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Construida para el empresario chocolatero Antoni Amatller, este edificio es una de las mejores obras de Puig i Cadafalch. Se inspira en las casas holandesas del siglo XVII y tiene un frontón típico flamenco cubierto de cerámica, mientras que la fachada interior y la entrada están decoradas con esculturas de Eusebi Arnau (chocolateros trabajando, almendros y flores, haciendo referencia al apellido, y Sant Jordi matando al dragón).
El otro amor de Amatller, a parte del chocolate, era la fotografía. Su hija transformó la casa familiar en un instituto artístico y una selección del archivo de las inmensas colecciones de su padre se exponen en la planta baja.