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Siurana
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Los 16 pueblos más bonitos de Tarragona para visitar este 2024

Mar, montaña, villas medievales, rutas a pie y en bici, buena comida... ¡Todo el encanto de las comarcas del sur de Cataluña!

Escrito por
Albert Mora
Colaborador
Clara Tórtola Escámez
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Tarragona, en el sur de Cataluña, es un lugar que ofrece una combinación perfecta de mar y montaña. Aquí encontraréis encantadores pueblos que os sorprenderán por su belleza y diversidad. Las villas medievales de la región son auténticas joyas históricas. Montblanc, con sus calles empedradas y murallas centenarias, os transportará a otra época. Sus edificios y plazas os invitan a descubrir su rica historia. Y si buscáis aventura, no podéis perderos Siurana, un pueblo enclavado en lo alto de un acantilado, donde las vistas panorámicas os dejarán sin aliento.

Pero no todo es historia, ¡también hay mucho para los amantes de la naturaleza y el deporte! Prades, conocido como el 'balcón de la Costa Dorada', os ofrece paisajes impresionantes y rutas para recorrer a pie o en bicicleta. Sus montañas y bosques os invitan a explorar y disfrutar de la tranquilidad del entorno natural.

Y por supuesto, no podemos olvidarnos de la buena comida. En toda la provincia de Tarragona encontraréis una gastronomía deliciosa y variada. Desde platos de pescado fresco en la costa hasta platos tradicionales, como la escalivada o los calçots. No dejéis de probar los vinos de la región, especialmente los de la denominación de origen del Priorat.

Si estáis pensando en una escapada por el sur de Cataluña, los pueblos de Tarragona son paradas obligatorias. Aquí encontraréis una combinación perfecta de arte, historia, naturaleza y paisajes impresionantes.

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Los pueblos más bonitos de Tarragona

L'Ametlla de Mar
Foto: Shutterstock

16. L'Ametlla de Mar

L'Ametlla de Mar es una pequeña localidad marinera de la comarca del Baix Ebre. Se la conoce entre sus habitantes como La Cala, y esto se debe a la gran cantidad de calas que puedes encontrar en su recinto municipal. Así que si oyes hablar de los 'caleros', se están refiriendo a los habitantes de l'Ametlla de Mar.

Las playas más populares entre los turistas son las de L'Alguer y Pixavaques, puesto que están situadas en el centro del pueblo, y también la de San Jordi, por su famoso castillo, pero además de visitar estas playas te recomendamos que te dirijas hacia las urbanizaciones de Tres Cales y Calafat y que a partir de allí vayas descubriendo todas y cada una de las calas y calitas escondidas.

Acércate al puerto hacia las cuatro de la tarde, que es la hora en la que suelen llegar las embarcaciones de pesca y déjate sorprender por el ajetreo de la lonja. Verás que un paseo rodea el puerto y te irás encontrando bares típicos de pescadores y restaurantes con encanto donde saborear la mejor gastronomía local tradicional.

Si estás acostumbrado al senderismo, te encantará el tramo de la ruta del GR-92, conocido como el sendero del Mediterráneo. A través de sus 9 kilómetros –unas dos horas de camino aproximadamente- recorrerás las calas más bonitas de la Costa Dorada, disfrutando de la naturaleza y de unas vistas excepcionales

Mas de Barberans
Foto: Shutterstock

15. Mas de Barberans

Es una puerta de entrada al Parc Natural dels Ports y a la vez un balcón con unas vistas maravillosas sobre un mar de olivos que llegan hasta el Delta del Ebro. Pueblo de montaña y de cazadores, el Mas es también famoso por sus trabajos de arte y artesanía con fibras vegetales. Visitad el Museu de la Pauma (la 'pauma' es la 'palma' o 'llata') para conocer de cerca esta tradición, pero también los artistas contemporáneos que trabajan este material tanto en el centro como en la Feria de las Fibras Vegetales que se celebra cada agosto desde hace veinte años.

Desde el Mas podéis hacer excursiones para ver, por ejemplo el Racó d'en Marc, donde encontraréis unas formaciones geológicas que recuerdan el macizo de Montserrat, y el Forat de la Vella, que os servirá un marco espléndido para tomar fotos de este paraje natural. También podéis visitar las pinturas rupestres del Cocó de la Gralla, de unos 8.000 años de antigüedad, y daros un buen festín de cocina tradicional en el restaurante Lo Racó.

