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Frente a una desgracia, no hay nada peor que quedarse quieto comiéndose el coco. No es el caso del base argentino del FC Barcelona de básquet, Nicolás Laprovíttola, a quien se le diagnosticó una lesión de ligamento de rodilla y de menisco el pasado mes de octubre. Ante la perspectiva de diez meses de baja, es decir, toda la temporada, Laprovíttola ha decidido emplear su tiempo en algo útil y productivo: el pasado enero abrió la cafetería de especialidad Sip Coffee Roasters (Pintor Fortuny 22. De Lu. a Vie. de 8 a 17h Sá. de 10 a 18 h. Do. de 10 a 17h).

Laprovíttola ha tenido olfato; este rincón del Raval más cuqui y turístico ha albergado, con éxito, bares y cafeterías desde hace años, y el lugar es una preciosidad: una esquina que es todo luz y ventanales, que alberga un pequeño bar íntimo con una barra y cinco mesitas. Preside el local una Marzocco Officine Fratelli Bambi, una cafetera espresso hecha a mano en Florencia, y suponemos que el argentino habrá puesto a los controles de este Rolls Royce del café a un barista a la altura de las circunstancias. Sirven cafés de Colombia y Etiopía que tuestan ellos mismos.

Una entrevista del jugador con El Suplement de Catalunya Ràdio ejemplifica la diferencia de talante que existe entre los jugadores de fútbol y básquet: Laprovíttola advierte a los aficionados que se lo pueden encontrar sirviendo café: "Te puedo atender, me encontrarás, sobre todo por las tardes y los fines de semana, y me puedo animar a hacerte un espresso o un filtro", explica. Eso sí, quizás no te hará el dibujito del corazón: "Todavía no tengo el arte latte de la muñeca como con los triples", dice con sorna. Para comer, tostadas, dulces, saladas, pastel de banana y rolls de canela.
Servidor no tiene una bola de cristal, pero esto tiene pinta de durar más que otros negocios de restauración de futbolistas en Barcelona que duraron de uvas a peras.
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