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Bollocks Bar
©IvanMorenoBollocks Bar

Los mejores bares de rock de Barcelona

Selectos bares musicales donde mandan las guitarras eléctricas: rock duro, punk, post punk, heavy metal, psicodelia, grunge... ¡Y no olvidéis ni una nota de trap!

Ricard Martín
Escrito por
Ricard Martín
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Aquel bar heavy mugriento con neones de prostíbulo ("¡pide tu disco!") donde anestesiaste tu juventud a base de litronas... Siento decirte que ya no existe. Pero esto no significa que los bares de rock hayan desaparecido. ¿Dónde hay buenos bares de rock en Barcelona a los que ir después de un buen concierto? En Barcelona resiste una selecta escena de bares musicales dedicados en cuerpo y alma a todas las variantes del rock and roll guitarrero: heavy metal, post punk, grunge, punk'77, sonido Manchester, pop y rock clásico, power-pop, garage- punk... En lugar de lloriquear y rajar como un pollavieja sobre el trap y el reggaeton, ves a pasar la noche en cualquiera de estos antros, y rebózate en tu música favorita y alcohol a placer. ¿Nostalgia? En absoluto. Lo bueno de internet es que ha hecho irrelevantes las líneas temporales.

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  • Bares y pubs
  • El Poble-sec

Un bar de rock and roll de los de verdad, fundado por gente como Charly Raw, que han tocado todas las teclas: promotores, vendedores de discos y periodistas. A menudo encontrarás al grupo que toca en Apolo haciendo la primera o la última copa. Suena todo lo bueno y que se pueda etiquetar como a rock: desde Sly & the Family Stone a Dead Boys. Decir que esto es un bar musical o punto de encuentro es quedarse corto: Psycho es un generador de escena rock en Barcelona. Aquí se hacen y deshacen grupos, pincha gente como Vincent Leone (Tarántula/Hijos del Trueno) y puedes acabar tomándote un gintónic con el guitarrista de los Bellrays cuando vienen a tocar en Barcelona.

  • Música
  • Les Corts

Barbara Ann es quizá el único local de la ciudad –ojo, no sesión– que se mantiene como sede fija de sonoridades de pop de los sesenta y rock'n'roll en su acepción original, la de los cincuenta. Y continúa la tarea evangelizadora de este local, abierto en 1989, programando sesiones con amplias miras pero precisas: "No nos gusta nada caer en el cliché de llamarlo bar mod. En muchos bares dicen que pinchan indie rock y parece música de ascensor. Nos gusta especializarnos". Y lo han hecho con DJ sabios en materia de garaje, beat, rythm'n'blues y soul. Entre vinilos de Little Richard y The Cynics, podéis echar una partida de 'pinball' de The Who. Y el día menos esperado puedes encontrarte tocando un grupo japonés de garage-punk.

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  • Música
  • Punk y metal
  • El Poblenou

Este es un secreto heavy metal que vale mucho la pena conocer. Si entras en la dirección Pamplona 88, subirás las escaleras metálicas que conducen a las salas Razzmatazz 2 y 3. Pero si giras al fondo a la derecha, un pequeño pasillo te llevará al Bar Ceferino. El recorrido es sórdido y seductor: pareces haber caído en un escenario de película ochentera estilo 'The Warriors', de esas llenas de rockeros de cuero, escaleras de emergencia y quinquis con navajas.

Una vez entras, estás en el bar heavy más pequeño de Barcelona, seguramente. Pero es toda una institución: abrió en 1983 y alberga todos los matices del metal, desde las sonoridades más tradicionales hasta las tendencias más cafres. Porque el Cefe también es una pequeña sala de conciertos donde tocan bandas underground que arrastran, como máximo, a 50 personas, y que a menudo tienen cosas interesantes que decir (y que gritar y tocar con dobles bombos que te zapatean en el cerebro). La sala es acogedora: todos los instrumentos suenan a pelo, menos la voz (que tiene la mesa de mezclas en una esquina de la barra). Y si le pides a Edu Ceferino que te suba la voz, la respuesta inmutable es "échale más huevos cantando". 

