9 edificios emblemáticos de Barcelona que ahora están vacíos o en desuso

Proyectado por Lluís Domènech i Montaner en el actual parque de la Ciutadella, fue el café-restaurante de la Exposición Universal de 1888, el primer gran escaparate internacional de Barcelona. En 1892, reabrió como Museo de Historia, y 22 años después se convirtió en Museo de Zoología, hasta que en 2010 su fondo fue trasladado al Museo de Ciencias Naturales, en Diagonal-Mar. Actualmente, su acceso solo está limitado a investigadores. En su interior se conserva empaquetado el fondo que no se exhibe. Ahora, se está trabajando en el proyecto de nuevo uso.

Interior del Castell dels Tres Dragons

Fue construido en la actual avenida Rius i Taulet para acoger a los periodistas de todo el mundo que cubrieron la Exposición Internacional de 1929. Es obra de Pere Domènech i Roure, hijo de Lluís Domènech i Montaner. Fue dotado con la tecnología puntera de la época para el trabajo de los informadores, como servicio de correo y telégrafos, cabinas telefónicas, laboratorio fotográfico, biblioteca, salas de reuniones y trece dormitorios con baño. Finalizada la exposición, acabó siendo sede de la Guardia Urbana hasta los años 80. Desde entonces está vacío. Está previsto que se convierta en biblioteca y otros usos polivalentes. Se plantea tener listo para el centenario de la exposición, en el 2029.

Interior de la Casa de la Prensa

En la plaza de la Verónica, en la calle Avinyó, hay un edificio neoclásico conocido como el Borsí. Fue construido entre 1881 y 1883 para ser la sede del Casino Mercantil, donde tuvieron lugar sesiones de bolsa paralelas a las de la Bolsa oficial de la Lonja. Operó hasta el final de la guerra civil y se destinó a la escuela de Bellas Artes, actividad que mantuvo hasta 2009, cuando tuvo que ser desalojado debido a su deterioro. Actualmente, se está rehabilitando y se prevé que la primera fase de obras acabe en abril de 2025. Como la Casa de la Prensa, acogerá una biblioteca y varios espacios comunitarios.

Construido en 1922 para sustituir a uno mucho más modesto de 1906, el Faro de Montjuïc todavía hace sus funciones de forma automática desde la ladera de la montaña. Es un edificio de planta casi rectangular con tres pisos y la torre del faro. Antiguamente, incluía dos viviendas para los fareros y sus familias. El último dejó el edificio en 2000. La Autoridad Portuaria realizó un proyecto para habilitarlo como centro de reuniones, pero las obras se detuvieron debido a las protestas de grupos ecologistas, ya que se encuentra en una zona de reserva de biodiversidad. Una de las salas inacabadas tiene una vista privilegiada sobre el puerto gracias a grandes ventanales.

Vista del puerto desde el interior del faro

Se cerró en el 2008, cuando la sede de la Autoridad Portuaria de Barcelona se trasladó al World Trade Center, en el Moll de Barcelona. Erigido en el Portal de la Pau, tiene aspecto de palacio europeo. Se inauguró en 1907 para albergar la estación marítima de los pasajeros que viajaban a Baleares. Un restaurante, el Mundial Palace, abrió también en la planta noble. Hace solo unos meses que empezaron, por fin, las obras de rehabilitación. Ahora, los esfuerzos se concentrarán en tener lista la fachada para la celebración de la Copa América. Después está previsto que sea un centro de interpretación del puerto.

Lleva años cerrada y con algún problema estructural. La capella de la Misericòrdia, en la calle Montalegre, espera el momento de acoger la ampliación del ambulatorio del Raval. Fue construida en 1887 como segunda capilla de la Casa de la Misericordia –la primera es la que hoy ocupa la librería La Central–, una institución creada en el siglo XVI para atender a personas en situación de miseria y que ocupaba una gran parcela comprendida entre las calles Ramelleres, Elisabets, Montalegre, Valldonzella y Tallers. Se puede acceder, previa autorización, por un patio interior conocido como Pati dels Tarongers.

Interior de la Capella de la Misericòrdia

En la avenida del Marqués de la Argentera, en la esquina con el Pla de Palau, se alza la antigua Aduana, un palacio de finales del siglo XVIII. Realizó estas funciones hasta que a principios del siglo XX acogió servicios de la administración de Hacienda y el gobierno civil. Ya en democracia, se convirtió en Delegación del Gobierno en Cataluña. En 2008, al iniciarse unas obras de restauración, se detectaron problemas estructurales y, desde entonces, el edificio está vacío a la espera de su reforma. Fuentes de la Delegación del Gobierno aseguran que se van a licitar las obras durante el próximo mandato.

Al final de la Rambla se encuentra el edificio conocido como la antigua foneria de canons (antigua fundición de cañones), que se remonta a 1537, pero después de la caída de Barcelona en 1714, Felipe V prohibió que se produjeran más cañones. Se dedicó entonces a la elaboración de otros productos, como campanas. En 1777 se construyó un nuevo edificio de planta baja y un piso, y en 1844 Manel Girona instaló el Banco de Barcelona. Quebró en 1920 y tras la guerra civil pasó a depender del ejército, que instaló allí los juzgados y la farmacia militares. La planta superior se habilitó como viviendas para las familias de los militares. Recientemente, la Generalitat, propietaria del edificio desde 2003, anunció que en 2027 acogerá el Centro de Cultura Digital de Catalunya.

Interior del edificio de la Antiga Foneria

Interior del edificio de la Antiga Foneria