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Las mejores calles de Madrid para ir de cañas y comer

Aquí puedes desayunar, comer y tomarte una copa a última hora. Recorremos algunas de las calles más nutridas de bares, tabernas y restaurantes

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El boom gastronómico de la calle Ponzano tuvo hasta su propio hashtag, #ponzaning. Y aunque el ritmo de aperturas se mantiene en esa zona de Chamberí, parece que Retiro ha consagrado su tirón entre los más gourmets a golpe de tabernas de siempre y nuevas aperturas. Muchas son las zonas de bares de Madrid por las que irse de cañas con amigos o sentarse a comer en alguna taberna. Hay para todos los gustos. Aquí te damos varias muestras repartidas por distintos barrios. De La Latina a Chueca, de Lavapiés a Malasaña...     

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Menéndez Pelayo

Sí, somos conscientes de que no es precisamente una calle pequeña. La buena noticia es que todo lo que nos interesa para este listado se concentra en el tramo que va desde O’Donnell hasta la esquina con la Plaza del Niño Jesús. Dicho de otra manera, una vez llegas a Arzábal Retiro, que es uno de los que impulsó la zona hace ya 15 años, lo de Menéndez Pelayo es un no parar. Aquí se viene a disfrutar del marisco más fresco y del tapeo de calidad en Sanchís, que es junto a Barrio Húmedo y La Bodeguita del Arte de las opciones más interesantes para empezar la noche. Por el ambiente, porque los tres tienen terraza y por el buen producto que manejan (cada uno en su estilo). Otro de los grandes bastiones de la zona es Cruz Blanca Las Murallas (no confundir con el de Vallecas), que tiene de las mejores vistas al Retiro y es perfecto tanto para desayunar como para menú del día o, cómo no, para tomar unas cañas en cualquier momento. Acompañadas, eso sí, de un pincho de tortilla, unos huevos rotos con jamón o unas bravas con alioli. Los hay también que combinan una acogedora zona de bar con un restaurante con mayúsculas. En este último grupo entrarían tanto Zoko, el espacio gastronómico para los amantes del atún, como la arrocería Berlanga, donde tienen otras muchas opciones para compartir –que no son arroz– más que recomendables. Si buscas algo más rápido e informal, apunta Pico Fino y Hasta Los Andares. No vas a encontrar elaboraciones con muchas florituras pero sí chacinas de calidad, ensaladas, tostas y un trato por parte del personal de los que siempre se agradecen.

Argumosa

La calle más famosa de Lavapiés, y una de las zonas de bares de Madrid más mítica, aglutina toda la esencia multicultural del barrio en sus tascas castizas y sus restaurantes asturianos que se alternan con locales de cocina hindú, vegetariana o incluso marroquí. Si la recorréis de arriba abajo llegaréis desde la Plaza de Lavapiés hasta espaldas del Reina Sofía, donde precisamente se emplaza Nubel, un bar-café-restaurante-local de copas que enamora desde el primer vistazo. Aquí ha abierto recientemente la estupenda cocina (y coctelería) de Tatema y tenéis el nuevo templo del barrio para aficionados al vino. Se llama La Caníbal, de los mismos dueños que O Pazo de Lugo. No os vayáis sin probar la cocina casera de Achuri, ni sin tomaros unas cañas en La Playa de Lavapiés o sin probar la sidra y el cachopo de la Casa de Asturias.

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Recoletos

Jorge Juan en plan más discreto. Así se podría definir esta calle paralela que deja de lado las tiendas de moda para centrarse únicamente en la hostelería. Aquí hay negocios de todo tipo, para todos los bolsillos y todos bastante recomendables. En un lado, las famosas hamburguesas de New York Burger. En el otro extremo, la animadísima parroquia de La Vanduca, ya en la esquina de la calle Columela, y su versátil cocina (pasan de croquetas o salmorejo a un rico bao de cochinita pibil). Por el camino, la alta cocina marroquí de Al Mounia, el galardonado italiano Noi, de Gianni Pinto, el buen género vegetal y cárnico de La Vaca y la Huerta, el “plant based” de moda Mudrá y la reciente coctelería Harrison 1993. Si la cosa se alarga, los divertidos tragos de Carlos Moreno (Grupo Larrumba) nunca fallan. 

