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Drac

Los dragones de Barcelona: dónde encontrarlos

Cazamos a las fieras que se esconden en las calles y edificios de nuestra ciudad

Ricard Martín
Escrito por
Ricard Martín
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'Hic sunt dracones'. Encontraréis dragones. Esta advertencia, habitual en los mapas antiguos para referirse al mundo que aún no estaba cartografiado, se puede aplicar a Barcelona: según el delicioso libro 'Drakcelona' (Arola, 2011) del fotógrafo Josep Martínez, en nuestra ciudad hay hasta 400 dragones presentes en elementos artísticos y arquitectónicos. La simbología del dragón es totalmente opuesta según el continente: en Europa, el dragón es un símbolo maléfico, demoníaco, el oponente a vencer que nos espera en el inframundo.

En Oriente, es un poder solar y fértil, portador de vida y que conecta el cielo y la tierra. Pero por la profusión de dragones en Barcelona –y la simpatía con qué fiera y urbe se abrazan, ve a saber si la complicidad se forjó en los tiempos en qué éramos la Rosa de Fuego– podemos decir que Barcelona quiere a los dragones y los ha puesto en lugares privilegiados. Y no es extraño; encontraréis dragones en edificios erigidos durante los momentos de gran pujanza de Barcelona: la Barcelona condal, la ciudad que se enriqueció con el ascenso de la burguesía y la Barcelona de diseño de finales del siglo XX. Benigno o maligno, el dragón es sabio: si levantáis la cabeza y vais a buscar escamas, zarpas y colmillos con calma, descubriréis una ciudad escondida, en una frecuencia de realidad ligeramente diferente de la del trasiego de cada día. Salid a cazar dragones!

A pie de calle

A pie de calle

Lo tenéis muy cerca, sólo tenéis que acercaros. En la calle del Paradís, mezcla de cul-de-sac y curva detrás de 'la Generalitat', entre tiendas de sombreros mexicanos y bares de cerveza artesana, un precioso y pétreo Sant Jordi cincelado en la pared mata el dragón. No todo en el Gótico es falso.

Institucionales

La fachada renacentista del Palau de la Generalitat la preside una majestuosa estatua de Andreu Aleu del triunfo del patrón del país ante la bestia. Este es el elemento más obvio de un edificio generoso en dragón, como la escultura de Frederic Galcerà que preside la fuente del 'pati dels Tarongers' o las gárgolas del mismo patio. Representar el triunfo sobre el dragón es importante para una institución que ha sufrido (y sufrirá) ahogamientos políticos i económicos draconianos.

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Sant Miquel y la Bestia
© Adrià Goula

Sant Miquel y la Bestia

La entrada de la 'Casa de la Caritat' –hoy el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona– está presidida por una preciosa hornacina con una escultura de bronce de Sant Miquel –no Sant Jordi: tiene alas!– a punto de clavar la última estocada a la fiera luciferiana y enviarla al abismo.

 

Empatados

Empatados

En la fachada de 'Can Serra', el palacito modernista obra de Puig i Cadafalch que hoy acoje la Diputació de Barcelona, encontramos un muy expresivo alto relievo en el que Sant Jordi y el dragón se miran muy de cerca, y dónde no prevalece ninguna de las dos fuerzas antagónicas.

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Sant Jordi 'cool'

Sant Jordi 'cool'

Preside la 'Casa de les Punxes' un mosaico plafón de Sant Jordi: es un santo ultracool y un poco desganado que pisa un dragón rabioso con la leyenda de: "Santo patrón de Cataluña, devolvednos la libertad". De hecho, esta mansión se ha convertido en un museo dedicado a la gesta de Sant Jordi.

 

 

Para llamar a la puerta

VERDI, 39

El significado de una aldaba en forma de dragón es obvio: vigila si te acercas con malas intenciones, que un dragón guarda la puerta. Aunque este más bien tenga cara de perplejo.

VERDI, 31

Un poco más abajo encontramos esta funcional, estilizada y elegante aldaba-serpiente. Porque, de hecho, hay dos tipos de dragones aldaba: las cabezas con anilla y las serpientes.

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GIRONA, 9

Un ejemplo terrorífico lo encontramos en esta aldaba de una de aquellas puertas macizas de la Eixample. Un dragón-serpiente ciego que dice: “Tú pica, que yo muerdo”.

Dejad que los niños se acerquen

Dragón de 'l'Espanya Industrial'
© Olivia Rutherford / Time Out

Dragón de 'l'Espanya Industrial'

El gran atractivo de este parque ganado por el esfuerzo vecinal–el 1974 iban pisos– es la impresionante escultura dinámica obra del escultor vasco Andrés Nagel. El dragón, formado por placas de acero, pesa 150 toneladas y tiene doble función: es un mirador desde el punto más alto del parque y tiene tres rampas tobogán.

Carrer Muntadas, 1-5 (Sants)

'Colla del Drac del Poblenou'

'Colla del Drac del Poblenou'

La joya de la corona de la imaginería festiva de Sant Martí es su familia de dragones: Estarrufat –hecho de fibra de vidrio y con una pequeña cresta punk-, la Víbria (que tiene unos generosos pechos donde los niños del Poblenou cuelgan el chupete cuando prescinden) y el hijo, Estarrufadet, versión en miniatura de Estarrufat. Los encontraréis en exposición en el local de la Colla del Drac del Poblenou.

