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Ni caro, ni gourmet, ni para turistas: así es El Xiquet, la vermutería valenciana de Sant Antoni

Abierto en abril, este nuevo local ofrece delicias de Castellón como 'rosquilletas' Pastor, quesos, embutidos y cocas, e incluso el carajillo típico con azúcar, canela y limón

Mireia Font
Escrito por
Mireia Font
Editora de gastronomia
Equip de Vermuteria El Xiquet
Foto: Vermuteria El Xiquet | Vermuteria El Xiquet
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Nada más entrar, a mano derecha, hay un cartel de Alta Gildería que sentencia: “Si nos toca ser la generación que jamás podrá comprarse un piso, nos gastaremos el dinero en comer fuera, gildas, vermuts y cafés”. Ramón Torlà es el dueño de la vermutería El Xiquet (Gran Via, 480), es de Coves de Vinromà (Castellón) y tiene 25 años.

Miembro del grupo castellonense de rock rural Espardenyes, hace ocho años se instaló en Barcelona para estudiar interpretación, pero acabó trabajando como técnico teatral hasta que decidió emprender en el mundo de la hostelería: “Ni caro, ni gourmet, ni para turistas. Yo quería abrir un bar dirigido a la gente de aquí”. Dicho y hecho. Lo inauguró a finales de abril, con la ayuda de sus amigos Pino Achile, argentino, y Marc Torres, alicantino.

“Ni caro, ni gourmet, ni para turistas. Yo quería abrir un bar dirigido a la gente de aquí”
Gildes de Vermuteria El Xiquet
Foto: Vermuteria El XiquetVermuteria El Xiquet

De Castellón, El Xiquet ofrece snacks clásicos —patatas fritas J. Garcia, de pimentón e indianas, y 'rosquilletas' Pastor (palitos de pan plano, salado y seco)—; quesos de Tot de Poble: “Es una quesería covarxina de mucho nivel: uno de sus quesos de oveja quedó segundo en un concurso nacional. La producción es pequeña y apenas llega a restaurantes de renombre como el de Quique Dacosta en Denia”. Aquí podéis degustar el curado, el semicurado, el de trufa y el de hierbas. Los embutidos son de la charcutería Besalduch, también de su pueblo: longaniza de Pascua, de canela, picante y butifarra seca.

Y cocas. “Primero empezamos a servir las del norte de la provincia, que son parecidas a las de 'recapte', pero ahora hemos empezado a hacer las más típicas, las rellenas de tomate, pimiento, piñones y atún, más similares a las empanadas”. Varían según el día: a veces son de espinacas con huevo y bacon, o de jamón dulce, queso y rodajas de tomate. Un regalo: 4 euros la coca. “Sinceramente, cuando abrimos pensaba que no funcionarían porque no se conocen mucho en Cataluña. Ahora es uno de nuestros puntos fuertes de la carta”.

"Las cocas son uno de nuestros puntos fuertes de la carta”
Vermut Rescat de Malaerba
Foto: Vermuteria El XiquetVermuteria El Xiquet

De fuera de Castellón, ofrece ocho tipos de gildas (entre 2 y 2,20 euros) y tres tipos de aceitunas (entre 3,50 y 3,80 euros): las bombas picantes (con guindilla y ñora), las cachondas (cebolla encurtida) y las de mojo-romesco. “Todo es de Aceitunas 92 de Viladecans, un proveedor fantástico que conocí en el mercado de Sant Antoni”.

Por cierto, tenéis que saber que, a partir de septiembre, amplían la carta con tapas calientes y bikinis. Ya han empezado a probar con el de gilda: piparras, anchoas, aceitunas y pepinillos picados, con mostaza y queso fundido. ¡Promete!

Inevitablemente, el vermut es la estrella de la barra. Podéis elegir entre el de la casa, que es un reserva de Reus (2,5 euros), Macarrilla de Berga, Lo Bernat de Batea, Yzaguirre y el especial: el Rescat de Malaerba (5 euros). Es de una pequeña empresa familiar de Benlloc que rescata cultivos autóctonos de naranjos y olivos en peligro de abandono, y lo elaboran con piel de naranjas peladas a mano y uva forcallat. “Sus aceites también son buenísimos”, recalca Ramón.

En vinos (entre 2,50 y 4,80 euros), encontraréis de la Terra Alta, Montsant, Rioja, La Mancha, Navarra, Albariño y un Malbec argentino en honor a Pino. También tienen cervezas de tirador y embotelladas (Turia, Estrella, Oro Bilbao).

¿Falta el carajillo típico de Castellón con azúcar, canela y limón? ¡Claro que no! Por 2,50 euros es vuestro.

Vermuteria El Xiquet
Foto: Vermuteria El XiquetVermuteria El Xiquet

“Soy consciente de que hay muy poca gente de mi generación que pueda emprender un negocio como este en Barcelona, así que tenía claro que la vermutería debía ser un espacio de encuentro donde quien tenga un proyecto artístico pueda mostrarlo”, explica. Estad atentos a su Instagram, porque allí publican su programación de actividades. De momento, han organizado un taller de sketching y un buen puñado de conciertos acústicos. “Pronto montaremos un taller de joyería 3D inspirada en el mundo de las gildas, dirigido por la artista visual Tana Lakale”.

Quien viva en Sant Antoni quizás recordará que aquí estuvo la crepería china Xianhui Jie 2, ahora en Sagrera. Después hubo una hamburguesería y, finalmente, un local de yogures helados que no acabó de funcionar. Ramón aprovechó la estética futurista y la blancura del último negocio y le añadió su toque personal: botas de vino, tocadiscos, vinilos, pizarras y botellas de sifón. La clientela es diversa e intergeneracional. “Pensaba que en verano solo tendríamos turistas. Pues no. Ha venido un montón de gente del barrio, estoy muy contento”.

Vermuteria El Xiquet
Foto: Vermuteria El XiquetVermuteria El Xiquet

El nombre de la vermutería viene de un apodo que le puso la soprano vasca Miren de Miguel a Ramón cuando trabajaron juntos en L’Auditori. “Quise aprovecharlo para bautizar la vermutería. Todo el mundo sabe el significado de esta palabra valenciana, y es perfecto para el local porque da una pista de qué va”. La identidad gráfica es una pasada: obra de Osmosis Estudio, es una reinterpretación contemporánea de la iconografía clásica de los sifones.

En una de las paredes del baño de chicas hay una pintada hecha con rotulador que dice: “Las cosas buenas de la vida, un desayuno con buenos amigos, cerveza fresca en vaso de cristal helado, salir a la fresca y oír hablar a las abuelas. Las cosas buenas de la vida, unas buenas cartas en una partida, el solecito mediterráneo, sentirse libre al salir del armario. Las cosas buenas de la vida, el vermut de antes de comer, un carajillo muy bien quemado, subir al Penyagolosa y no estar cansado”. La vermutería El Xiquet existe para recordárnoslas todas.

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