Esta amplía y cómoda cafetería de especialidad tiene un marcado aire escandinavo, el minimalismo y la luz borbotones que gobiernan esta clase de negocios, pero uno de sus propietarios es brasileño, Marcelo, un auténtico apasionado de la cultura cafetera desde hace años. Lo encontraréis en una de las calles más transitadas y comercial del histórico barrio de Las letras. Ah, los perros son bienvenidos.
Cada vez resulta más fácil tomarse un café con garantías (y notas florales o cítricas) en la ciudad. ¿Por qué elegir uno mediocre? Vale, un espresso de estos nuevos cafés, que siguen apareciendo periódica y constantemente en nuestras calles, no cuesta lo mismo que el 'solo' del bar que tienes debajo de casa pero en muchos de estos sitios no solo tienen wifi para combinar cafeína y trabajo sino que sirven leche de la buena (incluidas las versiones vegetales), tienes muchas maneras de catarlo (de máquina a filtro, distintos orígenes, de cold brew a americano...), suena buena música y puede que hasta tuesten el café (de pequeños productores) que te vas a tomar. Aquí a tu flat white le puedes añadir una pieza de bollería artesana o quizás un bocado salado además de una conversación pendiente.
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