The Phantom of the Opera, seguramente el éxito más rotundo de Andrew Lloyd Webber, es un musical de gran exigencia vocal y musical. No puede interpretarlo cualquier cantante y/o actor. Y de ahí que debamos aplaudir la producción que ha llegado al Tívoli, porque no solo Daniel Diges y Ana San Martín son unos fantásticos Fantasma y Christine Daaé, sino que el resto del reparto sabe estar a la altura de una partitura que es casi operística, con un Miquel Tejada que dirige con mucha solvencia la orquesta.
La historia ya la conocen (lleva 40 años ininterrumpidos en la cartelera londinense, tiene versiones cinematográficas...), pero habla de un teatro parisino, en el siglo XIX, poseído por una especie de “fantasma”, que no es sino un genio frustrado, desfigurado, que se enamora de una corista, Christine, y que hará todo lo posible para que sea ella quien estrene su obra maestra. Una versión menos edulcorada de La bella y la bestia.






