'Le congrès ne marche pas'
Foto: Teatre Poliorama'Le congrès ne marche pas'
Foto: Teatre Poliorama

Las obras de teatro recomendadas de la cartelera de Barcelona

Seleccionamos las mejores representaciones de teatro, danza y comedia que hay actualmente en la cartelera de Barcelona

Andreu Gomila
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Desde espectáculos más pequeños a grandes producciones, de monólogos a musicales alucinantes... La cartelera de teatro de Barcelona es potente y ofrece shows para todo tipo de público. Si te preguntas cuáles son las mejores obras que se pueden ver en nuestros escenarios, hemos hecho una selección de las piezas que no hay que perderse de ninguna de las maneras: ¡y no te despistes demasiado, que te puedes quedar sin entradas!

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Las mejores obras de la cartelera de Barcelona

  • L'Antiga Esquerra de l'Eixample
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Si versiones, aunque sea muy parcialmente, una obra clásica de la potencia de la 'Ilíada' corres un riesgo considerable. Si te inspiras de forma transparente, también. Porque es muy fácil que el espectador piense que se queda con el original, que los experimentos, mejor con gaseosa. Pero lo que hace Alberto Conejero con Homero es otra cosa, más profunda, ya que se apropia de la poética del texto para hacerlo contemporáneo a partir de un episodio concreto, la relación entre Aquiles y Patroclo, que Platón pone como ejemplo de amor romántico en 'El banquete'.

Patroclo no es un personaje menor. Homero recurre a él a menudo. Lo pone también en 'Odissea'. También aparece en el 'Troilo y Crésida' de Shakespeare. Y su iconografía, en época griega y romana, hasta el Renacimiento, es numerosa.

  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

En 'El montaplatos', Harold Pinter encerró a dos personajes en un sótano que, siguiendo las órdenes de un ente invisible, esperaban. El premio Nobel inglés hizo una crítica feroz de los engranajes del poder, sobre lo que estamos dispuestos a hacer para salir adelante. Jordi Galceran, en tono de comedia, quiso llegar al mismo sitio con 'El método Grönholm'. Manel Moreno, con 'Not my monkeys', va a la misma raíz, pero los tiempos han evolucionado y ya no se trata de lanzar cargas de profundidad contra el sistema, sino exhibir sus consecuencias, como esa ansia de ser felices y de demostrarlo a diestro y siniestro.

'Not my monkeys', de hecho, comienza con una de estas típicas chapas sobre la felicidad impartida por un personaje que, sin ninguna base científica, pero con un verbo persuasivo, convence a su público de que si no son felices es porque son unos ineptos. Todo patrocinado por una marca de bebidas, Sahara Drinks. Seduce a una pobre chica, que dejará el trabajo, su presunto lastre, para acabar en las garras de la empresa.

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  • El Raval
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Héctor (José Sacristán) y Berna (Ana Marzoa) se han hecho mayores, no tienen hijos y deben decidir qué hacen con la imponente colección que han reunido durante buena parte de su vida. Salvo cederla al Estado, en quien no confían nada, tienen muchas posibilidades: ¿devuelven cada prenda a sus anteriores propietarios? ¿La tiran al mar? ¿La queman? ¿O buscan un heredero al que legarla? Esta última posibilidad es la que explora la obra de Juan Mayorga que ha llegado al Romea. Hector y Berna han elegido a una joven coleccionista, Susana (Zaira Montes), para hacerle la propuesta, después de un riguroso “examen” para evaluar su idoneidad.

Mayorga hace que la pieza se desarrolle durante unas horas, desde la tarde-noche de la llegada de Susana, hasta la mañana siguiente. La aspirante tiene dudas. Conoce la leyenda de la famosa y enigmática colección y se ha informado de ello. También esconde cartas. En medio del triángulo, tenemos a Carlos (Ignacio Jiménez), una especie de secretario de la pareja, personaje con muy poco papel, aunque determinante.

  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

No hay ningún dramaturgo en el mundo con la sabiduría de Wajdi Mouawad, ninguno que haya sabido interpretar como él la tragedia, más heredero de Esquilo que de Shakespeare, ninguno que haya sabido zambullirse de forma tan profunda en la zona cero del drama contemporáneo, es decir, Oriente Próximo. Y 'Tots ocells' es la prueba más palpable. Estrenada en el 2017, hoy nos resuena más que nunca.

