Las mejores tiendas de cómics de Barcelona

El opuesto de la tienda elitista y hostil, rollo Clerks. Cada buena tienda tiene su personalidad, y la de Arkham es la de Xavi Domènech: "Soy un camello cultural, y consumo mi mercancía", ríe. Desde hace veinte años ejerce de recomendador entusiasta y preciso (en un espacio reducido, tienen de todo). Domènech tiene un gusto exquisito (él no expone, comisaría, que digo yo) y la entusiasma hacer que los lectores obcecados de un género se interesen por otro. Hay que ir al generalismo: "Habremos madurado cuando una señora coja un cómic de humor para reír, o uno de terror para pasar miedo", dice. Amén.

Y del optimismo al pesimismo. En el vigésimo aniversario de Freaks -Enric Torres la abrió junto a Norma y Gigamesh para agrandar el triángulo friki, aunque no le guste el término -la tienda siamesa pierde un local. Torres, con toda la razón del mundo, se lamenta de que "el cómic se haya convertido en el padre tonto del cine. Ha hecho posible que haya películas y series de éxito -que a menudo traicionan el cómic- y esto no se ha traducido en un aumento de ventas. Si no empezamos leyendo cosas más sencillas que libros, tendremos una sociedad que no lee". Encontraréis un gran fondo de novedades y un catálogo de cómic estadounidense.

En 1982, Tere Guillén y Paco Valls convirtieron su gran afición por los cómics en una tienda que desde 2008 está en el 239 de la calle Gran de Gràcia. El día que fuimos, nos atendieron Gonçal Masó y Eduard Tuset, que hace muchos años que trabajan y que también aman el cómic tanto como la crítica ama a Alan Moore. Esto es un paraíso para los amantes de las viñetas, de los lectores más pequeños (los 'Super Patata' triunfan!) a los más veteranos (atención a la exquisita sección de cómic americano). Y para todo lo demás, del manga a los superhéroes de Marvel. Déjate recomendar: estás en buenas manos.

Propietario, único trabajador y gerente, Nico Rodríguez abrió Fatbottom en 2010; es un puñetazo, luego descubres, como los Transfomers, 'more than meets the eye': superhéroes, cómic de autor, underground, ensayo esotérico, una salita de expos y sección de autoedición. Constatamos que en Barcelona hay casi tantas tiendas de cómic como librerías. "En cierto modo, estamos viviendo una época dorada, porque esto ya no es un negocio. La falta de beneficios favorece la libertad ", valora.  

Pequeño milagro: en 2012, esta tienda de cómics, abierta en 1997, arrebató a Planeta los derechos de publicaciones del catálogo de DC y se constituyó como editorial ECC. El ritmo de publicación de las 'majors' de superhéroes es brutal, y aquí lo encontrarás todo; también fascículos de grapa a precios populares. Consumidores compulsivos de señores con calzoncillos por fuera, dos ventajas: todo el catálogo de ECC tiene un 5% de descuento. Y todo es primera mano, a precio de portada (aunque haga diez años que le espera os la cubeta). En Padilla, 22 tienen Cosmic Man, el paraíso de las figuras.

Sin lugar a discusión, la tienda más completa de Barcelona. Encontraréis una panorámica brutal de todos los géneros y manifestaciones pop vinculadas: desde figuritas hasta libros de historia del 'gaming'. Hay que tomarselo con calma: pasead por las tres grandes secciones (Estados Unidos, Europa y manga) y pensad bien como os gastáis el dinero, porque esto es un delirio. Abrieron en 1987 -donde ahora está la zona de cajas- y se han ido expandiendo como 'La cosa' de Carpenter hasta los 700 m². Eisner a la mejor tienda de cómics del mundo de 2018, por cierto.  

Imprescindible. Esta es la librería de cómics en activo más antigua: abrió el Sant Jordi de 1980 en la calle Templers y en 1986 se trasladó a Via Laietana. El local es grande, pero lo suficientemente asequible para no perder el factor de proximidad. Si os gusta el manga, poca broma: esta gente fueron los primeros que vendieron 'Akira' 'y 'Bola de Dragón', en 1989. En el piso de arriba, está el cómic europeo, de autor y manga. En el sótano, superhéroes. Y espíritu de servicio: "La novedad siempre tiene un lugar fijo, pero hay cosas comerciales fantásticas y hay que tenerlas", dicen. Y tienen saldos muy interesantes.

Un niño dentro de un cochecito canta la melodía de Batman mientras el padre pregunta a Gerardo Rouco, propietario de Smaug, cuando le llegará el pedido. Mientras tanto, me pierdo entre cientos de ejemplares ordenados en cajas: El Víbora, Totem, El Jueves... A los lados hay novela gráfica, manga, Marvel, una selección de Vertigo... Desde el 96, Gerardo vende y asesora a los lectores sobre qué llevarse. Entre recomendaciones, aprovecha para reivindicar los fondos de cómic de las bibliotecas de Barcelona, paraíso comunitario.

El Sant Jordi de 2019 hará tres años que Iris Bernárdez abrió Marcapáginas, un pequeño templo dedicado a la novela gráfica. Nos atiende, con jazz de fondo, Rosa, su madre, porque Iris está en la presentación de 'Carne de cañón', de Aroha Travé, en La Llama. Rosa me enseña el material. Mucha edición de La Cúpula, creadores de El Víbora, que ahora editan delicias como 'Rosalie Blum', de Camille Jourdy, que Rosa recomienda. Tienen una sección de cómic feminista que quita el hipo y una de niños que enamora (y que funciona muy bien, dicen). Muy recomendable.

Aunque cómics es lo que menos tienen, Chunichi es el palacio donde puedes vestir, tocar y comer lo que visten, tocan y comen los personajes manga y los protagonistas de la cultura pop oriental: tienen galletas Hello Panda, llaveros de Dragon Ball , peluches, figuras de coleccionismo y todo el merchandising imaginable de j-pop y k-pop; sobretodo de BTS, la boy band que revienta el éxito en Corea, y que también suena por los altavoces de Chunichi, desde 1995, acercando el manga a Barcelona.

Fernando Velasco abrió la librería Newton en 1985 (Riera Alta, 8, cómic antiguo y descatalogado, con piezas que se remontan a los 60) y Universal en 1995. Más que una tienda de cómics, esto es una categoría inmutable. Entrar aquí es pasear por un oasis pausado y humanista de cómic europeo, norteamericano y manga; trabajan las mismas personas –eficientes, discretos, expertos– desde hace décadas, y el librero tiene una sensibilidad especial a la hora de exponer lo que él considera más interesante. "No lo podemos tener todo, pero sí todo lo que nos piden los lectores", dice. Hay que llegar hasta el fondo, donde tienen una sección fabulosa de cómic estadounidense en versión original a buen precio y saldos de lujo.