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Siete escapadas de invierno cerca de Madrid

Que el frío no os quite las ganas de viajar y conocer estos lugares cerca de la capital

Noelia Santos
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Llega el invierno y con él las ganas de subir a la montaña y hacer esquí. Pero también de disfrutar un día soleado caminando, rodeados tan solo por naturaleza en estado puro y bosques inesperados, de pasar un finde romántico en pareja, darse un atracón gastronómico, e incluso de descubrir joyas del patrimonio histórico y cultural de las que ni siquiera habeis escuchado hablar. Aquí van siete buenas razones para coger el coche o un tren de Cercanías y salir de la ciudad durante unos días, haga el frío que haga. 

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Relajarse en un spa manchego (Ciudad Real)

En un lugar de La Mancha... hay un lugar donde el tiempo se para y donde el frío no existe, ni en invierno. Se llama Elaiwa Spa by L'Occitane, un centro de bienestar donde tampoco hay prisas ni sitio para los relojes. Lo que sí hay es un circuito de aguas y cabinas para masajes corporales, faciales y hasta veganos, y rituales exclusivos donde, curiosamente, la naturaleza manchega se fusiona con lo mejor del Mediterráneo. 

Hablamos del olivo y su fruto, la aceituna. Esa es la base de uno de sus tratamientos más especiales, con la que han diseñado una experiencia holística y personal basada en un concepto curioso: el oil olive spa sommelier. La magia del aceite es la protagonista de sus tratamientos, que comienzan con una cata de las tres diferentes variedades de la finca, arbequina, picual y cornicabra. Después el 'sumiller' diseña un tratamiento singular en función de las preferencias y necesidades de cada cliente. ¿A que apetece? 

¿Dónde comer? Restaurante Retama by Javier Aranda. Torrenueva, Ciudad Real.

¿Dónde dormir? Hotel La Caminera Club de Campo. Torrenueva, Ciudad Real.

Esquiar en la pista de La Pinilla (Segovia)

No hay que desplazarse demasiado lejos para disfrutar de un día de nieve durante el invierno, porque a menos de 70 kilómetros se encuentra la pista de Navacerrada. Aunque los amantes de los deportes de invierno y del esquí en particular prefieren lugares como la Pinilla, una pista situada a poco más de 100 kilómetros, en la sierra de Ayllón, en la provincia de Segovia. 

Cuenta con más de 20 pistas y 16 kilómetros esquiables, y entre los servicios que ofrece a los visitantes, telecabina, telesillas y telearrastres. Aunque no solo se trata de una cuestión de servicios, sino del entorno natural en el que se encuentra, rodeada de bosques de pinos, robles y encinas. Por cierto, quien todavía no tenga la destreza necesaria para lanzarse sin miedo por sí solo por las pistas, que sepa que puede apuntarse a alguna de sus escuelas de esquí.

¿Dónde comer? Matimore Restaurante Asador. Plaza Mayor, 17. Riaza (Segovia).

¿Dónde dormir? Molino de la Ferrería. Camino del Molino, s/n, Riaza (Segovia).

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Hacer senderismo por Cercedilla (Madrid)

Salir a caminar en invierno está bien. Pero salir a caminar por una calzada romana en medio de un bosque a solo unos kilómetros del centro de la capital, es otro rollo. Hablamos de la calzada romana de la Fuenfría, en Cercedilla, localidad situada a menos de una hora de Madrid, en el corazón de la sierra de Guadarrama.

Fechada en el siglo I d.C, esta calzada atraviesa el Puerto de la Fuenfría y en el pasado fue una ruta de acceso desde Madrid hasta Segovia, bastante bien conservada hasta nuestros días. Y si caminar por ella ya es una actividad interesante -y apta para toda la familia-, lo es más sabiendo que desde aquí podemos acceder al camino Schmidt, un sendero de unos 12 kilómetros bien señalizados entre el puerto de Navacerrada y el Valle de la Fuenfría, una ruta clásica del montañismo madrileño y un atractivo más para los amantes del senderismo y la naturaleza en su máxima expresión.

Además, este es un entorno bien conocido no solo por los aficionados a los deportes relacionados con la naturaleza -atentos a la rica flora y fauna de este entorno, con lugares tan relevantes como el bosque de especies protegidas que van desde los acebos, a los tejos y los serbales-, sino por los peregrinos, porque Cercedilla es una de las etapas del Camino de Santiago en su ruta desde Madrid. 

¿Dónde comer? La Alacena. San Andrés, 42. Cercedilla (Madrid).

¿Dónde dormir? Casa Rural Peña Pintada. Emilio Serrano, 34. Cercedilla (Madrid).

Comer lechazo asado en Aranda de Duero (Burgos)

Gourmands, foodies y gentes del buen comer. Si sois de los que cuando viajan piensan con el paladar más que con la cabeza, este es un buen momento para poner rumbo a Aranda de Duero, en el corazón de la Ribera del Duero.

Todo en esta localidad burgalesa, situada a unas dos horas desde Madrid, huele a horno de leña recién encendido, cuyas brasas acogen uno de los manjares más apreciados de la zona: el lechazo asado, maridado, cómo no, con una copa de Ribera. Y hablando de vino, si hay algo de lo que puede presumir Aranda es de sus bodegas subterráneas, construidas bajo el subsuelo de la localidad entre los siglos XII y XVIII. Cuenta con más de 120 bodegas visitables, todas dentro de la Red de Bodegas Subterráneas que ocupan unos siete kilómetros en total.

