No hay que viajar hasta Burano, en el norte de Italia, para disfrutar de un paisaje urbano repleto de fachadas de colores. No mientras en Villajoyosa, pueblo costero alicantino, se siga respestando esta antigua tradición marinera. Ellos, los marineros, son quienes las habitaban en el pasado y quienes iniciaron esta tradición de policromía saturada que ha llegado hasta nuestros días y que ofrece una de las vistas más fotogénicas de la localidad. Imperdible: pasar por su lonja, (una de las más importantes del Mediterráneo, dicho sea de paso), ir al Mercado Central y elegir un pescado para que te lo preparen al momento en la cantina. Y de postre, chocolate, que para eso estamos en la cuna de Valor, y otras tantas chocolaterías tradicionales. ¿Hay un plan mejor?