Meléndez Valdés

Es una de las calles son más solera de Argüelles, aunque no es la única. Es una de las preferidas de los universitarios y también de aquellos que se licenciaron hace décadas. ¿El motivo? Que allí se encuentran dos bares con solera como Rosado y Morales El Atómico. Ambos son de esos templos a los que peregrinar recurrentemente porque siempre se tiene la garantía de que se va a disfrutar de las cañas, del vermú y de raciones tan castizas como la tradicional oreja a la plancha, las patatas bravas, las croquetas o las rabas. Para los que además de comer y beber rico, valoran que haya buen ambiente y música decente, está La Tremolina. Aquí el plan consiste en tapas para todos los públicos (cecina, queso, etc.) con jazz de fondo. Por si esto no fuera más que suficiente, a unos metros hay una sucursal de la hamburguesería Don Oso que no tiene nada que envidiar al original (situado en la vecina Donoso Cortés). Es el lugar idóneo para tomar unas cañas con los amigos antes –durante y después– de comer unas hamburguesas, perritos o sándwiches de los que ya empiezan a escasear en la ciudad. Si eres de los que suelen terminar la noche con un kebab de los de verdad, debes saber que uno de los mejores de Madrid, sino el mejor, se encuentra justo al final de esta calle (llegando ya a Princesa). Se llama Kebab House, lleva en pie desde 1978 y, aunque el libanés Romel ya se jubiló, sigue siendo toda una experiencia visitar su legendario local. Y si, por el contrario, eres de pico fino y te apetece darte un homenaje hispano-asiático en clave street food, tu lugar es Nakeima. Vas a comer de fábula, siempre y cuando hayas ido temprano al local para hacer la correspondiente cola, ya que no admiten reservas.

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Espíritu Santo

Sin duda, una de las más calles más activas y visitadas del barrio, a un paso de la popular plaza de San Ildefonso. Aquí, lo mismo te puedes comer una cecina de campeonato en Casa 28 o una porción de tarta en el Lolina Vintage Café. Una calle donde cabe un plato cocinado por una comunidad Hare Krishna, un sándwich de acento chileno (San Wich), el laterío seleccionado de La Colmada, el paraíso vegano de los amantes del aguacate en Avocado Love o alguno de los baos de Toy Panda. Termina el día con un cóctel en La Dominga o un bocata de pastrami en Coco Bar. 

Ibiza

En la calle que da nombre a este emblemático barrio próximo al Retiro da gusto perderse, da igual la época del año. Tampoco importa si buscamos una ruta de bares para ir con amigos o un plan más de pareja (o dobles parejas), las opciones son muchas y muy variadas. Si empezamos por la zona más próxima al metro es prácticamente obligatorio hacer una visita a la barra de KultO, sobre todo si te tira el picoteo andaluz en un ambiente desenfadado. También son planes muy divertidos los que proponen Mercado de Ibiza, con cocina non-stop y muchas opciones para compartir; el imperdible Caíño, un winebar donde se pica de lujo y –por qué no– también se tiran cervezas; y esa taberna llamada La Retasca, donde poder devorar desde una tortilla de patatas (que firma el gastrónomo José Carlos Capel) hasta sus infalibles gildas o un pulpo a la brasa de llorar. Otras opciones en el ecuador de la calle Ibiza nos llevan a las concurridas terrazas de John Torres o Distrito Burger, donde la cerveza bien fría se acompaña de elaboraciones sabrosas para comer con las manos. O el BuleBar de Ibiza, donde la ensaladilla y los huevos rotos con chistorra nunca faltan en las comandas. En el otro extremo de la calle se encuentran varias opciones con menú del día y bares tan icónicos como Ibiza 74, donde disfrutar de unas cañas, infinidad de tapas o unos churros recién hechos a cualquier hora del día. Si el picoteo no ha sido suficiente, siempre puedes rematar la faena en el mítico restaurante chino Dong Feng, fundado en 1981, o con unas gambas al ajillo de La Casa del Abuelo (dicen que son las mejores de Madrid). 

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Jorge Juan

Es, probablemente, y sin que suene ofensivo, la calle más “pija” de la ciudad. También, porque lo es, una de las más bonitas y una de las mejores zonas de bares de Madrid. Las más exclusivas firmas de moda y los restaurantes más “top” de la capital se juntan en esta arteria, especialmente en el tramo que une Serrano y Velázquez. ¿Empezamos con la lista de nombres en los que todo el mundo quiere reservar? El Lobito de Mar de Dani García, Amazónico, Quintín, el icónico El Paraguas, primero del grupo que abrieron los reyes Midas Sandro Silva y Marta Seco… Más allá de modas, La Bienaparecida, allí mismo, es uno de los mejores restaurantes de la capital, emblema gastronómico de reminiscencias cántabras del Grupo Cañadío. En La Parrilla de La Máquina, el buen género de la empresa en carnes y pescados se pasa por la brasa con un ambiente repleto de "gente guapa".

