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19 pequeñas cosas que nos hacen felices a los madrileños

La vida está llena de pequeños placeres. Estos son los nuestros

Escrito por
Time Out Madrid
Gran Via in Madrid
Photograph: SvetlanaSF / Shutterstock.com
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Madrid es una ciudad muy especial. Aquí tenemos de todo: los mejores conciertos, grandes exposiciones, teatros, cines... Y sin embargo, a veces son las cosas más pequeñas de esta ciudad las que nos hacen felices. Repasamos 19 de esos pequeños placeres que todos hemos experimentado alguna vez. 

1. Encontrarnos a un amigo por la calle. En Madrid somos muchos. Y sin embargo, no es difícil que nos encontremos a alguien por la calle, a veces incluso en el lugar más insospechado. Nos encantan esos pequeños reencuentros fortuitos. 

2. Entrar al vagón del metro justo cuando se van a cerrar las puertas. Creías que no llegabas y te has tenido que dar una pequeña carrera... Pero ha merecido la pena. Coger el metro in extremis y que se cierren las puertas justo a tu espalda proporciona un placer incomparable.  

3. Tumbarnos a leer un libro en el Retiro. O en cualquier otro parque. Porque a veces, y por mucho que nos encante el ajetreo de la gran ciudad, todos necesitamos un poco de silencio y tranquilidad para disfrutar de un buen libro. 

4. Acariciar un perro por la calle. Madrid está llena de perros. De hecho, según el Instituto Nacional de Estadística, en la capital ya hay 64.000 mascotas, más que niños menores de diez años. Pararte a saludar a un vecino de cuatro patas es siempre una buena idea. 

5. Beber agua en una fuente. Sí: somos muy pesados con el agua de Madrid. Pero es que está realmente buena. Por eso, encontrarte una de las fuentes repartidas por la capital y echar un buen trago de agua es lo mejor de lo mejor. 

6. Encontrar lo que buscabas en el Rastro. Puede que sea lo más parecido a encontrar una aguja en un pajar, pero a veces sucede. Vas al Rastro en busca de algo muy específico... y ahí está, esperándote. 

7. Conocer un rincón nuevo de la ciudad. Da igual los años que llevemos viviendo en Madrid: siempre hay algún barrio, rincón o calle de la ciudad que no conocíamos y que tiene algo sorprendente que ofrecer. 

8. Que te pongan una buena tapa. Nos encanta tomar cañas, pero a menudo disfrutamos tanto o más de la tapa que las acompaña. Si encima se da la circunstancia de que que es algo que te encanta y en una cantidad generosa... la caña sencillamente sabe mejor. 

9. Escaparnos a la sierra. A veces no hace falta irse más lejos. A pocos kilómetros de Madrid tenemos un auténtico paraíso natural, la Sierra. En menos de una hora podemos estar respirando aire fresco y disfrutar de un paseo único. 

10. Llegar al paso de cebra cuando el semáforo se pone en verde. Hay que reconocerlo: los madrileños tenemos poca paciencia. Caminamos deprisa a todas partes y no nos gusta perder el tiempo. Por eso, cuando se pone el semáforo en verde al aproximarnos al cruce nos recorre un pequeño escalofrío de placer. 

11. Descubrir un pequeño negocio único. Una librería con encanto, un café acogedor, una tienda de ropa de la que nadie nos había hablado... En esta ciudad tan grande siempre hay un pequeño comercio que se puede convertir en tu nuevo lugar favorito. 

12. Disfrutar de una pequeña exposición. La agenda cultural de Madrid es inabarcable. Cine, teatro, conciertos... y exposiciones. Centenares de exposiciones. Más allá de los grandes museos, hay todo un mundo de pequeñas galerías con propuestas que te van a dejar con la boca abierta. 

13. Encontrar sitio en el autobús. Un sitio. Sólo uno. Llegas y está ahí, esperándote. Como si llevara tu nombre. Y se da la circunstancia de que estás muy, pero que muy cansado. ¿Hay algo mejor que eso?

14. Las azoteas. En Madrid nos encantan las alturas. De hecho, y con permiso de Andorra la Vieja, Madrid es la capital más alta de toda Europa gracias a sus 657 metros sobre el nivel del mar. Quizá por eso nos gusta subir un poco más arriba y ver la ciudad desde un punto de vista privilegiado.

15. Conocer un nuevo grupo de música. Puede que hayan sido teloneros de la banda a la que ibas a ver. O puede que hayas caído en ese local de pura casualidad. Pero el hecho es que has descubierto un nuevo grupo o artista y ya no te puedes sacar sus canciones de la cabeza. ¿Hay algo mejor que eso?

16. Sentarnos en una mesa sin reserva. Solo queda una mesa libre, miras al camarero con cara de circunstancias... y te hace el gesto que tanto estabas esperando: adelante. ¿Hay algo mejor que sentarse en la mesa de un buen restaurante sin haber reservado previamente? 

17. Que no te parecen de ninguna ONG en Preciados. Están ahí: al acecho. Y mira que son simpáticos. Pero llevas prisa y no te apetece tener que darle más explicaciones a los insistentes jóvenes que tratan de que te hagas socio de su ONG. Por eso cuando pasan de largo o abordan a quien va detrás de ti... suspiras de alivio.

18. Comprar lotería en Doña Manolita (y que no haya cola). Todos hemos visto las imágenes en el telediario alguna vez: colas kilométricas para comprar lotería en el más célebre de los establecimientos, Doña Manolita. ¿Y el gusto que da pillarlo un día prácticamente vacío? No es un mito: alguien lo ha conseguido en alguna ocasión. 

19. Volver a Madrid. Hay que reconocerlo: a menudo, los madrileños necesitamos salir de la ciudad. Pero sólo es para echarla de menos y poder pillarla con más ganas al volver.

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