'Fast-good': locales para comer rápido y bien

La israelí Shira Ben Shitrit es la jefa de A Tu Bola Gourmet Food, un minúsculo restaurante que refunde el producto de proximidad y a menudo ecológico en forma de platos combinados de imaginativas albóndigas, donde podéis elegir pelotas y acompañamiento.Shira explica que la inspiración para hacer recetas de bolas tant imaginativas -y saludables- como la bola Lenduri (lentejas tandoor con calabacín y 'tzatziki') proviene de la cocina estilo marroquí de su abuela (y se nota, porque este es un lugar de comida rápida, donde se nota el cariño).

Esta es una pequeña taquería, modesta y de carta no muy extensa, pero que hace las cosas con cuidado y con inspiración y muchas ganas de agradar. El chef Fernando Sanz ha ideado una serie de tacos inspirados en la gastronomía de las principales ciudades de México, con un elemento central clásico pero con escapadas a la creatividad. Como por ejemplo: el taco Chilango, pato preparado al pastor con chutney de piña picante, o el Puebla, pollo marinado con mole verde, queso fresco de cabra y pipas tostadas. Y para beber, micheladas y aguas de tamarindo o de guayaba.El lugar es bonito, bonito, bonito, con murales del artista Zosen, y es un buen lugar para tomar unas copas madrugadoras antes de salir de fiesta.

Antes el 'tex-mex' -la comida rápida propia de la parte más cercana a México de Estados Unidos- en Barcelona era sinónimo de salsa de bote y patata frita congelada. Pero la existencia de locales como Gonzalez & Co. demuestran que también en este terreno de la comida rápida se puede ofrecer un planteamiento casero y de calidad. El propietario es Fran González -con estudios en la Hofmann y de empresariales- que decidió exportar este modelo de negocio de Australia.Las estrellas de la casa son los burritos, los nachos y las quesadillas.

Lo local es universal. Así lo entendió Michela Cocco, socia de La Sedici, cuando decidió exportar a Barcelona las pizzetas que hacen los hornos de pan de Pescara, la capital de la región italiana de los Abruzos, en el centro del país. Son círculos de 16 centímetros que no tienen nada que ver con las cutreces con las que a menudo asociamos el concepto de 'minipizzas'. "Yo soy de allí y quería exportar algo de calidad, que me representara", explica Cocco (persona con buen ojo para ver qué funciona: ella comenzó La Vietnamita).

Los hermanos Alam, propietarios del Fish and Chips Shop de Gran Via con Rocafort, han replicado en su nueva sede en la parte alta toda la magia cotidiana que les ha hecho triunfar: es sólo una tienda con barra y dos mesas, pero los cucuruchos los llenan de merluza de palangre con un rebozado suavísimo, ahumado con leña de castaño. Y es la mar de agradable comer con vistas al ajetreo de Balmes. Las patatas llevan cuatro especies, chutney de mango y salsa de yogur. Saben lo que se hacen: el café es buenísimo, los bocadillos también, tienen buen vermut casero y cerveza bien tirada.

Un producto a menudo maltratado en los núcleos turísticos como la focaccia –la precursora de la pizza, un pan de masa esponjosa que se utiliza como bocadillo o con una cobertura de hierbas aromáticas y aceitunas y que se originó en Grecia– tiene ahora una versión digna y cuidadosa en este establecimiento. Aseguran ofrecer la mejor focaccia que se pueda encontrar en Barcelona, y disponen de hasta diez recetas, todas muy atractivas: como la de 'prosciutto' con queso 'scamorza' o la de cebolla e hinojo. También elaboran sus propios dulces italianos: no os perdáis los 'baci di dama' (pastelitos de avellana rellenos de crema de chocolate).