Time Out Market es un concepto único que tiene el objetivo de celebrar los sabores más auténticos y reunir la mejor comida y cocineros de una ciudad bajo un mismo techo, y ya está presente en grandes ciudades del mundo como Nueva York, Montreal, Oporto y Ciudad del Cabo, entre otras. En Barcelona se encuentra en el Port Vell, en la terraza-mirador del Maremagnum, con vistas espectaculares al mar y la ciudad. El espacio, de 5.250 metros cuadrados, alberga una cuidada selección de 14 chefs, un restaurante de servicio completo y cuatro bares: dos de ellos al aire libre.
¿Vermut? ¡Por supuesto! A cargo del icónico Colmado Múrria, la joya modernista del Eixample abierta en 1898. Tienen los mejores productos, delicatessen gastronómicos, embutidos catalanes ibéricos excelsos, una cuidada selección de quesos, el 'foie' más fino, las conservas más delicadas y una selección extensa de vermuts, vinos, cavas y champán premium.
Si sois más del vermut dentro de un cóctel, dirigíos a la terraza de Paradiso, la coctelería número uno del mundo en 2022 y la responsable de encender la mecha de una revolución que ha hecho de Barcelona capital mundial coctelera. En la carta del Market tenéis dos Negronis y también podéis pedir a los bartenders que os hagan un cóctel a partir de vuestros gustos.
Pocas cosas nos definen más que la liturgia del vermut. ¿Invento catalán? Pues no. La palabra viene del alemán wermut, que significa 'ajenjo', y ya Hipócrates se atrevió con un primer brebaje a base de vino, ajenjo y hojas de díctamo de Creta. Los italianos se cuelgan la medalla con el vermut rojo, los franceses con el blanco, pero el pistoletazo de salida de lo que hoy conocemos como vermut llegó en 1786, cuando Antonio Benedetto Carpano creó en Turín el primer vermut moderno.
Made in Catalonia
En Cataluña, la historia arranca con Perucchi, fundada en Barcelona en los años 1860 por un emigrante italiano. Al poco, Reus se convirtió en tierra vermutera: la industria echó a volar en la década de 1880 y desde entonces ya no hemos parado.
Aunque el vermut nunca se ha ido de Barcelona, lo que sí ha hecho en los últimos años es multiplicarse. Cada vez son más los que quedan al mediodía para compartir un buen vermut con amigos, acompañado de lo que manda la tradición: unas tapas, unas anchoas, una ensaladilla bien hecha, unas bravas. Hoy la ciudad está llena de bares que elevan el vermut a ritual, entre clásicos de toda la vida, templos de referencia y nuevas incorporaciones que merecen que les hagáis hueco en vuestra lista. Aquí os dejamos la ruta imprescindible para gozar del mejor vermut.
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