Campos de fútbol gratuitos en Barcelona

¡Seguro que la habéis visto! Cerca del parque más famoso de la ciudad y compartiendo pared con el Centro Deportivo Municipal del barrio, se levanta esta clásica pista de calle (Paseo de la Circunvalación). Cemento grisáceo, porterías rojas y blancas sin red y bien bañada por el sol. La puerta está abierta y casi siempre está a tope así que si sois vergonzosos y preferís jugar solos o con compañía conocida, pasaos por la mañana o al mediodía. Eso sí, llevad protección, gorra y demás. ¡No hay sombras a la vista!

O fútbol o baloncesto. ¡No os peleéis! En el Parque de la Pegaso se encuentra una de las pistas más activas de la ciudad con cuatro cestas, dos porterías y una zona de voleibol un poco más allá. El dilema está servido. Ahora, como buenos hermanos haced un 50-50, quedaos con la mitad de la pista y una portería y dejad la otra parte para los Gasol y compañía. Una vez pongáis la pelota en juego recordad, hay que salir del área antes de hacer gol. Además, el parque tiene rincones para todos los gustos. Zonas recogidas llenas de árboles y otras abiertas para dejaros bañar por el sol. Lo mejor, sin embargo, es un canal de agua que rodea todo el espacio y que está cruzado por diferentes puentes que os harán sentir como dentro de una pequeña aventura.

Brazos de hormigón que son como olas, montículos cubiertos de hierba y, de fondo, una mezcla de bloques inmensos, modernos y acristalados y grandes chimeneas que recuerdan el pasado fabril del barrio. Sí, estamos en el Parque de Diagonal Mar. En la zona más diáfana del espacio, justo al lado de Selva de Mar, encontramos la zona 'de juegos'. Reíd, reíd. Una pista de cemento con una portería a cada lado, pintadas de amarillo y negro, arena por los alrededores, y ningún obstáculo que os cierre el paso. No hay líneas marcadas ¡es fútbol callejero! ¿Para qué las queréis?

Inmensa. Así se nos presenta la explanada de cemento del Parque del Clot. Aquí podréis hacer un buen partido de once contra once con público incluido. ¡Hay gradas! Un puñado de escalones que rodean la pista y donde podrán sentarse amigos y conocidos para veros jugar. ¿En el escenario? ¡Tres porterías! Sí, es extraño pero sirve. Son básicamente arcos porque sólo se conserva una red. Allí donde queda la parejita podréis hacer la pachanga de turno y la tercera que no tiene media naranja ya va bien para hacer una tanda de penaltis o un partido con un solo portero. Eso sí, aquí también os tocará entenderos con los del baloncesto porque hay dos canastas que os pueden dar un poco la lata.

Tenemos una escena de Oliver y Benji grabada en la mente. El feroz Mark Lenders entrenando en la playa para recuperar su fuerza y volver a ser el tigre que ha sido siempre. Si al líder del Muppet la combinación de agua de mar, arena y fútbol le funcionó para ponerse más fuerte que nunca... merece la pena copiarlo. En la Playa del Bogatell hay una zona pensada para jugar al fútbol y organizar un partidillo con dos arcos de hierro que hacen de porterías. Corred por la arena es otra historia ¡Probadlo!

¿Tenéis cuatro chaquetas a mano? En el Parque del Turó de la Peira os irán de perlas. Desde este jardín de Nou Barris veréis Collserola, el mar y podréis subir hasta un mirador situado a 140 metros. ¡Vistas, vistas! Entre sus caminos, su verde y sus mesas de dominó, también se esconde una explanada ideal para tocar el balón. En principio está pensada para jugar al voleibol pero, normalmente, no hay red así que plantad la ropa a ambos lados y con las porterías listas... piiiiip. ¡Que empiece el partido!

Son un oasis. Unos jardines donde se respira tranquilidad y pausa. Y vosotros os acercáis a romperla. ¡Adelante! En este parque donde todo es armonía –fue construido para hacer más agradable la vida de los usuarios del centro asistencial que había en origen–, la cancha de fútbol parece totalmente fuera de lugar. Eh, pero no le haremos un feo ¿verdad? Dos porterías y también una canasta de baloncesto. Además, el espacio queda bien rodeado por una red que os ayudará a que el balón no se os vaya lejos si tenéis la puntería un poco oxidada.

Hay un campo de fútbol de hierba, sí, pero no os fijéis en él. ¡No podréis entrar! Eso sí, no sufráis, el Recinto de la Escuela Industrial es una mina. Ya podéis volver a sonreír porque hay una pista polideportiva esperándoos. Aunque de entrada parece cerrada, a ambos lados, la red que la rodea se abre para dejar paso. Tierra verde, líneas de todos los deportes imaginables y las porterías rojas y blancas de toda la vida. A la salida, una fuente de agua para remojaros después de tantos goles.

La meca de los 'domingueros'. Es el plan perfecto. Al Parque de la Trinidad se va, primero, a hacer un poco de deporte y después, una buena barbacoa. ¡Ñam! Baloncesto, dos pistas de tenis y, también, una zona que sirve para jugar a frontón pero también a fútbol. Aquí son prácticos. En la pared azul del fondo dibujan tres líneas y ya tienen la portería. No hace falta más. Con el paso del tiempo el espacio deportivo ha quedado un poco deteriorado pero es gratis y, en cualquier caso, ¡la 'Trini' mola!

Sois seres contradictorios. El negocio del fútbol os hincha la vena e intentáis pasar de él pero siempre que veis una pelota os lanzáis como locos. Es como aquella ex pareja de la que es imposible despegarse. ¿Improvisamos un remedio? Tiene un nombre parecido y para pasar el mono os irá bien: Futtoc. Es una fusión entre el fútbol y el tenis de mesa. Nacido en Barcelona, ​​la cosa va de pasar una pelota a ambos lados de la mesa dejando que bote sólo una vez y golpeándola con cualquier parte del cuerpo excepto las manos. El balón es de fútbol, ​​claro. ¿Dónde? ¡En la plaza de las Glòries!