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La madrugada del sábado al domingo, en la calle Verdi número 66, hubo un incendio que hizo tambalear las Fiestas de Gràcia. Pero lo que hoy es noticia no es tanto el fuego, sino la reacción solidaria que ha despertado en todo el barrio.
Si pasáis por el inicio de Verdi, veréis elementos decorativos que no tienen nada que ver con la selva maya —la temática escogida este año por la calle—: está la princesa Leia de la calle Libertad, una lagartija gaudiniana de la calle Perill, una pintura paleolítica de la Placeta de Sant Miquel, una caja de palomitas de la calle Providència y una camiseta de la Peña Barcelonista Gitana de la Plaça del Poble Gitano, entre muchos otros. Si paseáis por las demás calles, veréis que han colocado carteles de apoyo y que han decidido tapar parte de sus propias decoraciones como muestra de hermandad con Verdi.

Nil Sabatés, librero de Hibernian Books, ha tenido que bloquear la puerta de su local, ya que los cristales se agrietaron por el calor del fuego. “Es triste decirlo, pero tuvimos suerte de que las llamas no entraran. No hay nada más inflamable que los libros”, explica. Aun así, destaca la respuesta del vecindario: “Me ha impresionado muchísimo. Todas las comisiones han aportado su granito de arena para que nuestra calle no quedara deslucida. Es una muestra de cariño preciosa.”
Todas las comisiones han aportado su granito de arena para que nuestra calle no quedara deslucida. Es una muestra de cariño preciosa
También lo recuerda con emoción Albert Jiménez, de la Asociación de Vecinos de la calle Verdi: “Mi madre y yo fuimos de los primeros en bajar a la calle cuando empezó el incendio. Las comisiones del barrio reaccionaron inmediatamente; en pocos minutos ya estaban aquí, y a las seis de la mañana todos juntos montábamos un andamio con las brasas todavía en el suelo. La imagen del fuego y la solidaridad de las demás calles son dos escenas que no olvidaré nunca. El barrio de Gràcia es esto: juntos en la fiesta, juntos frente a la desgracia.”

La imagen del fuego y la solidaridad de las demás calles son dos escenas que no olvidaré nunca
Desde el punto de información de la Fundació Festa Major de Gràcia, en la Plaça de la Revolució, Arnau Font explica que el incendio ha atraído a muchos curiosos preocupados por el incidente, pero también invita a reflexionar: “Es la punta del iceberg del incivismo. Cada año hay desperfectos y hace tiempo que lo denunciamos. Aun así, la reacción de las demás calles me ha sorprendido muy positivamente. Tapar decoraciones que han supuesto más de medio año de trabajo es un gesto de solidaridad brutal.”
Tapar decoraciones que han supuesto más de medio año de trabajo es un gesto de solidaridad brutal

Con lágrimas en los ojos, Manolita Domínguez, tesorera de la Asociación de Vecinas de la calle Providència, recuerda que no es el primer incendio que viven las fiestas: “En 2019 hubo uno, y otro en los años 90. Me cuesta entender cómo hay gente capaz de disfrutar con la destrucción. Los destrozos empiezan incluso antes de las fiestas, ya durante el montaje. Es muy triste. Verdi, de hecho, fue de los primeros en colocar carteles pidiendo respeto por los adornos, pero vemos que no sirven. Cada calle tiene vigilantes nocturnos, pero si es larga no puedes estar en todas partes al mismo tiempo; es, por tanto, una medida insuficiente.”
Los destrozos empiezan incluso antes de las fiestas, ya durante el montaje
En Gràcia, sin embargo, el mensaje es claro: frente al fuego y la destrucción, el barrio responde unido. Y la fiesta sigue adelante.