Un padre que ha mantenido una relación intermitente con su hija va a verla a una especie de sanatorio. Ella, profesora de filosofía, está recuperando recuerdos, y le pide que organice un viaje con su hermano, pintor, a Aigüestortes, donde pasaron el último verano juntos, antes de que el padre abandonara a la familia. Tanto el hijo como la hija, los dos en la treintena, se medican y llevan una mochila llena de reproches. El padre accede, pero sabe que va directo a un aquelarre.
David Plana nos plantea en 'Els Encantats' una pieza misteriosa, un tipo de thriller familiar que en manos de un David Harrower habría acabado en una masacre. Pero no se trata de eso. Se trata de saber por qué el padre (Òscar Rabadan) puso tierra por medio y no quiere saber nada ni del hijo (Guillem Font), ni de la hija (Sandra Pujol), y no hablemos de la madre. Están solos, se tienen que decir muchas cosas y están dispuestos a todo.
La joven Lucia del Greco coge el texto de Plana y lo sujeta como hizo con la grande Caryl Churchill en 'El desig del cor' (Tantarantana), uno de los mejores espectáculos de la temporada pasada: con imaginación, osadía, sentido de la totalidad y ganas de pasárselo bien haciendo teatro. El texto, sin embargo, no ayuda mucho. Un director convencional se habría limitado a hacer que los intérpretes hablaran para que la trama se desplegara sola. Del Greco, aun así, aspira a algo más, además de redescubrirnos a Rabadan como un protagonista imponente, una Pujol polimorfa que brilla más allá de Íntims Produccions y un Font que sabe helarnos la mirada.
La familia, fuente de problemas
La directora quiere dejar claro que la familia es una fuente inagotable de problemas, que nunca te abandonan. La piscina con un palmo de agua que llena el espacio nos ofrece la clave, porque ahí se descansa, se chapotea, se corre, se juega, pero nunca nos llega a salpicar.
No te pierdas la lista de las obras recomendadas que hay en la cartelera ahora mismo y tampoco la de los estrenos de teatro y danza de este mes.