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Aalta Botica (CERRADO)

  • Restaurantes
  • L'Antiga Esquerra de l'Eixample
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
  1. Aaalta Botica
    Foto: Scott ChasserottAaalta Botica
  2. Aaalta Botica
    Foto: Scott ChasserottAaalta Botica
  3. Aaalta Botica
    Foto: Scott ChasserottAaalta Botica
  4. Aaalta Botica
    Foto: Scott ChasserottAaalta Botica
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Time Out dice

4 de 5 estrellas

Degustación es una de estas palabras un poco en desuso, pero que apetece reivindicar. Es un término perfecto para describir lo que ocurre en Aalta Botica, una tienda gourmet que es a la vez restaurante. O viceversa. Aquí el orden de los factores, nunca mejor dicho, no altera el producto.

Patricia Amor y Riccardo Ferrari son los ideólogos y responsables de este proyecto donde, con apariencia y lenguaje de antigua botica, se despachan remedios gastronómicos. De aquellos que lo curan todo, bromea Amor. Diseño cuidado al milímetro tanto del espacio como de los productos de marca propia –que juegan con esta idea de medicamentos en algunos casos– y, sobre todo, un gran cuidado a la hora de seleccionar los productos que se venden y sirven son la clave del local.

Aceite, pasta, vermut, aceitunas, café, chocolate, tés, ibéricos, ahumados, conservas vegetales, anchoas… En la mayoría de casos, una única referencia por categoría, la mejor que han encontrado, explican. Son productos con nombres, apellidos y una historia que detallan al cliente que quiere saber lo que está comiendo: embutidos ibéricos, quesos, conservas... Solo lo mejor de cada casa.

¿Qué se come en Aalta Botica?


En primera línea de la tienda, hay una barra improvisada para hacer el vermut o tomar un café. Y para comer, cocina de producto en su vertiente más literal: a base de unos ingredientes de máxima calidad que apenas es necesario combinarlos para conseguir buenos resultados. De todas formas, este selecto ensamblaje ha quedado en buenas manos: Antonio Sáez, Paolo Casagrande (¡chef del triestrellado Lasarte!) e Ismael Alonso se han encargado de crear una carta sencilla que compite con unas conservas de primera clase, el jamón de Arturo Sánchez, la coppa de Joselito o un escaparate de quesos lujurioso.

¿Y cómo lo hacen? Por ejemplo, con unos tomates San Marzano servidos sobre una crema de parmesano con 30 meses de curación. Habría un poco más de pan aquí para hacer honor al nombre del plato: Scarpetta, mojar pan en italiano. Sensacional el bikini –en la lista de los más deseables de la ciudad– y su versión de la gilda, a base de una anchoa soberbia y mousse de piparra.

En esta ecuación tampoco se olvidan de tener el mejor pan (de Jordi Morera) y del postre, de David Gil y su exitosa firma I-Desserts. Incluso han conseguido convencerle, nos cuentan, para tenerlos envasados y listos para vender, de modo que se cumple una de las premisas de esta casa: todo lo que comes te lo puedes llevar a casa y todo lo que está a la venta puede degustarse allí mismo.

La bodega se apunta a esta filosofía de pequeños productores con nombre propio, junto a referencias más conocidas y de prestigio. El espacio y el público curioso que, a priori, se acercará, deja abierto un espacio muy interesante para propuestas más atrevidas a base de vinos naturales.

Iker Morán
Escrito por
Iker Morán

Detalles

Dirección
Enric Granados, 114
Barcelona
08008
Transporte
M: Diagonal
Horas de apertura
De ma. a sá. de 8.30 a 22.30 h
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