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Mezcaleria Oaxaca
Mezcaleria Oaxaca

Mezcal en Barcelona

Descubrid el exquisito licor de agave, una delicadeza alcohólica de alta graduación ideal para degustarla sola o en un cóctel

Ricard Martín
Escrito por
Ricard Martín
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Crece el interés por el mezcal, destilado mexicano sabio y reposado que desmiente la imagen de estudiantes con poco cerebro mordiendo limones, chupando sal y engullendo chupitos. La mentalidad del bebedor de mezcal es la misma que la de quien ama el buen whisky: “Dicen que se tiene que beber a besos”, explica el barman del Oaxaca. Puede tener de 40º a 50º, pero su graduación alcohólica es análoga a los matices que transmite. A diferencia del whisky, donde es necesario un producto de dos meses y veinte años en barrica, aquí hace falta una planta de veinte años de antigüedad y dejarla cocinar seis meses. Hay hasta 30 variedades de agave, y el mejor mezcal del mundo se hace con plantas de 35 años de vida. Aquí tenéis una lista de locales donde os introducirán en su consumo de la manera más didáctica posible (y el tostón no será tan tremendo). Y os regalamos una pequeña guía de degustación:

1. Coged una gota de mezcal con el dedo corazón y frotadla en la palma de la mano. El alcohol se evapora y queda el olor de ahumado.

2. A diferencia del vino, no se tiene que hacer una insuflación prolongada. Haced como un niño con mocos: oled la bebida, con la boca abierta para que circule el alcohol.

3. Salivad cinco segundos. Bebed y paladead. En el primer sorbo notaréis sabores dulces y amargos, y en el segundo, verdes y cítricos.

  • Restaurantes
  • Mexicana
  • Sant Gervasi - Galvany
  • precio 2 de 4

Entre mezcal y mezcal, que se puede tomar en cóctel, no podemos dejar pasar una carta de tapas impecable, cocina creativa iberomexicana en forma de platos como la ensalada rusa con un velo de hierbas, txangurro y chile de Jalapa, o las croquetas de maíz. Todo regado con este licor artesano, que si aprendéis a degustarlo es tan agradecido como el Rioja más corpulento y redondo.

Ocaña
  • Restaurantes
  • Mediterránea
  • El Gòtic
  • precio 2 de 4

Ocaña, un macroespacio que rinde homenaje al genial José Pérez Ocaña, quiere recuperar el espíritu transgresor de este artista tan poco reivindicado por el estamento oficial. Y es ambicioso: en el centro de la Plaza Real, alberga un café donde se puede comer todo el día, un restaurante mexicano y Apotheke, una coctelería creativa. Vale la pena visitarlo, y disfrutar de la monumentalidad y amplitud del espacio.
Brilla con luz y nombre propio Ocaña DF, un híbrido entre mezcalería y restaurante mexicano donde las recetas tradicionales se reinventan con producto catalán. Como por ejemplo, una 'quesadilla' con rebozuelos y trompetas de la muerte. La coctelería es atrevida y de sabores naturales: probad el Conejo Muerto, que lleva jugo de zanahoria, jarabe de curry y mezcal.

Preguntadle al barman, Adrián Hernández, que es de Oaxaca y os ilustrará sobre qué podéis y no podéis hacer con esta bomba alcohólica que es el mezcal.

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  • Restaurantes
  • Mexicana
  • Sant Antoni
  • precio 2 de 4

La taquería d'Albert Adrià, Niño Viejo, es diversión pura: los tacos son para chuparse los dedos, el de huitlacoche (hongo del maíz), pero sobre todo las carnitas, costilla y piel de cerdo. Pero además de tradición popular mexicana, tenemos el toque Adrià: el pollo con adobo de achiote y barbacoa en el Josper es una de las delicias que si no las pides, te pierdes media comida.

La coctelería mexicana se aposenta en las barras: Albert Adrià explica que en un día han vendido 120 margaritas, que también se pueden hacer con mezcal (de hecho, es la manera ideal de iniciarse en este licor tan exquisito como potente).

  • 4 de 5 estrellas
  • Bares y pubs
  • Mezcalerías
  • El Gòtic
  • precio 1 de 4

El mezcal es un líquido maldito en Barcelona: sus efluvios casi psicodélicos no están hechos para hígados adormecidos por el cubata de toda la vida. Cuesta encontrar trincheras revolucionarias que veneren este brebaje mexicano, tendréis que buscar pistas como chuchos famélicos para llegar a rincones como el Antojo, la mezcalería de culto del Gòtic.

En esta taberna mexicana se ruega cada noche a los dioses de Oaxaca, el estado donde se ordeña el mejor mezcal del planeta. La idea del Antojo es enviar al visitante directamente a esta tierra para que disfrute de una inmersión etílica mexicana de verdad. Tienen un muestrario sensacional y, además de ofrecer las principales marcas del mercado, juegan con un par de etiquetas infalibles: el Koch (7 variedades) y el Real Minero (3 variedades), dos mezcales artesanales paridos en Oaxaca que recomiendan probar a secas, sin florituras ni acompañamientos estrafalarios. Además, Moisés, el ideólogo del local, nacido evidentemente en Oaxaca, siempre que visita México vuelve a Barcelona con la bolsa llena de botellas para'connaisseurs'. Si no estás preparado para el viaje, siempre podrás decirle al barman que te haga un cóctel con mezcal para aligerar la ingesta.

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Oaxaca Mezcalería
  • 5 de 5 estrellas
  • Bares y pubs
  • Coctelerías
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera
  • precio 3 de 4

Una coctelería mexicana de verdad es posible. El Oaxaca es un templo gastronómico muy conocido entre los sibaritas de la comida mexicana, pero lo que quizás no sabe tanta gente es que a su lado se encuentra la mezcalería del mismo nombre, un espacio celestial donde la alquimia etílica del tequila y el mezcal no tiene secretos para el bartender. El rincón perfecto para llevar a la pareja y saltarse la cena, no sé si me entendéis.El Oaxaca es un campo de minas para enamorados y parejas que necesitan un empujoncito. Cálido, sensual, con un mobiliario exquisito, comedidamente exótico, este espacio invita a buscar uno de los sofás de piel marrón más recogidos y dejar que se encienda la chispa. La carta de cócteles es un pecado desde la primera hasta la última letra. Seguramente es el lugar con más marcas de mezcal y tequila que he visto en mi vida, la lista de margaritas hace que me muerda el labio -¡hay uno de chocolate y frambuesa!-, pero para subir la temperatura nada mejor que un clamato, un bloody mary a la mexicana con sabor de almeja, y un vampiro en bolsa, obra de arte con pulpa de tomate, tequila, guindilla y especias. ¡Fuego!

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