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Las patatas bravas, elegidas el plato más icónico de Barcelona

La encuesta Time Out Index revela que esta tapa es el plato favorito de los barceloneses

Ricard Martín
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Ricard Martín
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¿Os apasionan las patatas bravas? ¿Sois de los que laméis hasta la salsa incrustada en el plato? ¿U os parecen una elaboración ramplona y repetitiva, el Luis Perales de las tapas? Sea como sea, sabed que según la macroencuesta Time Out Index –que este 2020 preguntó a más de 35.000 personas de todo el mundo qué les apasiona de su ciudad– las patas bravas son el plato favorito de los barceloneses. Les siguen el pan con tomate, la paella, los calçots, los canelones y la escudella i carn d'olla.

En Barcelona las bravas son una cosa muy seria. Y cuando se trata de cosas serias, siempre hay un mundo de desacuerdos entre Madrid y Barcelona. Las patatas bravas se originaron a principios de los sesenta en los bares de Madrid (vale, les damos crédito por eso) y la receta no ha cambiado desde entonces: las bravas a la madrileña consisten en dados de patatas fritas, aderezadas con una salsa picante a base de aceite, harina, ajo, pimentón dulce y guindilla.

La respuesta catalana fue, por supuesto, complicar y condimentar un poco las cosas: las bravas de Barcelona estaban –todavía están– definidas por una salsa con sofrito de tomate (¿Detectas ketchup? ¡Has caído en una trampa para turistas!) y/o alioli. Se les puede agregar todo tipo de pimienta y diversos grados de picante y aderezos, pero no huevo, por favor: estaríamos entrando en el deprimente terreno de esas patatas blancas y frías, que momificadas en mayonesa poblaban las cutres neveras de barra de infausto recuerdo. Las bravas son un placer básico, y bien las prefieras en versión moderna o las más directas, son un complemento imprescindible a tu cañita terracil.

NO TE LO PIERDAS: Las mejores patatas bravas de Barcelona

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