  • Restaurantes
  • Ciutat Vella

El carruaje cruza la niebla y frena en medio de la calle Joaquín Costa. El brazo cadavérico del cochero te guía hacia la entrada del bar La Cobra. El pomo de la puerta es una cobra metálica amenazadora; el primer escalofrío te recorre el espinazo. El bar es victoriano, oscuro y deliciosamente macabro: un zorro disecada te observa desde las alturas. Fedor Jeftichew, el niño licántropo, te saluda desde una foto colgada en la pared. Vincent Price te sonríe. Cuernos de ciervo. Es como si fueras en un 'megamix' de 'Freaks' de Tod Browning y la serie 'Carnivàle'.

Te acercas a la barra. Excelente selección de birras. El tabernero te dice que tienes que probar el veneno estrella, el Odditea, una curiosa mezcla de whisky, chai y cítrico. Pero con el cóctel tienes suficiente para flipar. Estás en un museo demoníaco, un pozo alucinatorio que palpita a ritmo de rock duro. Hay un rincón dedicado a Edgar Allan Poe, con una foto del maestro y un cuervo. Pero la joya de la corona es una esquina forrada literalmente con radiografías: el papel de pared que haría llorar a Marilyn Manson. También hacen cultura en vivo, ya sea conciertos de rockeros con guitarra acústica o arte performativo cercano al 'shock-rock'.

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  • Música
  • El Gòtic

Desde el Gótico, pero cómo si se quisiera camuflar o alejar de la fachada más 'mainstream' y turística de Ciutat Vella, en un callejón estrecho y húmedo, y después de atravesar unas cortinas, se entra en el Nevermind. Bar sombrío, cargado y caótico. Unas 'halfpipes' se han transformado en espacio para sentarse mientras suena una banda sonora permanente de 'grunge', 'punk' y en general rock de los 90. Pide una birra y recibirás un bol de palomitas. Este es el lugar adecuado para coger una buena melopea: porque la banda sonora es excelente, la cerveza es barata y bien tirada, y tienen una colección de chupitos que te calcinarán el cerebro que da gusto. Engullo un vasito de Thunder Bitch –¡explosiva combinación de whisky, canela y chile!– mientras doy cabezazos a ritmo de Danzig.

  • Música
  • Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera

¿Discoteca rock en Barcelona? Un nombre: Magic Club. Es el antro al que acude la fauna roquera de la ciudad en masa, cuando notan que se les caen encima las paredes de la modernidad impuesta, las decepciones vitales o sencillamente tienen ganas de emborracharse escuchando a los Dictators y bailando. Desde su apertura, en el 1976, el Magic ha visto de todo: onda laietana, contracultura, punk, new wave. Desde mediados de los noventa hasta principios de siglo XXI vivió una segunda juventud como sala de conciertos. Es un minúsculo universo donde los fines de semana podemos vivir en la oscuridad perpetua hasta las 6 de la mañana. Ya no acoge esa agobiante marea de carne humana que aspira a pasar la noche de su vida; pero si sois de la vieja guardia roquera y sabéis bailar un poco, tenéis números de volver a casa en buena compañía.

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  • Restaurantes
  • El Raval
  • precio 1 de 4
En 1972, Mercedes, encargada de una barra americana en la calle de Escudellers y propietaria de una peluquería en la calle de Carretes, estaba jugando al parchís en el local de al lado de su negocio cuando rompió aguas. Treinta y ocho años después , su hijo Leandro abriría el Makinavaja en la misma calle de Carretes que lo vio nacer, un bar dedicado a la memoria del dibujante de cómics Ivà y su gran personaje Makinavaja, un ladrón de buen corazón, nuestro Robin Hood particular .

Leandro, alto y gordo como un San Pablo, emprendedor noctámbulo y anarquista , se conoce el Barrio Chino de arriba abajo y es una especie de patriarca. El bar es la viva imagen del propietario: un lugar con calor y música popular, un refugio familiar donde los parroquianos son gente del Raval de toda la vida y todo el mundo es bienvenido. Ponen AC / DC, flamenco, la Banda Trapera , reggae, de todo menos electrónica: el verdadero bar del PGB, es decir, el Partido de la Gente del Bar.