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Vilalba dels Arcs
Vilalba dels Arcs

14. Vilalba dels Arcs

Es un pueblo enmarcado en la Terra Alta, en las Terres de l'Ebre. Destacan el parque natural de Els Ports y los ríos de Canaletes y Algars que bañan la comarca, el primero de los cuales confluye con el Ebro a la altura de Benifallet. Además, se encuentran las sierras de Pàndols y de Cavalls, situadas entre Canaletes y Sec. Los parajes son perfectos para hacer excursiones y degustar buen vino.

Margalef
Foto: Ajuntament de Margalef

13. Margalef

Este pequeño municipio situado en el noroeste de la comarca del Priorat cuenta con poco más de 100 habitantes. El pueblo se adentra en la montaña con calles que suben entre rocas, hecho que lo convierte en un paraíso para los amantes de la escalada. Recomendamos coger el coche y hacer unas cuantas curvas hasta llegar a la ermita de Sant Salvador. También se puede ir andando, ¡y seguro que no os arrepentiréis de las vistas!

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Tamarit
Foto: Shutterstock

12. Tamarit

Tamarit, en la comarca del Tarragonès, es un antiguo pueblo de la Costa Dorada, conocido por el castillo, que se levanta sobre la arena justo delante del mar. Los tamaritences cuentan que, antiguamente, en el mismo lugar donde se encuentra el castillo había un torreón de vigilancia para proteger el comercio marítimo y para defenderse de los ataques de piratas y musulmanes.

Podéis visitar algunos restos del antiguo castillo y el recinto de la Vil·la Closa, declarada Bien Cultural de Interés Nacional, que es un antiguo núcleo medieval amurallado del cual la primera referencia histórica fecha de la segunda mitad del siglo XI. Este conjunto está formado por las antiguas prisiones municipales, la vicaría, la iglesia de la Asunción, la casa del Comú, la plaza de la iglesia, dos torres, una batería del siglo XVI y los restos de la muralla construida en época de Pedro III el Cerimonioso.

No os perdáis la iglesia de Santa Maria de Tamarit de estilo románico y planta rectangular, con dos capillas laterales que fueron añadidas durante el siglo XIV. Del interior se destaca el altar mayor de estilo barroco.

Sus playas son amplias, de arena fina y aguas poco profundas.

Pratdip
Foto: Shutterstock

11. Pratdip

Pratdip es un pequeño municipio de aires medievales situado en la comarca del Baix Camp. Tiene una leyenda que indica que los alrededores del pueblo estaban habitados por unos animales llamados 'dips', que acabarían dando nombre a la localidad. Se asemejaban mucho a los perros, tal como puede verse en su representación en el retablo antiguo de Santa Marina. Se dice que estos 'dips' salían por las noches y, como si fueran perros vampiros, se alimentaban de la sangre del ganado del pueblo.

De visita obligada es la iglesia parroquial de Santa Maria, que tiene elementos góticos, como la vuelta del ábside y la portalada románica, restauradas en 1959. Los retablos fueron quemados el 1936.

Uno de los lugares curiosos de Pratdip son los antiguos lavaderos públicos municipales. Su ubicación actual, en la entrada del pueblo, no es la original, puesto que se encontraban donde actualmente hay la cooperativa agrícola municipal.

Destacan las dos torres de defensa, la de Calç Capet y Portal y la de Ca la Torre, que formaban parte de la muralla que servía de defensa al poblado medieval. La Torre de defensa del Capet, que es la más accesible, tiene su origen entre los siglos XIII y XIV y actualmente se conserva perfectamente el portal, que acaba con un bonito arco de medio punto.

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Mont-roig del Camp
Foto: Shutterstock

10. Mont-roig del Camp

Si Picasso encontró inspiración en Horta de Sant Joan, Miró lo hizo en Mont-roig del Camp. Fue en Mas Miró, propiedad de su padre, donde el artista tuvo que ir a recuperarse de una fiebre tifoidea a los 17 años y tomó la determinación de hacerse pintor.

Viendo el paisaje y la luz de este municipio agrícola del Camp de Tarragona que mira el mar desde la distancia, es fácil entender cómo el joven aspirante a artista pudo enamorarse hasta el punto de decir "toda mi obra es concebida en Mont-roig, todo lo que he hecho en París está concebido en Mont-roig".

Podéis visitar el casco antiguo, hacer una ruta en bicicleta hasta la ermita de la Verge de la Roca, explorar las calas de Miami Platja (algunas vírgenes o semi vírgenes) o simplemente pasear por el paseo marítimo, donde encontraréis buenos lugares para comer y para un vermut.

