No hay ningún dramaturgo en el mundo con la sabiduría de Wajdi Mouawad, ninguno que haya sabido interpretar como él la tragedia, más heredero de Esquilo que de Shakespeare, ninguno que haya sabido zambullirse de forma tan profunda en la zona cero del drama contemporáneo, es decir, Oriente Próximo. Y 'Tots ocells' es la prueba más palpable. Estrenada en el 2017, hoy nos resuena más que nunca.
Todo empieza con un joven judío, Eitan (Guillem Balart), estudiante de genética, que choca con una chica de origen árabe, Wahida (Míriam Moukhles), antropóloga, en una biblioteca de Nueva York. Hace dos años que encuentra sobre las mesas de lectura un libro de Hasan Muhammad al-Wazzan, diplomático marroquí convertido a la fuerza al cristianismo, en el siglo XVI. Lo ha visto casi todos los días en distintas mesas, pero nunca quien lo leía. Hasta ese día, una tarde que cambiará la vida de ambos y la de todo el mundo que les rodea. Un día en el que acabarán en un local llamado The End, fatal premonición.