Echegaray

Dicen que es la calle con más bares de España y no andan muy desencaminados. Está situada a espaldas del Teatro Español, cerca de la popular Plaza de Santa Ana y une la calle Huertas con la Carrera de San Jerónimo y este año se ha coronado como la mejor calle de Madrid. Aquí tradición y modernidad también se funden, alternando locales presentes hace años como Donzoko o La Venencia con espacios más nuevos como las pizzas y cervezas artesanas de Brew Wild Pizza Bar o el ya famoso Chuka Ramen Bar, un imprescindible si el ramen se ha convertido en vuestro plato favorito. También aquí se encuentra Casa Lobo, el renovado restaurante (también su carta) del Gran Hotel Inglés; uno de los tablaos flamencos más famosos de Madrid, el Cardamomo; la coctelería más reconocida de Diego Cabrera, Salmon Guru y un mexicano que aúna comida y fiesta es un espectacular local lleno de grafitis, Calle 365

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Puigcerdá

A un lado de la misma calle Jorge Juan se abre un diminuto y encantador callejón sin salida que es digno de protagonizar Instagram como, en efecto, ocurre a diario. Este delicioso rincón lo componen una fila de pequeños restaurantes con preciosas terracitas, cada uno con un estilo diferente pero todos en una armonía estética difícil de igualar y más que correcto nivel gastronómico. El primero de la fila es una de las sedes de La Máquina, seguido por la recientísima apertura del japonés Robata, donde oficia la primera “sushi chef” de España titulada oficialmente como tal. El recomendable italiano Casa Isabella, desembarco de este grupo catalán en la villa y corte, la animada taberna Los Gallos, el romano SottoSopra y El Babero, la exitosa barra y casa de comidas sin trampa ni cartón de Cuchi Pérez, completan el paseo.

Pez

Una de las calles más concurridas y famosas de Malasaña. También una de las mejores zonas de bares de Madrid. Une San Bernardo con Corredera Baja de San Pablo, otras dos de las principales arterias del barrio. Es además un fiel reflejo de los cambios que está viviendo la zona. Algunos de nuestros imprescindibles son 1862 Dry Bar para tomar una copa o un cóctel; Pez Tortilla para picar algo de comer; Grosso Napoletano para sentaros a disfrutar de una buena pizza, y si queréis probar uno de los mejores cafés y brunch de la ciudad pasaos por Hanso Café.

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Doctor Castelo

Es difícil quedarse solo con una calle de la zona de Retiro, que de un tiempo a esta parte se ha posicionado como uno de los barrios más gastronómicamente atractivos. Aunque en Doctor Castelo, que va desde la Avenida Menéndez Pelayo hasta Doctor Esquerdo, acoge algunos de los mejores bares de la zona de Ibiza (Madrid) y algunas de nuestras tabernas y restaurantes favoritos de la ciudad, como el actualizado Arzábal, todo un clásico en primera línea. Un poco más adelante podéis probar las raciones de La Monte (el hermano pequeño de la siempre animada La Montería); el marisco de un clásico, La Castela; los famosos torreznos y mucho más en La Raquetista, las buenas viandas y mejores vinos que siempre atesoran en Laredo o la temporada pasada por las manos de David Marcano.

Chueca también alberga una de las mejores calles para ir de bar en bar comiendo auténticas delicias y disfrutando de unas cañas y restaurantes buenos, bonitos y baratos. Situada justo a un lado del Mercado de San Antón, sus estrechas aceras se abarrotan los fines de semana con gente que se acerca hasta la neotaberna Celso y Manolo para el aperitivo o reserva mesa para disfrutar de unos vinos con amigos en Propaganda. Aquí también podéis entrar en Puccias, pedir alguno de sus bocadillos italianos y seguir, tomar un café y escuchar un recital de poesía en el café Libertad 8, cenar con vuestros amigos en uno de los restaurantes más asequibles de Madrid, el Bazaar, o probar las delicias de La Carmencita, situada justo en la esquina con la calle San Marcos. La calle Barbieri, justo paralela, despliega igual o mayor oferta gastronómica.  

