Un equipo que no supera los 25 años, al que le gusta dar muchas vueltas a las cosas, con el siempre sediento y enciclopédico Carlos Casillas al frente y formados varios en el Basque Culinary Center, ha encendido una llama para que viremos la mirada por primera vez en mucho tiempo hacia un Ávila gobernada por las tapas gratis. Lo que antes fue un wine bar (MûD) bien armado a la sombra de las legendarias murallas ahora es un restaurante (sin el corsé que impone la alta cocina), con tres mesas (para 12 comensales) y un menú degustación, Alberche, con 16 pases. El vino, por supuesto, sigue muy muy presente. Atesoran una bodega que alcanza el millar de referencias a partir de la que proponen dos armonías diferentes (Raíz -75 euros- o Zarcillo -130 euros-).