En el número 18 de la calle de los Libreros, sin rótulo ni más indicación que la propia dirección, una doble puerta (la segunda de ellas, con timbre) esconde la entrada a Satán, la coctelería que rinde un homenaje al local del mismo nombre que el pintor cubano Mario Carreño abrió en 1934 en la capital. Aquella coctelería permaneció abierta durante toda la guerra civil y también gran parte de la dictadura franquista. Fue, en aquel tiempo, lugar de encuentro y diversión para todos aquellos que se encontraban, entonces, en los márgenes del sistema. Dada la condena de los sectores conservadores y de la iglesia por su estética, su nombre y por el tipo de fiestas que allí se celebraban, el régimen franquista le obligó a cambiar su denominación por "Tarzán", borrando para siempre de su identidad el nombre que ahora recupera este nuevo "Satán" en Madrid.