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Corredera Baja de San Pablo

Si empezáis en la Plaza de Soledad Torres Acosta (más conocida como la Plaza de la Luna) y seguís hasta el final de esta calle, llegaréis -después de una buena cuesta- a la otra plaza, la de San Ildefonso. Pero por el camino podréis parar a reponer fuerzas en una zona de bares de Madrid tan conocida como esta otra arteria fundamental de Malasaña. Desde cafeterías bonitas como Maricastaña o La Bicicleta Café, ya al final de la calle, hasta restaurantes perfectos para cenar con amigos o picar algo antes de entrar al teatro como Clarita, Mamá Chicó, los platos de ascendencia gallega de Farmacia de Guardia, El Circo de las Tapas o uno de los cinco locales de El Perro y la Galleta. Y si queréis tomar unas cervezas, no dejéis de pasaros por Gorila o La Realidad.

Padre Damián

En una palabra: DiverXO. El único tres estrellas Michelin de Madrid vive aquí el que será su último año antes de empezar su mudanza. Dabiz Muñoz no está solo en esta calle, claro que no. Frente a él, uno de los mejores restaurantes de carnes de la ciudad, Rocacho, al que surte nada menos que El Capricho. Hacia arriba, El Telégrafo, el restaurante de Grupo Oter que sigue siendo un punto de encuentro clave para amantes de la cocina de mercado tradicional y el mejor marisco. Este también se encuentra en Carta Marina, un clásico donde los haya. En la esquina con la calle Henri Dunant, imperdonable no visitar a Pepa, una de las cocineras españolas más queridas, en su archiconocido Qüenco. ¿Lo más famoso? Todo lo de su huerto, empezando por esos gigantescos tomates que se pueden comprar en un colmado junto al restaurante.

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Ponzano

Qué se puede escribir sobre esta calle que no esté escrito ya. Comenzó su auge hace unos años (tuvo hasta su propio hashtag #ponzaning) y desde entonces no ha dejado de acoger nuevos bares y restaurantes. Necesitaréis varios días si os vais parando en cada uno. Pero no hace falta. Aquí os dejamos una selección por los que hay que dejarse caer cuando se recorre esta zona de bares de Madrid: Sala de Despiece, Candeli, Santerra Neotaberna, Taberna AveríasArimaEl Doble, Picsa, Fide, Catarsis... Hay para todos. Desde pizzas argentinas hasta croquetas con premio e icónicos platos creativos, de vermuts a gogó a cócteles de autor. Y, por supuesto, muchas cañas bien tiradas con laterío fino y marisco de nivel.

Conde Duque

Conde Duque se ha convertido en el lugar preferido de muchas tiendas de diseño, cafés con encanto y restaurantes acogedores que han decidido abrir sus puertas en esta zona vecina de Malasaña. Y precisamente en la calle que da nombre al barrio (además del centro cultural), donde se establecieron los ya muy reconocidos sellos de Panic y Quesería Cultivo, se suceden un montón de apetecibles propuestas: los tacos de Taquería Mi ciudad, los platos caseros de Décimo B, la cocina vegana de Frutas Prohibidas, el onírico Jardín Secreto, los vinos y vermuts de La Taberna de Corps (junto a la Plaza Guardias de Corps) o las sidras y generosas raciones del asturiano La Pomarada.

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Cava Baja

Es sin duda la calle más famosa de La Latina, y también la más concurrida los fines de semana. Une además dos de las plazas más conocidas del barrio, la del Humilladero con la de Puerta Cerrada y es una de las zonas de bares de Madrid perfecta para salir a comer o tomar unas cañas. Por ejemplo, en esta vía podéis comer los mejores huevos rotos de Madrid en Casa Lucio, probar un pedacito de la gastronomía vasca en Lamiak o una chuleta de órdago en Casa Julián de Tolosa, disfrutar de las distintas versiones de la tortilla en el nuevo local de Pez Tortilla, ver el atardecer agarrado a una copa en El Viajero, pedir un buen plato de pasta en Emma y Julia. Además, no os podéis perder las cervezas artesanas que sirven y cambian periódicamente en La Osita. Hay una taberna a cada paso pero también un recogido hotel, Posada del Dragón, que cuenta con un pequeño restaurante de cocina de mercado y mucha chacina, La Antoñita.

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