Los mejores restaurantes para comer ensaladas en Barcelona

Bajo el lema 'good food, good mood', que se lee en el póster que corona el local, contemporáneo y cosmopolita, Juice Rodríguez apuesta por una cocina saludable (y divertida, insisten) basada en cuatro pilares: zumos, smoothies, sandwiches y ensaladas. Entre estas últimas encontramos maravillas como la Asilah (con cuscús, garbanzos, verduras, almendras, pasas y dressing de yogur) y la de espinacas, huevo poché, tomates secos, manzana y fruta seca.

Cuando llamas al Iposa y alguien te contesta “Mossos d’Esquadra, buenos días”, sabes que es un sitio en el que reina el sentido del humor y la imaginación, cosa que se traduce en una carta de ensaladas que le ha dado fama: “Cuando abrí hace 15 años solo venían chicas”, explica Sebastian, propietario y autor de la broma telefónica. Ahora la carta se ha ampliado, pero las ensaladas siguen. ¿Ejemplos? La de pasta y langostinos con eneldo y la de espinacas, mollejas de pato y picatostes. A mediodía hacen medias ensaladas a 3 euros.

La ensalada de mozzarella de búfala del Empordà es un clasico de un local que apuesta por la creatividad, el 'slow food', el km 0, el comercio justo y el respeto al medio ambiente. Y que sabe perfectamente que aunque “la mozzarella catalana no es tan gustosa como la de la Campania”, también es muy buena, y en la vida, por encima de todo, hay que ser coherente.

El restaurante del Hotel Brummell del Poble-sec, arriba de todo de Nou de la Rambla, tiene una terraza interior encantadora y una carta muy interesante que apuesta por la cocina de temporada con toques suramericanos, ligera y saludable. Esta filosofía se traduce en una selección de ensaladas que van desde la más clásica, llamada del huerto urbano, con frutas y verduras de temporada, hasta el más exótico 'kimchi' de col, flor de calabaza y cilantro.

En la carta de este bistrot 'fashion' de espíritu heterodoxo encontramos hasta 10 ensaladas, desde la clásica César hasta otras de marcado carácter francés, como la de arengues y patata tibia, y la de judía verde con virutas de foie y parmesano. Que las ensaladas tengan protagonismo no quiere decir que en el Cafe Emma no podamos ejercer de 'bons vivants' parisinos y acompañar, por ejemplo, nuestra ensalada de bogavante con unas ostras.

Este paraíso gastronómico donde todo el mundo es delgado, atractivo y parece en harmonía con sí mismo, hace una cocina flexiteriana (vegetariana flexible) creativa y deliciosa. Flax & Kale es este lugar, hasta ahora impensable, donde incluso tú podrías ser vegetariano, un espacio lleno de platos multicolor que se enorgullece de no ser ortodoxo y ofrece un 20% de recetas con pescado.

Este restaurante acristalado, luminoso, muy agradable, ofrece lo que ellos llaman cocina de temporada, que se manifiesta en una carta dividida en cuatro apartados: crudo, baja temperatura, fogones y plancha. La sección llamada Crudo nos depara maravillas como el cuscús con brócoli, fruta y fruta seca, las esferas de mozzarella fresca con tomate y hierbas aromáticas y el cebiche de corvina fresca con naranja, cilantro y lima.

Parlament es, quizá, la mejor calle de Barcelona donde constatar que la clásica ensalada de lechuga-tomate-cebolla ha sido felizmente sustituida por propuestas más creativas e ingredientes llegados de ultramar. Nos lo demuestra la oferta de este establecimiento informal especializado en zumos que nos propone platos como el llamado tabule caribeño (con semillas de cáñamo, menta, cilantro, aguacate y palmito) y la ensalada de quinoa con boniato, arándanos, espinacas y queso de cabra.