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Entre La Rambla y el Born hemos visto todas las modas de bocados dulces y postres imaginables: el cruffin, el cinnamon roll, el cheesecake, el helado japonés... Incluso algunos de realmente indignas y degradantes, como el pollofre (que sería el equivalente en postres a esa mierda de camisetas de las tiendas de souvenirs que dicen "I don't need Google, my wife knows everything"). Ahora bien, lo que sí es una relativa novedad es que abra una tienda destinada al turista en pleno centro de Barcelona con un producto cien por cien catalán.
Acaba de levantar la persiana Sucre Cremat (Canvis Vells, 2. Domingo, miércoles y jueves de 11 a 19 h. Viernes y sábado de 11 a 21 h.), la primera tienda de Barcelona dedicada únicamente a la crema catalana. Junto a Santa María del Mar, en esta tiendecita venden terrinas individuales de 150 ml (5 €) que se pueden llevar y comer al momento. Y la gracia está en hacerlo con el azúcar recién caramelizado, y poder pasear extendiendo el goloso aroma por el Born.
Según explica Sofía Fortuna, “teníamos claro que queríamos promover el producto local, no solo con lo que vendemos, sino con todo lo que acompaña la tienda”. Los dos coinciden en la comparación: “Igual que cuando vamos a Lisboa siempre queremos comprar un pastel de Belém, nos gustaría que todo el que visite Barcelona no se marche sin probar una crema catalana de Sucre Cremat”, resume Sofía.
Utilizan ingredientes y productos de proximidad, claro: la leche y la nata son de Llet Nostra, los huevos son de Ous de l’Estany (Girona) y el azúcar es de la marca Sucre Bo. También hay carquinyolis de El Cobo (Tarragona), café de Cafès La Finca y sets de regalo con cerámica de Regàs (Sant Celoni) y ratafía l’Òstia. Hay algunas pequeñas concesiones a la modernidad y el marketing, claro: además de acompañar la crema con carquinyolis, se pueden añadir coberturas de naranja confitada, frambuesas, pistachos o, ay sacrilegio... ¡galleta Lotus! (que tiene toda la lógica gustativa del mundo, por cierto).
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