La Vilella Baixa
Foto: Shutterstock

9. La Vilella Baixa

Josep Maria Espinàs describió La Vilella Baixa como la Nueva York del Priorat en su libro 'Viatge al Priorat', por los edificios de seis o siete plantas que hay en uno de los lados del pueblo. Hay que visitar el núcleo antiguo, con calles estrechas y empinadas y puntos de gran interés como la 'calle que no pasa', el puente románico sobre el río Montsant y las casas sobre el barranco de Escaladei. También es una buena opción contratar una visita guiada a las bodegas y molinos que hay en el pueblo y probar sus excelentes vinos y aceites.

Es un lugar ideal para los amantes de las rutas, sea a pie o en bicicleta, puesto que hay una gran red de caminos para disfrutar de la sierra del Montsant y de los ríos Escaladei y Montsant. No os marchéis de este pueblo tan encantador sin probar las tradicionales cocas azucaradas con 'saliandra' y 'matafulga'.

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Tivissa
© Gabor Kovacs Photography

8. Tivissa

El pueblo de Tivissa en la Ribera d'Ebre está construido sobre una colina, al pie de las laderas septentrionales de la cordillera del mismo nombre. Las callejuelas del centro histórico, la plaza del Mercado donde se celebraban los juicios en la época medieval y el castillo son de visita obligada. Para quienes les guste visitar iglesias, es imprescindible conocer la Iglesia Arciprestal de Sant Jaume, un gran edificio formado por tres partes: Iglesia Antigua, Capilla del Rosario, e Iglesia Nueva, construida entre el siglo XIII y el XIX, combina elementos de diferentes estilos. Y sí, es espectacular.

Aiguamúrcia
Shutterstock

7. Aiguamúrcia

Sería un pueblo desconocido si no fuera porque allí se encuentra el Monasterio de Santes Creus. Fundado en el siglo XII, este monasterio es uno de los tres que forman parte de la Ruta del Císter con un imponente claustro gótico y las tumbas reales de los reyes Pedro el Grande y Jaime II el Justo y su esposa Blanca de Anjou. Después de los claustros y las tumbas aconsejamos salir a comer por la zona, placer asegurado.

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Les Cases d'Alcanar
Foto: Shutterstock

6. Les Cases d'Alcanar

Les Cases de Alcanar, en el Montsià y muy cerca del Delta del Ebro, se conocen por sus excelentes restaurantes de pescado y arroces. Forma parte de Alcanar, municipio que cuenta con el importante atractivo del poblado íbero de la Moleta de Remei.

El año 1862 se construyó la pequeña iglesia de Sant Pere, con una sencilla fachada presidida por un campanario de espadaña y una hornacina con la imagen de Sant Pedro, de una única nave decorada en el interior con pinturas de la Virgen de Remei y representando la escena de la Pesca Milagrosa.

El Fin de semana Ibérico es el acontecimiento anual de la Ruta de los Íberos, atrae visitantes a los yacimientos ibéricos de todo Cataluña. Una fiesta que regresa a la vida los vestigios de hace más de 2.000 años, ofreciendo un gran abanico de actividades.

Prades
Foto: Shutterstock

5. Prades

En el centro del espacio natural Muntanyes de Prades, a 940 m de altura, encontramos este pueblo del Baix Camp también conocido como Vila Vermella, por el color de la piedra arenisca con la que se construyó todo el casco urbano, originario de la época musulmana. Prades fue uno de los condados más importantes de la Corona de Aragón, de ahí las murallas que rodean casi la totalidad del núcleo antiguo, patrimonio artístico de Cataluña. Es muy peculiar la ermita de l'Abellera, incrustada bajo una cueva de rocas de la montaña. El espacio natural ofrece vistas increíbles sobre el Camp de Tarragona, Salou, Vila-seca, Cambrils y el Delta del Ebro.

La plaza porticada es el centro neurálgico del pueblo, donde se concentra la flor y nata de su patrimonio artístico. Desde el siglo XII se celebraba un mercado medieval, y es fácil imaginar el trasiego y la vitalidad de la época. En la misma plaza encontramos la fuente más característica del Renacimiento catalán, que recuerda el globo terráqueo, con cuatro surtidores de bronce que indican los puntos cardinales. Cada mes de julio se celebra la Fiesta del Cava, y durante una noche, de la fuente sale cava en lugar de agua. Tal fue el éxito inicial, que tuvieron que vallarla para evitar avalanchas. Se encuentra reproducida en el Pueblo Español de Barcelona.