La salsa de sus bravas es fantástica, las bombas, buenísimas . Cada martes hay jam session y cada sábado, concierto con vermut, al mediodía. Un trozo del Barrio Chino concentrado en el Raval. Leandro, su dueño, os explicará historias y leyendas increíbles. Buenas tapas y mejor ambiente.
  • Música
  • Gràcia

Este bar graciense quizá no sea tan ilustrado como su primo de Les Corts, Barbara Ann, pero sí más longevo: ¡ilumina las noches de sus fieles desde principios de los ochenta! No espere un hilo musical especialmente erudito –Bowie, Stones, Mott The Hoople– pero sí encontrará un bar de rock de manual: memorabilia en cada centímetro de pared, buenos gin-tonics y hombres y mujeres de una edad madurita y ganas de juerga y contacto humano. Las copas son sencillas pero bien tiradas y bien de precio, y entre el rock and roll y el calorcito humano, debes vigilar que no salgas a cuatro patas (o aún mejor, de la mano con alguien que bajo la luz roja y el estímulo de la priva os guste, ya nos lo encontraremos a la mañana siguiente). 

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  • Bares y pubs
  • Billares
  • El Raval

Iremos todos a parar al infierno pero, mientras tanto, vamos a pasarlo lo mejor que podamos. Esto es lo que parece decir el Hell Awaits, un bar de referencia para los amantes del heavy metal situado cerca de la sala Apolo. El nombre viene de un disco de culto de los norteamericanos Slayer, de 1985, que demuestra que esta pasión viene de lejos. El local es alargado, comienza por la barra y termina por el futbolín y la mesa de billar. Se pueden encontrar varios elementos de decoración del artista plástico Óscar Berlanga. El más fotografiado es la recreación en tres dimensiones de la portada de 'Piece of mind' de Iron Maiden, otra piedra angular del heavy metal de los 80 (aquella de Eddie encadenado dentro de un manicomio!).

La música se pincha cada noche en directo (nada de listas digitales) y la bebida estrella es la cerveza. Se pueden probar las que están dedicadas a Iron Maiden, Motörhead y satanás. Hay bocadillos elementales, precios razonables, merchandising, desorden, cabelleras masculinas hasta el culo, una comunidad de gente que se ha ido conociendo con los años y varias campañas solidarias que se ponen en marcha para apoyar la Fundació Arrels y el Banco de Alimentos. Si el infierno es como el Hell Awaits, no se está tan mal.

The Bollocks Bar
  • Bares y pubs
  • El Gòtic

Rock, cerveza, palomitas, grafiti, motos y guitarras. Podría ser el resumen austero de The Bollocks Bar, un bar que dice a los cuatro vientos que es 'rockero': 'For those who are about to Rock, we salute you!' La decoración tiene un claro protagonismo. Encontraréis un muñeco tamaño humano de Eddie y el zombie-mascota de 'Iron Maiden', sentado en el vater colgado en la pared. Por cierto, con cada bebida os pondrán un bol de palomitas para acompañar con un sólido toda la riada de cerveza. Como dicen ellos, el rock sobrevive a las guerras, las crisis y el streaming. Y como decía Ozzy Osbourne, no puedes matar al rock and roll (certifica esta afirmación la juventud de una parroquia que engulle chupitos flamígeros a ritmo de Motley Crue).

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  • Música
  • El Raval

Stone Roses, Joy Division, The Smiths, Primal Scream, Sonic Youth, Inspiral Carpets, Elastica, Suede, Placebo... Hay mucha gente que decidió dejar de comprar música en el año 95. Hay mucha gente que no entiende por qué los flequillos mancunianos dieron paso a los jamones de la Beyoncé. Hay mucha gente que aún pone velas en memoria de Liam Gallagher. Hay mucha gente que encerraría en Guantánamo a todos los DJ de reggaeton del planeta. Hay mucha gente que necesita al Manchester para no sentir que se le ha pasado el arroz. Os espero. Recordad que tenéis a su hermano gemelo, el Manchester del Gótico, en la calle Milans, 5.  

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