Silencio: los lugares más tranquilos de Barcelona

Las palabras discoteca y silenciosa han dejado de ser un oxímoron; ahora van de la mano gracias a esta iniciativa para mover el esqueleto con cascos puestos. Puedes bailar un reggaeton de J Balvin y que la persona de tu lado mueva el culo con una rumba de Gato Pérez. Y todos tan amigos, sólo depende del canal que hayas escogido en los auriculares que te facilitan en la entrada. Además, el vecindario está tranquilo porque no hay contaminación acústica.

Si hay una calle vetada por el amante del silencio más absoluto, es la de Aragón. ¿Pretendías tener un poco de tranquilidad allí? Pues más te vale comprar un vidrio de doble capa y rezar una oración completa para que la ventana del dormitorio no de a aquel océano de coches. Nosotros te ofrecemos una alternativa: bajar al claustro gótico de la Purísima Concepción, a tres metros de la esquina con Roger de Llúria: un oasis de calma en uno de los lugares con más tráfico de la ciudad.

Hay quien busca el lugar ideal para llegar al cenit silencioso como si fuera un arqueólogo tratando de averiguar dónde se esconde el Santo Grial. Los fans de la calma hacen peregrinación a esta entidad sin ánimo de lucro para buscar, como dicen ellos mismos, la "concentración, creatividad y bienestar personal a partir del silencio". La primera pista de que nos encontramos ante la opción correcta está en el nombre: La Casa del Silencio, y su objetivo, "promover la educación en el silencio".

Es posible que te vengan a la cabeza muchas actividades en un monasterio del 1327, y seguro que la mayoría serán de lo más silenciosas. El monasterio de Pedralbes es una de las obras más monumentales y desconocidas de la ciudad, que tiene, en su claustro, el marco perfecto para la meditación zen. Entre los meses de abril y junio hacen meditaciones guiadas todos los viernes, de 8 a 9.45 h, por 4 €. Recordad llevar ropa y calzado cómodo.

Los barceloneses podemos ponernos muy pesados si alguien intenta menospreciar nuestra gastronomía, la arquitectura o a Leo Messi. Pero ¿quién lo hace para defender la fauna marina local? Tenemos mucha y variada, sólo hay que bajar unos metros en el agua para acompañarla en el silencio más absoluto que existe: el de la inmersión. En Barcelona hay varias escuelas y centros de buceo donde te puedes iniciar en ella, como Vanas Dive, que te permite bautizarte en la Mar Bella.

Dejando el centro histórico aparte, si hay un barrio habituado al castigo por el exceso de ruido en Barcelona es el de Gràcia. Sea por el alto porcentaje de locales de ocio o por las buenas temperaturas, que nos hacen salir a las plazas, la Vila ya no sabe qué hacer para detener el ruido a altas horas de la noche. Es, pues, de justicia poética que el Jardín del Silencio esté allí. Un espacio centenario de más de mil metros cuadrados donde buscar la paz entre tanta ladrillo.

Palau de les Heures, plaza de la Revolució, plaza del Diamant y 307 del Poble Sec. Esta lista la forman los cuatro principales refugios antiaéreos que se pueden visitar en la ciudad. Lugares de silencio, claro, pero no el de la paz sino el de la guerra. Conservarlos y visitarlos es un deber que tenemos con nuestra memoria y nuestros mayores. Allí se refugiaron de las bombas fascistas y de los ataques más cruentos y cobardes hacia la población civil de los últimos 80 años.

Nos gustan las personas exigentes, esas que cuando quieren escuchar ópera van al Liceu, o que aseguran que el Camp Nou es el único lugar para disfrutar del buen fútbol, nada de televisión. Pues para los sibaritas del enmudecimiento, la leyenda dice que hay una biblioteca que es el lugar más silencioso de la ciudad: elBulli de cerrar la boquita. Es la Biblioteca del CRAI Ciutadella, en el campus de la UPF; el antiguo Depósito de las Aguas de la ciudad, construido en 1874.