Todo empieza con un joven judío, Eitan (Guillem Balart), estudiante de genética, que choca con una chica de origen árabe, Wahida (Míriam Moukhles), antropóloga, en una biblioteca de Nueva York. Hace dos años que encuentra sobre las mesas de lectura un libro de Hasan Muhammad al-Wazzan, diplomático marroquí convertido a la fuerza al cristianismo, en el siglo XVI. Lo ha visto casi todos los días en distintas mesas, pero nunca quien lo leía. Hasta ese día, una tarde que cambiará la vida de ambos y la de todo el mundo que les rodea. Un día en el que acabarán en un local llamado The End, fatal premonición.

 

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  • L'Antiga Esquerra de l'Eixample
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Paula (Raquel Ferri) está sentada en un sillón del comedor. Estamos en una casa en el bosque a primera hora de la mañana, lejos de la ciudad. Isaac (Ernest Villegas) se levanta. Le pregunta cómo es que no se ha acostado y ella le dice que no quería molestarle. Está nerviosa porque ha empezado sus ensayos para el rodaje de su primera película como directora. Pero tiene otros motivos para manifestar su inquietud: debe despedir a su pareja del proyecto, Isaac, que es actor.

Así comienza 'Les mans', quizá el drama aparentemente más sencillo que ha escrito Llàtzer García, después de piezas tan redondas como 'Al final, les visions', 'La pols' y 'Els nens desagraïts'. Aquí pone cara a cara a dos personajes que trabajan y viven juntos, en un trabajo (el cine) donde el ego puede destruirlo todo. Y fan como es del teatro anglosajón, a veces me parece que estamos viendo un Albee ('¿Quien teme a Virginia Woolf?') o un Pinter ('Traición'), o una mezcla de todos, con el sello propio de un autor que, mejor que nadie, sabe tensar situaciones hasta el límite y sacarle todo el jugo a la psicología profunda de los personajes.

  • Sants - Montjuïc
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Todo el mundo conoce la historia de Rodríguez, ese músico estadounidense caído en desgracia que un documental, 'Searching for Sugar Man', sacó del anonimato. Pero quizá nadie sabe quién fue Camil Clot, un hombre que presuntamente se hizo un nombre en el underground barcelonés del cambio del siglo pasado y que el dramaturgo Marc de la Varga ha decidido recuperar a través de una obra documental en la que él mismo, transfigurado en el actor Pau Vinyals, tira de los hilos de su vida.

'Em dic Josep' es el resultado de la investigación y de su artificio. A Vinyals le acompañan Mont Plans y Daniel Higiénico, una actriz soberbia (no nos cansaremos de repetirlo) y un músico que conoció el ambiente del que nos habla el dramaturgo. Los tres consiguen que una obra que ya de por sí tiene mucho valor, suba muchos escalones en la escala artística.

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  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Cuando Rousseau (Pep Planas) le acaba de confesar a Voltaire (Josep Maria Flotats) que, efectivamente, abandonó a sus cinco hijos, Flotats mira al público, hace una pausa y se sienta. Son cinco segundos que hacen que lo que acaba de decir Rousseau no caiga en saco roto, para que el público capte la gravedad del momento. Es uno de los clímax de la función. Un pequeño detalle, quizás minúsculo, la pausa, el movimiento, que hace volar muy arriba esta versión de 'La disputa' de Jean-François Prévand que tenemos en el Romea.

En otras manos, el reencuentro entre Voltaire y Rousseau, entre maestro y discípulo, podría haber sido un palo fenomenal. Pero en brazos de Flotats se convierte en una lección magistral de cómo se puede hacer teatro popular a partir de las ideas. Porque aquí se habla de rivalidad, de verdad y de mentira, de ética, de moral, de religión, y no hay ni un segundo en el que los espectadores miren el techo o bostezar.

  • El Raval
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Cada década, como mínimo, debería tener su versión de 'Tirant lo Blanc', al menos para ver dónde estábamos y dónde estamos. Porque es imposible salir del Romea tras la versión del clásico de Joanot Martorell que ha urdido Joan Arqué sin compararla con la que montó Calixto Bieito en el 2008. Son dos espectáculos radicalmente distintos. Uno, un escalón más para un director que avanza con paso firme. El otro, obra de un genio. Uno, con Judit Neddermann en el escenario y libreto de Màrius Serra. El otro, con música de Carlos Santos y letra de Marc Rosich. Dos universos divergentes centrados en la propia obra.