Sin salir de la plaza mayor podemos visitar la iglesia de Santa Maria, en la cual se conserva un documento del Papa Celestino III del año 1194, en el cual se menciona la iglesia de Santa Maria la Major. El edificio es una construcción ecléctica, de transición del románico al gótico, con una fachada con elementos renacentistas.

Y si os gustan las rutas podéis hacer la de Falset a Prades o a la inversa.

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Siurana
Foto: Shutterstock

4. Siurana

Siurana, en el Priorat, se considera uno de los pueblos medievales más bonitos de España y, a la vez, uno de los mejores miradores de la península. La silueta de las ruinas del castillo se recorta en el horizonte con una imponente solidez, que se levanta a 730 metros sobre el mar, junto a unos acantilados de 250 metros de desnivel, en la parte este de las magníficas y boscosas montañas de Prades.

La fortaleza es de origen andalusí y fue erigida en el siglo IX, como parte del cinturón defensivo que los árabes crearon para defender la Marca Superior del al-Àndalus de los ataques de los condados cristianos del norte peninsular.

Escaladores de toda Europa llegan cada año a Siurana y a sus alrededores para escalar los muros calcáreos de centenares de metros de altura. Hay más de un centenar de vías ya abiertas por otros amantes de este deporte y, además, son recompensados con unas vistas inmejorables sobre las sierras del Montsant y la Gritella, además de las montañas de Prades y del precioso embalse de Siurana.

Este embalse es uno de los lugares más visitados en los cálidos veranos de Siurana. Sus aguas tranquilas y azules son perfectas para disfrutar de un baño refrescante y para la práctica de deportes acuáticos.

Montblanc
Foto: Shutterstock

3. Montblanc

Montblanc, capital de la Conca del Barberà, es un precioso pueblo medieval que forma parte de la ruta del gótico cisterciense. Su arquitectura está perfectamente conservada: la iglesia, las calles de piedra, la plaza mayor, la oficina de turismo ubicada dentro de la iglesia de Sant Francesc. Todo el trazado del núcleo histórico está perfectamente restaurado, cosa que hace que un paseo por estas calles empedradas sea obligado.

La iglesia de Santa Maria de Montblanc, del siglo XIV, está en lo alto del pueblo. Fijaos en el suelo de la pequeña plaza donde se levanta: está formado por cantos rodados de varios colores que forman figuras geométricas. Si vais con niños, podéis hacer un paseo alrededor de Montblanc, siguiendo el trazado de la muralla, de este modo descubriréis muchos detalles curiosos de los accesos y la construcción de este gran muro. Solo se puede subir y hacer el camino de guardia si se va con visita guiada.

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Miravet
Foto: Shutterstock

2. Miravet

Este pequeño pueblo de la Ribera d'Ebre es muy conocido por el castillo templario situado en lo alto de la colina y el barrio antiguo, construido justo debajo, anclado a la roca por encima del río Ebro. La parte histórica es pequeñita, pero las calles empedradas tienen un encanto especial. Podemos visitar la iglesia del siglo XVI y desde allí contemplar unas bonitas vistas.

Miravet tiene tradición de alfarería y podéis encontrar diferentes artesanos en el Raval dels Canterers; no os vayáis sin intentar hacer una pieza de barro en el torno. Otra actividad muy recomendable, siempre que el buen tiempo acompañe, es un descenso en canoa por el río Ebro. También podéis hacer el paso de la barca en coche para cruzar a la otra parte de río.

Horta de Sant Joan
Foto: Shutterstock

1. Horta de Sant Joan

Horta de Sant Joan, en la comarca de la Terra Alta, es uno de los dos últimos municipios catalanes fronterizos con la comarca del Matarranya (el otro es Arnes). Fue refugio de Pablo Picasso en uno de sus peores momentos vitales, y se sintió tan marcado por este lugar que a menudo solía comentar: "todo lo que sé, lo he aprendido en Horta (de San Joan)".

El pueblo fue declarado Bien Cultural de Interés Nacional por su conjunto histórico y artístico. Destacan la iglesia románica-gótica (siglo XII), las calles estrechas y empinadas, el Centre Picasso, el Ecomuseu dels Ports, la antigua prisión de Horta, y El Parot, un olivo declarado árbol monumental por su antigüedad bimilenaria. Cerca de Horta de Sant Joan pasa la vía verde de la Terra Alta formada por la antigua línea de ferrocarril Val de Zafán.

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