Las teorías sobre cómo conseguir el relajamiento total son muchas y diversas, y silenciosas. Una de las más (o menos) estimulantes es la que propone el Flotarium, el primer centro antiestrés de la ciudad de gravedad cero. Un concepto bastante innovador según el cual entras en un aislamiento sensorial flotando en el agua. Aseguran que es ideal para mejorar los problemas de insomnio, depresión y ansiedad, dicen que la teniente Ripley es fan cuando va de visita turística al espacio.

Dicen que el primer trabajo de casi todos los licenciados en Historia del Arte son los restaurantes de comida rápida. Mentira. El primer trabajo siempre es un museo, haciendo callar a la gente que no para de hablar entre sala y sala. Hay un montón de museos y galerías en Barcelona. Si buscas aislamiento, te proponemos La Capella, pausa en plena vorágine de la calle Hospital, y el Museo Can Framis, donde el eco resuena como un bumerán entre la obra de artistas contemporáneos.

Una de las mejores y más inteligentes maneras de hacer reír es cuando lo haces sin ruido, como lo hacen los mimos, auténticos especialistas en la materia. Si no te viene ninguna escena a la cabeza, piensa en las películas de Charles Chaplin, o en Marcel Marceau, considerado unánimemente como el mejor mimo de todos los tiempos. Quizá no seréis tan buenos como ellos, pero lo podéis intentar en el Taller Clown, una de las diversas escuelas de Barcelona para aprender una profesión mágica.

El mundo sería un lugar más silencioso (¿y quizás mejor?) si habláramos entre nosotros en la lengua de signos. Una especie de esperanto con el que entendernos sin hacer ruido ni discriminar a personas sordas y/o mudas. Empecemos la revolución apuntándonos a un cursillo para aprender lenguaje de signos y braille. En Barcelona hay varias opciones como Agils, donde adaptan la comunicación y la información a las personas con discapacidad sensorial, para darse a conocer.

www.agilscomunicacio.com

"¿Por qué no te callas'", como dijo el Rey Juan Carlos. El monarca sólo quería un poco de silencio, como te puede pasar a ti al encontrarte con un sonido inesperado que te perturbe el descanso. En la guía práctica para el civismo del Ayuntamiento de Barcelona puedes encontrar cuáles son los grados de decibelios permitidos y algunas recomendaciones para no molestar a la conciudadanía.

¿Querías silencio y paz? Pues aquí tendrás para toda tu vida. Al cementerio se va principalmente a morir, que es la cosa menos acústica del planeta, pero también puede que quieras pasarte a visitar a un ser querido o a ver la tumba de alguna figura admirada para dejarle una flor. Uno de los menos conocidos (y por tanto, poco concurridos) de Barcelona es el de Sant Andreu, inaugurado en 1839 en los terrenos de la masía de Can Calç.

Quizás con todas las recomendaciones que has leído en este artículo no has encontrado tu lugar ideal para descansar del ruido en Barcelona. De acuerdo, tenemos más opciones: haz la maleta y regálate un retiro. Nuestra apuesta es el Centro de Meditación Tushita, en Arbúcies, que es un oasis de calma y paz donde poder encontrarte a ti mismo, aprender e intentar aislarte del ruido del día a día en la ciudad en pleno Parque Natural del Montseny. Respirar hondo siempre va bien.

www.tushita.es

Suele ser el último recurso de los detractores del ruido, sobre todo por la noche. La ecuación es sencilla: si el sonido entra por los oídos, tápalos. Si quieres conseguir el mismo grado de silencio que en una cripta del siglo XII, pues puedes usar tapones como Interapothek, tapones de silicona que duran bastante tiempo y son fáciles de limpiar. Ideales para dormir, estudiar y aislarse del planeta Tierra. También los hay hechos a medida, pero pueden llegar a costar más de 100 euros.