio nombre indica su naturaleza. Tradicionalmente ha sido conocido como uno de los caminos hacia el río Manzanares, y aquí se ubicaba otra de las puertas de acceso a la ciudad, de ahí el nombre actual. A medio camino hay algunas terrazas donde parar a reponer fuerzas. 

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Calle de Carlos Arniches
©Malopez 21/Wikipedia

Calle de Carlos Arniches

Prácticamente la totalidad de los barrios de Lavapiés y Embajadores son una cuesta constante. Subir desde la Ronda de Valencia hasta Tirso de Molina es una penitencia. Probablemente la cuesta más famosa sea de la calle Embajadores, o incluso Ribera de Curtidores, donde se instala el Rastro, que ocupa también parte de esta larga y empinada vía dedicada a un prolífico escritor de sainetes.

Cuesta de los Ciegos
©Felipe Gabaldón

Cuesta de los Ciegos

Como la calle Segovia no era suficiente, en La Latina también encontramos una calle que además de contar con una inclinación considerable está llena de... ¡escalones! Se trata de la Cuesta de los Ciegos, que se llama así bien por unos músicos ciegos que vivían allí o por el milagro que obró aquí San Francisco de Asís, devolviendo la visión a un par de invidentes. Que no os confunda la belleza del lugar, la escalera es agotadora. 

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