Los japoneses llaman 'hanami' a esa costumbre tan arraigada a su cultura de observar la belleza de las flores. Un término que se utiliza normalmente cuando llega la época de floración de los cerezos y los nipones acuden a los parques cercanos a disfrutar de este fenómeno de la naturaleza. En Madrid podemos vivir una experiencia similar en La Quinta de los Molinos. Un parque bellísimo, construído en 1920 por el conde de Torre Arias y que desde 1997 está considerado como Parque Histórico. Tiene más de 21 hectáreas en las que hay plantados más de 6.000 almendros, además de olivos, pinos y eucaliptos, salpicados de varias fuentes y un lago. Todo el jardín histórico es bellísimo durante todo el año, pero llega febrero, las verdaderas protagonistas son las flores blancas y rosadas de los almendros, que desprenden además un olor embriagador. No hay movil ni perfil de Instagram madrileño que se resista.