Para empezar, Bieito colocó una pasarela en la platea, contaba con catorce intérpretes sobre el escenario y todo tenía un aire operístico. Arqué hace la obra a la italiana, tiene ocho actores y actrices y el montaje tiene aroma folk. En ambos casos, se han tomado riesgos y se ha decantado la obra hacia un lado o hacia el otro. Bieito ponía más énfasis en el cariz sexual de la novela, mientras que Arqué duda entre sí decantarse por ahí o buscar más el choque de civilizaciones, entre cristianismo e Islam. El 'Tirant' de Bieito era una fiesta carnal, bélica. El de Arqué matiza muy bien que vivimos otro tiempo y que, tal vez, es necesario matizar a los clásicos.

 

 

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  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Jordi Casanovas ha vuelto a demostrar que, cuando se trata de llevar un caso judicial al teatro, por extremo que sea, él sabe cómo hacerlo y, además, entregarnos una obra impecable. Hace cinco años, estrenó en el desaparecido Teatro Kamikaze de Madrid 'Jauría', un texto protagonizado por María Hervás y dirigido por Miguel del Arco que dejó al público boquiabierto por cómo trataba los hechos de 'La Manada', esa noche de San Fermín en Pamplona en la que una chica fue violada por cinco hombres. Casanovas no se inventó nada. Utilizó únicamente el material público del juicio, como ya hizo en 'Ruz-Bárcenas', el duelo entre el antiguo tesorero del PP y el juez que instruyó su caso.

Ahora ha llegado al Romea el mismo montaje con un reparto totalmente distinto, capitaneado por Ángela Cervantes, que se mete en la piel de la víctima. No es fácil lo que hace. Debe dar credibilidad a una chica que los jueces, en primera instancia, solo creyeron a medias, pero que obligó al Congreso a cambiar el Código Penal. Y tiene que ser el cuerpo y la cara de una chica de la que, por suerte, no sabemos nada. No puede imitar, no puede hacer ver. Todo debe sacarlo de dentro. Y cómo lo hace.

  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

La Calòrica no tiene techo. En cada nuevo espectáculo suben un escalón. Apuntan muy alto. Y, como aquellos atletas que se ponen piedras en la mochila para correr más, han decidido levantar un espectáculo de hora y media en francés, con pinceladas de ruso, inglés y alemán (con subtítulos en catalán). Tiene su lógica: hablan del Congreso de Viena de 1814, donde, tras la primera derrota de Napoleón, las potencias europeas se reunieron para repartirse el continente y entonces la lengua franca era el francés. El único que no lo sabe hablar, ejem, es el embajador español, al que, obviamente, despachan pronto para que haga un inútil censo de los ríos navegables.

La obra, por encima de todo, habla del liberalismo y de la aparente inmutabilidad de las cosas

Si se dedicaran a las trilogías, 'Le congrès ne marche pas' podría ser la tercera parte de una especie de compendio sobre el origen del mundo de hoy, puesto en marcha con la versión de Aristófanes de 'Els ocells' (la democracia, 2019), continuado con 'De què parlem mentre no parlem de tota aquesta merda' (el cambio climático, 2021) y rematado con la obra actual, que, por encima de todo, habla del liberalismo y de la aparente inmutabilidad de las cosas. Porque los asistentes al cónclave de Viena, 25 años después de la Revolución Francesa y del paso por la guillotina de Luis XVI, todavía creían que el mundo no había cambiado, todavía creían que estaban allí por la gracia de Dios, y que el pueblo tenía que aguantar sus excesos.

Los musicales de la cartelera

  • Musical
  • Dreta de l'Eixample

'Priscilla, reina del desierto. El musical' vuelve a Barcelona con una nueva producción para celebrar el 30 aniversario de la película y los 18 años del estreno mundial del musical en Sydney. A partir del 1 de octubre y durante diez semanas, en el Teatre Tívoli, reviviremos esta historia aclamada, basada en el film galardonado con un Oscar y reconocida en los Tony, los Olivier y más de 65 otros premios internacionales.

La historia nos invita a seguir el viaje de tres artistas drag que han recibido una invitación para actuar en un resort. Para llegar, deben enfrentarse al desierto australiano a bordo del autobús llamado Priscilla. Este viaje no solo es una búsqueda de amor y amistad, sino que las pone en situaciones inverosímiles, incluyendo momentos de homofobia.

  • Musical
  • El Poble-sec

"Les veles s'inflaran i el vent ens portarà" por última vez a los escenarios el musical basado en la obra homónima de Àngel Guimerà, 'Mar i Cel'. En la cuarta edición del espectáculo del 14 de septiembre al 27 de octubre del 2024 la compañía Dagoll Dagom iza las velas del mítico barco para despedirse de los escenarios con esta obra después de 50 años.

 

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