La ruta del carajillo Magno en Girona

El Angelus Cafè se encuentra en pleno ensanche, a 5 minutos del centro histórico de Girona. Se trata de un local ideal para la conversación, con un cuidado diseño interior y una amplia terraza, adecuado tanto para tomar un buen desayuno, como para disfrutar de un menú diario basado en la cocina mediterránea a precios muy razonables, así como para tomar unas copas de noche en buena compañía. En todas estas situaciones, el Carajillo Magno encaja a la perfección. Y un último dato para los que no podáis vivir sin internet: dispone de conexión wifi.

El Café L'Arc es un bar histórico, el único con una imponente catedral en su patio, según reza el lema publicitario formulado por su fundador, Lluís Buenaventura. Fundado en 1957, sus paredes de piedra, impregnadas del carácter iconoclasta de su propietario, fueron durante muchos años refugio y acogida para la Girona bohemia y creativa. El local tiene un carácter especial, muy fuerte, fruto de su decoración ecléctica, formada por un puñado de retratos y objetos diversos. Su terraza, que ofrece una perspectiva imponente de la catedral, es un lugar perfecto para dejarse llevar por la conversación y la admiración pausada del patrimonio secular.

El aroma limpio y de gran intensidad del Brandy Magno, que crea una mezcla perfecta con el café, es una combinación similar a la que ofrece el Porta Bellini, situado en el extremo norte del casco antiguo de Girona. Se trata de un local diáfano, con un diseño de interiores espléndido y una magnífica terraza con vistas al parque de la Devesa. Porta Bellini ofrece comidas en un ambiente distendido, muchas veces con música en directo. Entrada la noche, se transforma en un lounge club, que en los últimos tiempos se ha convertido en uno de los puntos de encuentro más populares de la ciudad.

El Sol está situado en un lugar clave, en pleno centro de la ciudad, en la Plaça del Vi, mirador privilegiado de los acontecimientos ciudadanos más importantes. Gracias a su distribución, se conecta, por el lado opuesto, con una de las arterias más emblemáticas de la ciudad: la Rambla de la Llibertat. Punto de encuentro durante generaciones, debido a la proximidad del Teatro Municipal, este local se ha ganado por derecho propio un lugar destacado en el paisaje vital de los habitantes de Girona. Dispone de tres ambientes diferenciados: uno más clásico, el original; otro más moderno, con puntos de conexión a internet, fruto de una ampliación posterior; y una acogedora terraza bajo las bóvedas de la plaza. Es un lugar ideal para sentarse, tomar algo y ver transcurrir la cotidianidad, para comer algo rápido antes de volver al trabajo o para protegerse de la leve brisa del otoño y entrar en calor con un Carajillo Magno.

Se trata de uno de los establecimientos más espaciosos y luminosos de la ciudad, gracias a sus grandes ventanales y a una elegante decoración interior, en la que predominan los tonos ocre. La amplitud de la sala interior, con techos altos, una pantalla gigante y un vistoso patio verde que da nombre al restaurante del Hotel Carlemany, así como la terraza de que dispone en la plaza Miquel Santaló, lo ha convertido en uno de los lugares preferidos por los grupos numerosos, aunque también es un buen lugar para reuniones más íntimas. Su especialidad son los desayunos y los cafés e infusiones, pero también os servirán comidas.

Hablamos ahora de uno de los mejores restaurantes de la ciudad, situado en pleno casco antiguo, donde Juan Morillo y Laura Tejero decidieron emprender su aventura conjunta en la restauración hace bien poco, el año 2012. Alumnos de los hermanos Roca en la Escuela de Hostelería de Girona, son como los artistas que, aprendiendo de los mejores, han encontrado su voz propia, en este caso a los fogones. Ofrecen carta, menú de degustación y menú de mediodía, con una especial atención a los vinos y los quesos, y ahora también a los carajillos, gracias a su participación en la Ruta Magno. Además de por su excelente oferta gastronómica, el restaurante destaca por su diseño elegante y la tranquilidad que rezuma la antigüedad del edificio, que también acoge el Casino de Girona, en la puerta annexa.

Es complejo conferir a una taberna un carácter propio que la diferencie del resto. Cook 24, en la calle Ballesteries, una de las más concurridas de la ciudad, lo ha conseguido plenamente, con una cuidada selección de vinos y cervezas, además de una cocina de mercado deliciosa que podéis rematar con un carajillo Magno. Cook 24 es muy popular por sus patatas bravas (fue la ganadora del último concurso de bravas de la muestra Firatast de Girona) y por sus menús, sencillos, pero elaborados con productos frescos de la tierra, en el que los miércoles no falta la fideu&aacute. Se trata también de un local muy activo que organiza diversas actividades culturales.

El Museo del Vi fue uno de los locales míticos de la movida de Girona hace varios años. Los cafés, los carajillos y el vino de misa fueron los productos estrella en la primera época, hasta que se reorientó hacia el ocio nocturno, convirtiéndose en un bar musical de copas, a pesar de que no abandona la restauración durante el resto de la jornada. La diversificación de la oferta nocturna ha obligado a un último giro, con éxito, hacia la restauración, con tres salas interiores y una terraza, que conservan el ambiente rústico de siempre, con sus azulejos características en los que figuran dichos y frases hechas. Y es que hay cosas que no cambian. En todo caso, se transforman, sin perder la esencia.

Situado al inicio de la calle Ciutadans, la puerta de acceso a la zona con más encanto del casco antiguo de Girona, este café es un espacio cálido, acogedor y pequeño, apropiado para disfrutar de un ambiente íntimo, empapado de arte y poesía, ya que también hace las funciones de sala de exposiciones, sobre todo de fotografía, y se celebran sesiones de lectura de poesía. Es un lugar que merece la pena descubrir y dejarse tentar por su oferta cultural, pero también gastronómica. Sus especialidades son los tés, infusiones, cafés, vinos catalanes y ahora también el carajillo Magno. También ofrece menús con platos de elaboración propia y cocina de mercado. Si os apetece leer un buen libro, este es el lugar.

Entrar en Txalaka es dar inicio a un festival de sensaciones por el gran número de pinchos que expone en sus mostradores. Con una decoración basada en los acabados de madera y la presencia de enormes toneles, el secreto de su éxito es la originalidad de sus platos, elaborados con los mejores productos de la tierra, con el punto de partida de la maravillosa cocina vasca: sabores intensos que maridan a la perfección con las notas armoniosas que el Brandy Magno aporta a esta reinvención del carajillo que os proponemos.