7 lugares para viajar sin salir de Barcelona

Que su fachada clasicista no os engañe. Dentro de la casa que se hizo construir la empresaria Josepa Marsans i Peix –hija de los dueños de la Banca Marsans y propietaria de la primera agencia de viajes de España– encontraréis reflejada su pasión por conocer mundo. Su acertada mezcla de estilos la ha hecho patrimonio cultural europeo. Os quedaréis embobados con los coloristas arcos de diseño neoárabe. Actualmente es el albergue Mare de Déu de Montserrat.

Si pensáis en Venice Beach, os vendrán a la cabeza palmeras, chicos y chicas con cuerpos esculpidos a base de deporte, algún personaje extravagante y patinadores. El símil en Barcelona lo encontramos en el skatepark de la Mar Bella. Se inauguró en 2014 y ver a los skaters –de monopatines y patinetes– haciendo trucos imposibles es una maravilla. No menospreciéis a los más jóvenes: ¡tenemos una buena cantera de futuros ganadores de los X Games!

Dicen que el dragón de Komodo es el último gran saurio de la tierra y lo encontraréis, en libertad, solo en las islas de Komodo, Rinca, Flores, Gili Motang y Gili Dasami, en Indonesia. Son animales fascinantes, vulnerables –a pesar de estar preservados, cada vez hay menos– y peligrosos: su saliva contiene más de 50 bacterias. Antes de viajar a Asia, los podréis ver de cerca en el Zoo de Barcelona.

Además de probar y comprar tés de medio mundo, en Caj Chai también os acercarán a una de las tradiciones milenarias de China, la ceremonia del té. Solo se hace con reserva previa y podéis escoger entre la ceremonia Kung Fu –en silencio, más meditativa y que busca la perfección en cada gesto e infusión– o la Bowl Tea –más informal, de relajación y que rinde homenaje a la leyenda de cómo se descubrió el té–. Dejaos guiar por Antonio Moreno y toda su sabiduría.

De acuerdo, la humedad barcelonesa se engancha hasta el tuétano, pero no tiene nada que ver con la meteorología amazónica. Os podéis ir ambientando visitando el Bosque Inundado del CosmoCaixa: con una temperatura constante de 28 grados, 1000 m² y unas 40 especies autóctonas. Ojo, porque como en el Amazonas, también llueve por sorpresa.

Tenemos una Estatua de la Libertad en Barcelona. ¡Sí! Más pequeña y mucho menos famosa que la de Nueva York, ¡pero es nuestra! Antes de coger el ferri desde Manhattan, pasad por la Biblioteca Pública Arús y buscad las diferencias con la que Francia le regaló a los americanos. De paso, podéis aprender más sobre masonería.

Paseando por Roma te vas encontrando con restos arqueológicos a cada paso. Igual que en Barcelona –salvando las distancias– en la zona centro. Es un placer reconocer el pasado romano de tu ciudad sin necesidad de abrir libros de texto. La necrópolis, el Templo de Augusto, lo que queda de la muralla...