Jordi Casanovas ha vuelto a demostrar que, cuando se trata de llevar un caso judicial al teatro, por extremo que sea, él sabe cómo hacerlo y, además, entregarnos una obra impecable. Hace cinco años, estrenó en el desaparecido Teatro Kamikaze de Madrid 'Jauría', un texto protagonizado por María Hervás y dirigido por Miguel del Arco que dejó al público boquiabierto por cómo trataba los hechos de 'La Manada', esa noche de San Fermín en Pamplona en la que una chica fue violada por cinco hombres. Casanovas no se inventó nada. Utilizó únicamente el material público del juicio, como ya hizo en 'Ruz-Bárcenas', el duelo entre el antiguo tesorero del PP y el juez que instruyó su caso.
Ahora ha llegado al Romea el mismo montaje con un reparto totalmente distinto, capitaneado por Ángela Cervantes, que se mete en la piel de la víctima. No es fácil lo que hace. Debe dar credibilidad a una chica que los jueces, en primera instancia, solo creyeron a medias, pero que obligó al Congreso a cambiar el Código Penal. Y tiene que ser el cuerpo y la cara de una chica de la que, por suerte, no sabemos nada. No puede imitar, no puede hacer ver. Todo debe sacarlo de dentro. Y cómo lo hace.
Esta es una obra que hay que ver
Los chicos (Artur Busquets, Francesc Cuéllar, Quim Ávila, David Menéndez y Carlos Cuevas), en cambio, pueden hacerse pasar por aquellos cinco hombres que pensaron que no cometían ningún delito arrastrando a una chica a una portería para violarla, todos juntos, mientras se hacían fotos y vídeos, como si estuvieran en una fiesta de cumpleaños. Cinco sevillanos con un historial contradictorio. ¿Qué hubiera ocurrido si Del Arco no les hubiera hecho emular el acento andaluz? Nunca lo sabremos.
De hecho, no sé si dan más asco cuando se quitan las culpas de encima o cuando se transforman en abogados que revictimizan a la agresora, cuando la presionan sin escrúpulos, cuando le preguntan por qué cerraba los ojos mientras la forzaban, entre otras barbaridades.
Y aquí se encuentra la grandeza de la función, porque Casanovas no solo nos muestra cómo ha funcionado el patriarcado durante siglos a través de los agresores, cinco pelagatos, sino también cuando sube en la escala social. No olvidemos que uno de los jueces de primera instancia pidió absolver a los acusados... Esta es una obra que hay que ver. No la disfrutaréis, pero tendréis la oportunidad de seguir grandes interpretaciones y preguntaros, además, si este es un lugar bonito donde vivir. Cuando salga Cervantes a saludar, podéis levantaros de la butaca para aplaudirla.
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