Carrer Joncar, 35 (Poblenou)

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Dragón del Park Güell
© Elan Fleisher / Time Out

Dragón del Park Güell

El dragón del Park Güell, emblema mundial del mosaico gaudiniano, es en realidad Pitón, la serpiente que mató y enterró Apolo en el sótano del templo de Delfos. La realidad es mucho menos solemne: los turistas le hacen de todo y él ni se queja.

Park Güell (La Salut)

Dragones Terribles

Defensores Pavorosos

Defensores Pavorosos

La Puerta del Dragón que da acceso a la Finca Güell (Avda. de Pedralbes, 7) representa un dragón que forma parte de un complejo conjunto ajardinado que alude al Jardín de las Hespérides de la 'Atlàntida' de Jacint Verdaguer. Es un monstruo de hierro forjado y migas de acero, con la boca abierta de palmo a palmo; un auténtico cepo para cazar huesos. Si cobrara vida, nos haría trizas con dos bocados. Y todavía dan más mal rollo los dragones que presiden la sede de la Agencia Tributaria (Ps. de Josep Carnero, 7), antiguo edificio de la Aduana de Barcelona. Porque sabes que siempre que pases por debajo de su rugido perpetuo te espera una clavada 'made in Spain', o un mal ratito como mínimo.

© Elan Fleisher / Time Out

Todo depende del contexto, claro: el 'Drac de la Font de la Cascada' (en la foto), obra de Rafael Atché en el Parque de la Ciutadella, es prácticamente igual que los que custodian Hacienda: del modelo grifo, aquella acogedora mezcla de águila, león y serpiente. Pero, claro, no miras con los mismos ojos un dragón cuando vas a hacer la declaración que cuando extiendes la sábana de picnic. Si paseáis por l'Eixample con la mirada atenta y la cabeza vacía de tonterias, el horror os puede asaltar en elementos incrustados en la cotidianidad: cómo en la finca de Aribau, 61 , donde se juntan encima del spa balinés unas gárgolas famélicas, salidas de vuestra peor pesadilla (malviven junto a un clásico de la cartelería comercial: 'Garage Gaylor: se admiten coches a pupilaje').

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O en Muntaner, 88, donde un dragón de malévola cara humanoide os observa con un rictus socarrón: parece el primo hermano de la estatuilla de Pazuzu, el demonio de 'El exorcista' . O el repugnante gusano enmohecido que os da la bienvenida retando por encima del cartel del bar El Bosc de les Fades (Ptge. de la Banca, 7). Estos son dragones de artistas anónimos que sin ningún problema pueden competir en ferocidad con celebridades barcelonesas, como los de la Casa Martí (Montsió 3, bis), que acoge Els Quatre Gats, y es la primera obra importante de Puig i Cadafalch.

Sus dragones de hierro forjado y los terribles altos relevos de las columnas son bestiario digno de saga nórdica; y también hay que ver el gusano serpentino de lengua bífida que custodia la puerta  Can Balaciart (Pi i Margall, 55), una cerrajería del año 1946.

Dragones de nuestra casa

La Cova del Drac
© Mariano Herrera

La Cova del Drac

Todavía encontraréis abierta esta sala en Vallmajor, 33, un local de conciertos dedicado al jazz y a la canción. Destacó en la década de los 60 en su primera ubicación, Tuset, 30, por ser un punto clave en el nacimiento de la 'Nova Cançó'. Otro dragón, el Leviatan franquista, censuró la canción 'Què volen aquesta gent?', de Maria del Mar Bonet, a raíz de un concierto suyo en la sala.

Foix de Sarrià

Foix de Sarrià

En el paradigma de la pastelería burguesa, en Major de Sarrià, 57, encontramos uno de los escasos ejemplos de dragona de la ciudad. Cincelada en madera maciza, una dragona enfadada y con zarpas deja patente su condición femenina gracias a un par de pechos voluminosos.

 

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Barcelona Dragons

El equipo de fútbol americano de Barcelona vivió momentos dulces y de triunfo en sus inicios, cuando a principios de los 90 compitió en la World League of American Football, una liga de fútbol americano de ámbito europeo, que llegó a ganar en 1997. Turbulencias en la propiedad de la marca –el principal accionista, un empresario barcelonés, se deshizo de mala manera– provocó que la franquicia se vendiera a una ciudad alemana.

 

Dragón rosado

Si vivís cerca del mar, probablemente convivís con este simpático saurio de la familia de los dragones (salamanquesas), originario de la cuenca mediterránea (de hecho, este y el dragón común son los únicos dragones que encontramos en Cataluña). No lo echéis a golpes de escoba: su presencia en casa garantiza menos mosquitos durante las noches de verano.

Dos dragones orientales

DRAGÓN JAPONÉS

La dirección Boqueria, 1-7, es telúrica: convergen la Rambla, el pla de la Boqueria y Cardenal Casañas. Preside la antigua 'Casa dels Paraigües' este dragón japonés de zenc.

CANÓNIGO CHINO

Desconozco cuál es el motivo, pero grabado en piedra encima una de las ventanas de la Casa dels Canonges hay un dragón claramente chino: patas cortas, cuerpo de serpiente y sin alas.

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