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Hace unas semanas que dimos el pistoletazo de salida a la temporada de calçots. Como buenos catalanes, si todavía no habéis disfrutado de una buena calçotada donde mojar el bulbo en salsa romesco, hasta abril todavía podréis hacerlo en cientos de restaurantes en toda Cataluña y, si no queréis coger el coche, en Barcelona también tenéis muchas opciones para elegir. La cocina catalana ha evolucionado con los años, tanto que ahora, si no os apetece mancharos las manos, podréis comer calçots en forma de croissant. La pastelería barcelonesa La Cantonada ha vuelto a poner en su mostrador su croissant de mantequilla de color carbón y bien relleno de salsa romesco, hecha también por ellos con calçots en el horno.
El establecimiento está en el número 314 de la calle Dos de Maig y es conocida por su amplia oferta de croissants entre los que destacan algunos como el de guacamole y el de calçot. Este último solo está disponible durante la época de calçotades y lo puede probar solo si se acerca al horno los viernes, sábados y domingos.
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Dentro del local podrá encontrar dulces de todo tipo; pasteles, turrones y más de una veintena de panes, por ejemplo. A pesar de la gran variedad de productos, si por algo es conocida La Cantonada es por sus cruasanes. Su catálogo incluye más de 30 tipos diferentes, aunque la oferta varía según la estación, como los de castaña y los de membrillo, y las festividades que se acerquen, como los de San Valentín, el de San Jorge y el de San Juan. La pastelería le ha dado una vuelta al concepto de croissant tradicional y le ha reinventado para acercarlo más a los paladares de hoy en día con propuestas tan originales como el croissant de mango o el de Magnum blanco y negro.
Una pastelería reconocida
La Esquina lleva a Barcelona desde 2016 y a lo largo de los años ha ganado algunos premios gastronómicos como el de segundo premio al Mejor Roscón de Reyes de Cataluña en 2020. Los cruasanes son su especialidad y van desde los 3 euros hasta los 4, 50 euros, eso sí, todos sus productos son para llevar, ya que no disponen de sitio para sentarse en el horno.
Carlos Garcia, su fundador, decidió dejar el sector de la comunicación al que se había dedicado durante unos años y regresar a sus raíces pasteleras. Su padre ya era dueño de un horno en Martorell y Garcia quiso seguir sus pasos. Después de formarse en la prestigiosa escuela Hofmann, en 2016 fundó 'La Cantonada', un horno que destaca, además de sus dulces, por el gran obrador que preside el espacio y que da a la calle para que todo el mundo pueda ver cómo trabajan de forma artesanal.