En 2007, Joan Ollé estrenó en Temporada Alta (en 2008 haría temporada en el Lliure) uno de los mejores montajes de su carrera: Coral romput. Con Joan Anguera, Pere Arquillué, Montserrat Carulla y Eduard Farelo, entre otros, y Toti Soler a la guitarra, el espectáculo fue una maravilla para el oído y la vista. Arquillué quedó tan impactado por el material que pasó por sus manos —un relato en verso sobre la muerte de una hija— que desde entonces le rondaba la idea de tomar el largo poema de Vicent Andrés Estellés y montarlo por su cuenta. Y eso es lo que ha hecho, casi dos décadas más tarde, primero con el propio Soler y ahora con Carles Coronado a la guitarra.
El reto no era fácil. La grabación, en 1979, de Coral romput por parte de Ovidi Montllor y Toti Soler marcó una época. Y todavía se puede recuperar online. Es una delicia. Escuchar a Ovidi, su fraseo, su dicción, la sonoridad de Soler, cómo acompaña y hace suyos los más de 1.200 alejandrinos del poeta de Burjassot. Pero aquello ocurrió hace casi medio siglo. Y que Arquillué haya cometido la osadía de enfrentarse a aquel material precioso para crear un homenaje a aquella gesta y a la vez un espectáculo que suena distinto, que lo imita y se aleja, es una noticia de primer orden.
No es nada fácil enfrentarse a 'Coral romput'
La cosa parece sencilla: un actor que lee y un guitarrista que toca. Pero no es nada fácil enfrentarse a Coral romput. Estellés ofrece toda una visión del mundo y el poema es un mundo en sí mismo. Escrito a finales de los años 50 tras la muerte repentina de su primera hija, de cuatro meses, el poema vuela muy alto y, al mismo tiempo, tiene un presente muy fuerte: el del poeta que escribe, que sueña con Italia y se arraiga a lo que le rodea, los vecinos, la huerta, su Isabel, y aquella niña con la que nunca pudo jugar.
Arquillué, como Ovidi, marca el ritmo de la composición. Otras veces es la guitarra la que nos indica hacia dónde irá todo: la aceleración de las descripciones, la lentitud de la nostalgia... Músico y actor se dan la mano, se alternan, y cada uno recita a su manera. A menudo se miran y se quieren. Sobre todo, aman lo que están haciendo en ese momento.
Una sala tan próxima como el Heartbreak Hotel le va de maravilla
Lo mejor de este Coral romput es que no es una réplica. Tanto Arquillué como Coronado aportan cosas. La dicción del actor es diferente y, por tanto, la música del guitarrista, discípulo de Toti Soler, también toma a veces otros caminos, sin olvidar los leitmotiv que marcan una partitura bastante libre.
Arquillué estrenó este espectáculo en marzo de 2024 en el Lliure de Gràcia, por encargo de la asociación de espectadores del teatro. Lo ha ido representando por el país. Tengo la sensación de que una sala tan próxima como el Heartbreak Hotel le va de maravilla. No debería salir nunca de la cartelera. Para que nadie se quede sin la oportunidad de disfrutar de la experiencia de escuchar a Estellés al oído, sus versos tristes, su pasión por el amor, y esos grillos que no mató de niño y que se convirtieron en palabras.