© Maria Dias
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Arquitectura y plantas: 9 lugares de Barcelona donde la vegetación triunfa

Restaurantes, tiendas, bares y edificios de Barcelona donde la vegetación está por todas partes y es la verdadera protagonista

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Es la invasión verde. Las plantas están ocupando cada vez más espacios de la ciudad donde antes mandaba el gris. Ya no hay que acercarse hasta parques y jardines, ni zambullirse en patios interiores para disfrutar de oasis verdes. El reino vegetal ya ha conquistado terrazas, fachadas y restaurantes para regalarnos los beneficios de tener vegetación cerca. Si eres de los que te encantan las plantas pero se te mueren todas, sigue al pie de la letra nuestras recomendaciones y ponte verde de clorifila.

  • Qué hacer
  • Espacios para celebraciones
  • El Poblenou

Hasta hace pocos años del recinto de Palo Alto sólo disfrutaban aquellos privilegiados que se instalaron allí después de los Juegos Olímpicos, convirtiendo el antiguo complejo fabril en un espacio creativo para toda una comunidad de artistas, entre ellos Javier Mariscal. Fue precisamente su hermano Pedrín el encargado de abrir este espacio al público gracias al Palo Alto Market, un mercado que une vintage, diseño, gastronomía y arte. Visitarlo es una buena excusa para disfrutar de un oasis urbano formado por callejones ajardinados y una fachada recubierta de buganvilias que van cambiando de color según la época del año.

  • Hoteles
  • Hoteles boutique
  • Eixample
  • precio 4 de 4

El silencio que se respira en este jardín secreto no tiene precio. Situado en medio del Eixample y siguiendo el concepto urbanístico que ideó Ildefonso Cerdà, el Alma ha aprovechado el espacio interior de su isla urbana y lo ha llenado con todo tipo de plantas, vegetación frondosa y luz natural. No es un jardín, es EL jardín. Inmersos en este maravilloso paraje podéis hacer sólo una copa y disfrutar de pasar el tiempo o bien comer en su restaurante, que apuesta por la cocina de temporada y que trae el chef italiano Gio Esteve. El espacio también está disponible para reservas privadas.

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  • Cervecerías
  • Sant Antoni
  • precio 2 de 4

La restauración de la Fábrica Moritz dejó a todos los barceloneses con la boca abierta. Pero seguramente la joya de la corona se la llevó el jardín vertical que cubre uno de sus enormes muros de hormigón, realizado por Patrick Blanc, uno de los mejores jardineros del mundo. El arquitecto Jean Nouvel fue el encargado de unir vanguardia con tradición industrial, ideando un espacio moderno y casi laberíntico dirigido al ocio y que ocupa 4.500 m². Muros de ladrillo, vigas de acero, bodegas con vuelta catalana y máquinas y tanques restaurados. La Fábrica Moritz es lo más parecido a un museo de la cerveza.

  • Cocina creativa
  • Gràcia
  • precio 3 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Roig Robí
Roig Robí

No, este no es el último restaurante de moda de la ciudad, pero como si lo fuera. El Roig Robí suma más de treinta años formando parte de la escena barcelonesa. De forma que su patio rodeado de árboles, vegetación y plantas trepadoras no es producto del 'hype' del momento sino que demuestra que el verde siempre ha sido un clásico. Igual que la cocina catalana de calidad que sirven. El alma mater del local es y será siempre Mercè Navarro con la ayuda de su hijo Joan, el jefe de cocina. Ellos demuestran que los restaurantes familiares y llevados con amor siempre perdurarán en el tiempo y en nuestro recuerdo.

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  • El Raval

Todos los barceloneses hemos pasado alguna vez por delante de la fachada del Teatre del Raval y nos hemos quedado boquiabiertos con la magnificencia de este muro verde de 45 m². Pero este jardín vertical no sólo es estéticamente bonito sino que además es completamente autosostenible. El agua de la lluvia queda almacenada en el tejado del edificio que, a través de un sistema de bombeo impulsado únicamente por energía solar, riega las plantas cuando lo necesitan. La mayoría de las especies utilizadas ya estaban presentes en muchas de las terrazas de la plaza, de forma que el jardín queda perfectamente integrado.

  • Dreta de l'Eixample
  • precio 2 de 4

Se podría caer en la tentación de afirmar que lo mejor del restaurante del Hotel Pulitzer es el espacio. Las plantas caen del techo y se cuelan entre mesa y mesa para acabar confluyendo en una terraza de la cual puedes disfrutar desde cualquier punto del local gracias a unos ventanales enormes. Pero esto no es todo. Su cocina se arraiga en la filosofía del 'keiseki' japonés, una manera de cocinar basada en la preservación del sabor natural del producto, que además siempre es autóctono y de temporada. Los platos son tan verdes y saludables como el mismo espacio.

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  • Arte
  • Arquitectura
  • Sarrià

Se dice que fue el primer jardín vertical de la ciudad (¡y de Europa!), en un momento en el que nadie tenía claro lo que era y todavía era propiedad de Banca Catalana. Lo que queda claro es que hoy en día es el más emblemático de la ciudad. Los arquitectos Josep Maria Fargas y Enric Tous diseñaron el edificio, que se construyó en 1978, y el jardín fue a cargo de Everest Munné. Los 3,8 kilómetros de jardineras se riegan mediante un sistema de goteo pionero en su tiempo. Y las plantas se seleccionaron con el objetivo de crear una fuerza natural y envolvente que resaltara el edificio.

  • Mediterránea
  • La Vila Olímpica del Poblenou
  • precio 2 de 4

El jardín del Red Fish podría llevarse el premio al más original. Se encuentra en lo alto del restaurante y está formado por todo tipo de cactus gigantes. La responsable de diseñar el local es la interiorista Sonia Di Prieto, que también trabaja para Prada y Miu Miu. Tonos rojos, mucha madera, luces que caen del techo, sillas de mimbre y una carta 100% mediterránea a juego con su maravilloso paraje. Su terraza, a dos pasos del puerto, da directamente a la playa, donde puedes descalzarte y poner los pies encima de la arena mientras te tomas un vermut. Bienvenidos al desierto del Mediterráneo.

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  • Casa y hogar
  • Barcelona

Dicen que es la casa más fotogenica de Barcelona; por lo menos, del Born. Sus propietarios son Lucky e Inés. No son famosos ni jardineros, pero su casa aparece en las guías de la ciudad y seguramente es una de las más fotografiadas en Instagram. Empezaron a acumular plantas hace bastantes años. Muchas las recogen de la calle, casi moribundas, y las cuidan hasta que vuelven a tener buen aspecto. Ahora, sus vecinos incluso les regalan las suyas cuando se van del barrio. Y los turistas les dejan notas para agradecerles haber creado este pequeño santuario para los amantes de las plantas. De hecho, todos tendríamos que hacerlo.

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