¿Dónde comer? El Lagar de Isilla. Isilla, 19. Aranda de Duero (Burgos).

¿Dónde dormir? Hotel Kinedomus Bienestar. N-122 Km. 266, Aranda de Duero (Burgos).

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Viajar al medievo en el Castillo de Belmonte (Cuenca)

Cuenca no solo existe, sino que la provincia esconde ricos tesoros del patrimonio cultural. Y uno de ellos es el Castillo de Belmonte, una emblemática construcción del s. XV declarada Monumento Nacional y Bien de Interés Cultural en 1931. El edificio es en sí mismo ya un atractivo y una excusa perfecta para acercarse hasta la provincia de Cuenca este invierno, pero dentro oculta un parque temático único y bastante singular: Trebuchet Park, especializado en máquinas de asedio del mundo.

Son 40 máquinas de asedio, reconstruidas con el máximo
rigor histórico de acuerdo con la documentación existente (miniaturas, grabados, textos de la época, representaciones iconográficas o restos arqueológicos) y con el mismo material empleado en cada período, cuyas muestras datan de los siglos V al XV. Por cierto, si queréis verlo en vivo y en directo, suelen organizar jornadas de combate medieval, pero sin sangre, que esto no es una batalla al estilo de Juego de Tronos. 

¿Dónde comer? Las Rejas de Manolo de la Osa. General Borrero, s/n. Las Pedroñeras (Cuenca).

¿Dónde dormir? Casona la Beltraneja. Hermanos Romeu, 8. Belmonte (Cuenca).

 

Sumergirse en el pasado medieval de Sigüenza (Guadalajara)

A apenas 130 kilómetros de Madrid, en la provincia de Guadalajara, encontramos una de las villas medievales más completas y mejor conservadas de España, y quizá también una de las más desconocidas: Sigüenza. Cada año, a mediados de julio, la ciudad del Doncel celebra sus Jornadas Medievales, que recrean al milímetro el ambiente del siglo XIV para evocar la historia de la reina Blanca de Borbón, que vivió confinada durante años en el castillo seguntino, hoy convertido en uno de los más bellos Paradores de España.

La plaza Mayor y su mercado medieval, la alameda, la ermita del Humilladero, las Travesañas, la plazuela de la Cárcel y la Casa del Doncel forman parte de toda ruta turística por la ciudad. En ella tampoco deben faltar una visita a la catedral, donde se encuentra el sepulcro del célebre Doncel, en el que reposan los restos de Martín Vázquez de Arce, cuya prematura muerte durante la reconquista de Granada le valió dicho sobrenombre. Cada primavera y otoño, Renfe pone en marcha el Tren Medieval a Sigüenza, que une la hora y media escasa que separa la ciudad alcarreña de Madrid, amenizada por las historias, juegos y chistes de una compañía de teatro.

¿Dónde comer? Bar Alameda. Paseo de la Alameda, 2. Sigüenza (Guadalajara).

¿Dónde dormir? Parador de Sigüenza. Plaza del Castillo, s/n. Sigüenza (Guadalajara).

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Bajar al subsuelo de la judería de Toledo

Una trampilla inesperada en la plaza de El Salvador, próxima a la iglesia de San Marcos, invita a pensar que bajo el suelo de la ciudad hay algo más que adoquines. Y lo único que necesitamos es a alguien que nos indique dónde están. Porque muchos de ellos pasan desapercibidos para quienes no conocen los secretos de la ciudad, ocultos tras puertas a las que hay que entrar con llave. Algunas de ellas las tiene Pilar Gordillo, de Evocarte, empresa de turismo empeñada en dar a conocer esa ciudad “que la gente cree que conoce pero no, porque hay muchos Toledos diferentes” esperando ser descubiertos. Pues allá vamos.

La Casa del Judío (Travesía de la Judería, 4) es una casa privada  que conserva en su planta sótano un mikve o baño litúrgico judío, utilizado en los rituales de purificación espiritual. Bajo el techo abovedado se encuentra también un aljibe para el uso doméstico –abrevar ganado o lavar la ropa–. Y, en la planta calle, un patio con yeserías comparables a las de la sinagoga del Tránsito (Samuel Levi, s/n). De hecho, bajo el suelo de la sinagoga, que hoy alberga el Museo Sefardí, se han encontrado restos de varios aljibes con pozos que han sido fechados en siglos anteriores a la construcción de la sinagoga en el siglo XIV. Muy cerca de aquí nos dirigimos a los baños islámicos del Cenizal o del Caballel, para visitar su hamman, con sala de ingreso y sala de agua fría, declaradas Bien de Interés Cultural. Y finalizamos donde comenzamos, en el Pozo de El Salvador. Ahora sí, levantamos la trampilla del suelo para acceder por una bóveda excavada y descubrir lo que fuera un aljibe público. Lo que viene después es “una aventura alucinante por las tripas de la ciudad”. ¿Bajamos?

¿Dónde comer? Restaurante Adolfo. Hombre de Palo, 7. Toledo.

¿Dónde dormir? Eugenia de Montijo Autograph Collection. Plaza Juego de Pelota, 7. Toledo.

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