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La ola de novedades para comer en Madrid no cesa. Otra cosa es su supervivencia pasados los dos años. Resulta infinita la agenda de restaurantes y planes gastronómicos que ofrece la capital. Da igual la hora. Hay nuevas propuestas del brunch a la cena en una azotea. De un café recién abierto al rooftop de un hotel cinco estrellas. Ahora, que vamos a empezar a conquistar las terrazas estén en patios escondidos o a pie de calle, os damos tres pistas para comer bajo techo, con aire acondicionado y una carta repletas de atractivos.

Lina, platos viajeros y cuidado servicio en un restaurante aún por descubrir
A veces, las mejores decisiones requieren de una siembra progresiva de ideas para, un día, transformarse en realidades palpables, en frutos maduros. Tras mucho tiempo de conversaciones y esbozo de ideas, los hermanos Massimino, ideólogos de Lina, han apostado por crear un concepto de establecimiento en el que comer bien, beber bien y sentirse como en casa. El local, que lleva el nombre de su abuela y a la que rinde homanje, cuenta con una oferta gastronómica que mezcla culinarias y resulta en un mestizaje de sabores que destaca por su originalidad en el panorama "fusión" madrileño.

Kuoco, la aplaudida y asentada fusión de Rafa Bergamo eleva la apuesta
El venezolano Rafa Bergamo ha conseguido llevar la propuesta de Kuoco -que ya era una excelente opción para los amantes de la cocina fusión- a otro nivel coincidiendo con el cambio de ubicación. Después de nueve años conquistando a locales y foráneos con una propuesta que combina -con gran acierto- los sabores más potentes de Asia, Perú, México o la India, el plan es pasar a un siguiente nivel en todos los sentidos. Y esto es algo que se percibe desde que atraviesas la puerta de un local amplio, y a la vez acogedor, que seguro va a dar mucho juego. "Queríamos evolucionar tanto a nivel de sala como de cocina, sentíamos la necesidad de poder seguir mejorando", reconoce nuestro anfitrión nada más recibirnos y acompañarnos durante todo el recorrido.

Caja de cerillas, comedor minúsculo y cocina castiza de altos vuelos
Hay desembarcos discretos que llaman rápido la atención y cuya chispa prende por el boca oreja. Asociación rápida de ideas: la oreja frita de esta casa de comidas con maneras ilustradas… Ahí lo dejamos, juzgad vosotros. En una esquina achaflanada de Donoso Cortés, arrabal del tuétano foodie de Olavide y resto de hotspots chamberileros, Enrique Valentí se aposta tras la escueta barrera de su cocina medio abierta. Uno de los Hermanos Vinagre (como credencial más conocida) fija definitivamente su guarida en Madrid tras varias décadas de oficio en Barcelona. En Caja (fina) de Cerillas, literalmente diminuta, día y noche lo lleva dando todo desde su reciente apertura. No se esconde, trajina sin parar y lidera un equipo que practica una coreografía de servicio que cumple con las contadas mesas vestidas con mantel y organizadas para aprovechar el espacio al máximo. La bancada tapizada ayuda al acomodo.