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Si nos dejáis ser un poco exagerados, la Bandera Azul, el galardón que se le otorga anualmente a las playas, es lo más parecido a la estrella Michelin de los restaurantes. Tienes que pasar el examen cada año, todas las playas la quieren pero, a diferencia de las Michelin, no depende ni de la creatividad ni de la innovación, ni tan siquiera de la belleza de la playa. Tiene la misma bandera azul una playa virgen de Menorca que la que está al lado de un puerto, porque lo que se valora no son las vistas desde la toalla sino la calidad del agua, la gestión de las playas, la seguridad y las instalaciones.
Las playas de la Barceloneta y Nova Icària han perdido esta distinción y se suman, de esta manera, a las otras playas de Barcelona (Somorrostro, Llevant y la del Fórum) que tampoco gozan de esta categoría. Los datos para analizar la calidad de las playas los recoge la Agència Catalana de l'Aigua y fuentes de este organismo aseguran que en estos dos casos se ha pasado de tener playas excelentes a buenas, pero que ni mucho menos se trata de playas de mala calidad. El Ayuntamiento, según informa El País, critica que la evaluación de las aguas fue en pleno temporal, teniendo en cuenta, de esta forma, unos valores de calidad que no son los propios del mar barcelonés durante el verano.
En positivo hay que destacar que en toda Cataluña ha aumentado la presencia de banderas azules hasta 101, seis más que el año pasado. Así que no cunda el pánico, será por playas de calidad en el país con más banderas azules y los mejores chiringuitos del mundo.