Georgina Crespo en 2010 asumió la dirección de este obrador fundado en 1908 por su antepasado Eduard Crespo. Y explica que "más que la masa madre sea de la bisabuela, es necesario que cada pan tenga un porcentaje correcto, hidratación, reposo y buena harina". Hacen pan como antes con los medios de ahora, y el resultado es irreprochable. El edificio y el cartel (¡aquel pan de resina!) están catalogados como patrimonio. Probad su barra de pastor, gigantesca, de corteza gruesa y finísimo alveolado.
No seas pesimista: a veces las cosas mejoran, como demuestran los croissants o las ensaimadas. Otro buen ejemplo es el pan: en la última década, la gente ha aprendido a comer pan, a distinguir entre el industrial y el artesano. Y gracias a la tecnología con espíritu artesano, este último se hornea más y mejor que nunca: es un producto gourmet de uso diario. Pasamos revista al pan-norama.
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