Basada en ‘Tío Vania’, de Antón Chéjov. Versión y dirección: Daniel Veronese. Intérpretes: Jorge Bosch, Ginés García Millán, Marina Salas, Susi Sánchez y Natalia Verbeke, entre otros.
Destilación brutal de esencias teatrales. Quitando elementos hasta llegar a la expresión mínima, reciclando la escenografía de otros montajes anteriores, Daniel Veronese quiere hacer aflorar, con esta versión del ‘Tío Vania’ de Chéjov, algunas cuestiones de orden universal: el alcohol, el amor por la naturaleza, los animales toscos y la búsqueda de la verdad a través del arte. No habrá vestimentas teatrales ni ritmos bucólicos en fríos salones presididos por un samovar, nada de trastos que denoten el inflexible tiempo campestre. Una mesa, dos sillas, una botella. Dios, Stanislavski y Genet desvencijados. Vuelve el mejor Veronese, el que vivimos con intensidad en ‘Mujeres soñaron caballos’ o en ‘Los hijos se han dormido’. Chéjov como si Chéjov fuera un hombre de hoy, sin dejar de ser Chéjov.