En pleno corazón del Rastro, es una de la tiendas de nueva hornada más útiles, pues da nueva vida a todo tipo de muebles, sillas y sillones con su excelente trabajo de tapicería con telas propias creadas por diversos artistas como Abe The Ape por ejemplo. Además imparten cursos para enseñar a tapizar y diseñan sus propios cojines de la mano de su creadora, Alejandra Aguilar. Lo ideal es pillar un chollo en los puestos de la calle y llevarlo a que lo vistan.
El Rastro de Madrid, es sin duda uno de los sitios más populares de la ciudad, y de visita obligada para todo adicto a las cosas vintage. Sin embargo, El Rastro de 2017 casi no tiene nada que ver con el de hace unos años. La gentrificación (que alcanzó su cima con la aparición de un pop up de Ikea) lo ha transformado en una cosa, ni mejor ni peor, tan sólo diferente. Pasear por sus callejuelas es ahora parecido a estar por un barrio chic lleno de tiendas de decoración, librerías, cafeterías, tiendas gourmet, pero con la gracia de seguir disfrutando de las típicas almonedas 'old school', y los domingos de los puestos callejeros.
Atrás quedaron las calles donde se vendían animales, los puestos de berenjenas y encurtidos, los mercados ilegales de juegos de ordenador, las reuniones de cambios de cromos, los maravillosos puestos de 'bag ladies' ofreciendo todo tipo de cosas imposibles (mítica era una señora que vendía vinilos traídos en cientos de bolsas de plástico, o un señor muy anciano de origen magrebí vendiendo piezas dentales usadas, u otra matriarca de etnia gitana vendiendo abrigos de pieles), o simplemente los puestos de gente que iban allí a vender las cosas que ya no usaban, en plan precursores de Wallapop.
La caza de chollos es ahora mucho más complicada con la aparición de las tiendas vintage, que han encarecido todo en esta zona, destrozando de alguna manera el verdadero espíritu de lo debería ser un "mercado de pulgas" o un rastro: la caza de un objeto antiguo único pagando por él casi nada. Esta evolución ha hecho que todo sea mucho más caro, aunque también ha dotado de otro estilo mucho más chic al barrio de La Latina.
Sin embargo todavía es posible encontrar esos ansiados chollos y os vamos a dar las claves con estos consejos de supervivencia en El Rastro. Por donde hace décadas campaban a sus anchas traperos, buhoneros, chatarreros, ropavejeros, cacharreros, chamarileros, afiladores, charlatanes... pasean ahora hípsters, millonarias pijas, modernos de todo tipo, 'cool hunters', 'influencers' digitales o juntaletras de tendencias en plan postureo máximo para luego subir sus fotos a Instagram y otras redes sociales. ¿Será esto el principio del fin del Rastro madrileño? Seguramente no, es simplemente una evolución.
Así que hemos seleccionado una serie de tiendas para poder entender la evolución del Rastro. Desde las de toda la vida para buscar entre montañas de objetos y muebles apilados, a los espacios más de revistas de estilo para bolsillos privilegiados, pasando por nuevos conceptos que mezclan el diseño contemporáneo con el "chatarreo chic". El Rastro del 2017 es pura mezcla de estilos, lo que le convierte en uno de los más interesantes de toda Europa. Pasen y vean.
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