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Professor Angel Dust
Foto: Irene FernandezProfessor Angel Dust

Professor Angel Dust: “La cárcel fue un viaje espiritual que me desenganchó del ego”

El DJ pionero del clubbing en Barcelona ha regresado a La Paloma con las fiestas Bongo Lounge, que revolucionaron la noche en los 2000

Borja Duñó
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Borja Duñó
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Ahora sí. Tantas veces hemos esperado la reapertura definitiva de La Paloma que ya parecía imposible que llegara el momento. De los 120 años de la mítica sala de baile, los últimos dieciséis ha permanecido cerrada. Últimamente, ha ido abriendo de forma gradual, pero empezará a funcionar de forma regular en septiembre, después de cerrar en agosto por vacaciones. De momento, el 2 de julio se reanudan los tradicionales bailes de salón (cada domingo de 18 a 22 h) y ya han vuelto las sonadas fiestas tropicales Bongo Lounge (la próxima el sábado 15 de julio) de los Dope Brothers: los hermanos Diego de Lippo y Professor Angel Dust, un DJ histórico con una vida de película: le produjo un disco Malcolm McLaren, el mánager y creador de los Sex Pistols; fue uno de los grandes DJs de la escena electrónica de los 80 y 90 en Barcelona, y sobrevivió cinco años en una cárcel panameña, donde creó un estudio de grabación, un programa musical para reinserción de los presos e incluso un festival por la paz.

¿Cómo ha ido el regreso de las fiestas Bongo Lounge?

La primera fue explosiva, hizo 'sold out' y todo esto, y en la segunda vi el noventa por ciento de la gente saliendo con una gran sonrisa, se lo habían pasado de coña.

En los años 2000 los jueves en La Paloma fueron un revulsivo para Barcelona.

En aquella época la cosa latina estaba mal vista, y costaba, pero en el Dot Club ya había empezado a poner boogaloo y músicas tenían conexión con el jazz y la música negra. Cuando empezamos los jueves en La Paloma todo fue muy rápido, el primer día había trescientas personas, el segundo seiscientas y después mil doscientas.

Continuáis teniendo orquesta, ahora la Afrolatin Jam All Stars Orquesta.

Es importante recuperar esa esencia afro latina, que a la gente ahora le gusta mucho, y mezclada con la música electrónica. El público ahora se entrega más, hoy todo el mundo se anima a bailar.

La Paloma
Foto: La Paloma

En los años 80 y 90 fuiste de los pioneros del clubbing en Barcelona.

Los primeros DJ de la escena electrónica no éramos demasiados. Cuando llegué, ayudé a producir Los Rinos, que era un grupo de Sergio Caballero [además del actual codirector del Sónar, en el grupo estaban Marcel·lí Antúnez de la Fura dels Baus y el pintor Pau Nubiola]. Ricard Robles fue el primero que me entrevistó cuando escribía en Ajoblanco. Estaban Sideral, Mulero, yo… Yo venía de Toronto y de Nueva York, y aquí había más influencia alemana y europea. Yo tenía el rollo más de Nueva York, más negro, más freestyle, yo no pinchaba solo cuatro por cuatro, también ponía disco, breakbeat, electro y cosas así. Siempre fui más de mezclar estilos.

Yo venía de Ciudad de México y mi padre adoraba a Pérez Prado

El rollo tropical llega más tarde.

Sí, yo creo que soy el pionero en España, puedes oírlo en mis primeros discos, incluso el dembow, que ahora se conoce como reggaetón. Yo venía de Ciudad de México y mi padre adoraba a Pérez Prado. En mi casa siempre hubo fiestas de música latina, cha-cha-cha, mambo y todo esto, por tanto, lo llevaba muy adentro y fue natural sacarlo.

Estuviste cinco años en prisión en Panamá, pero ¿qué has estado haciendo desde que saliste?

Tengo estudio, produzco, tengo un grupo, WarmGun. He estado haciendo producciones, remezclas, con Héctor Guerra, Marina de Ojos de Brujo…, he pinchado en festivales como el Tropicalia… Lamentablemente, en Barcelona no ha habido ningún sitio donde poner música como para vivir de esto, ahora hay muchísimos DJ's.

Tuviste un grupo que produjo Malcolm McLaren.

A principios de los 90, firmamos con Warner Suecia y estuve año y medio en Estocolmo. El grupo se llamaba On, el disco se llamaba 'From now on', pero tardó cuatro años en salir. Se gastó mucho dinero, no nos hacían caso, y tuve conversaciones con Malcolm McLaren y gente de la industria que nos decían que el hip-hop no iría a ninguna parte y que elimináramos al DJ. Yo les decía, no, no, esto es lo que viene. Mezclábamos folk, psicodelia, hip-hop, éramos pre Beck.

¿No has pensado en escribir unas memorias?

Sí, me toca escribirlas, porque haré 60, y si no quedarán dentro de mí.

Con el documental 'Angels & Dust' no quedaste muy contento.

No, no. El sensacionalismo no me interesa, y la parte del trópico, de Panamá, es parte de mi vida, pero para mí no es lo más importante. Es lo más jugoso, pero quiero contar mi visión de la música, la música es lo que me salva, es mi razón de existir. Si no creara música no sé cómo canalizaría esa energía.

Cuando estabas en prisión en Panamá tenías un estudio, y podías hacer música.

Sí, tuve un estudio, hice más de doscientas canciones, organicé un festival por la paz, que después se hizo muy grande. La música fue lo que me salvó.

Y también ayudaría a otros presos.

Creé un programa de rehabilitación a través de la música y hay varios chicos que hoy hacen música y que venían de vivir en un ambiente de gueto del crimen, sin salida, porque yo estaba donde estaban los más malos. Y gracias a esto tuve algunas ventajas y premios.

Convertiste la experiencia en algo positivo.

Ya sé que suena a cliché, pero antes de eso llevaba tanto tiempo trabajando sin tener vacaciones, nunca hice como esos mochileros que se van a la India, a buscar una parte espiritual, silencio… Y va y me pasa. Fue un silencio forzado, un viaje muy heavy. Un viaje existencial, espiritual, que me permitió despegarme del ego. En los años 80 y 90, quieras o no, te lo vas creyendo y el ego puede llegar a controlarte. Y fue olvidarme de todo esto, de no pensar en mí. Al final fue algo fundamental en mi vida y esto hace que sea quien hoy soy. Aprendí cosas que me ayudaron, ahora ya puedo esperar el apocalipsis y gestionar toda la locura a mi alrededor. Como los samuráis, puedo estar tranquilo en el campo de batalla.

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