
Las terrazas secretas más atractivas de Madrid
Escondidas en un patio interior o en la azotea de cualquier edificio, elegimos nuestras terrazas ocultas favoritas de la ciudad
Con el calor llega también la época del terraceo. Buscamos una mesa con sillas al aire libre como si fuera oro. Pero normalmente las terrazas a pie de calle o las más conocidas se llenan en menos de lo tardas en pedir una caña. Sin embargo, Madrid esconde terrazas donde menos os lo esperáis, desde un piso en la última planta de un edificio cerca de Tirso de Molina, sobre una tienda de complementos en pleno centro o incluso en un bonito museo. Dejando a un lado las azoteas de los hoteles, hemos elegido nuestras terrazas secretas favoritas de la ciudad, esas que solo se encuentran si ya sabes que están ahí.
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En un patio interior de Chueca
Un patio escondido en pleno barrio de Chueca es el principal atractivo de este ecléctico bar-restaurante. Puedes pasarte a desayunar, comer o cenar gracias a su amplio horario, aunque los fines de semana es cuando más lleno suele estar gracias en parte a su delicioso brunch. Su especialidad son los ‘casis’, bollos rellenos de gambas al ajillo, secreto ibérico y pulpo, entre muchas otras opciones. Son famosas también sus ‘latitas’, una original forma de servir tinto de verano, sangría, sidra y bebidas energéticas de frutas naturales, y sus cervezas bien frías. No te pierdas tampoco sus ensaladas, burritos y platos para compartir. Y si puedes, coge en sitio en su patio interior, la mejor forma de refugiarse del calor veraniego.
Sobre una tienda de complementos
En la calle Montera, a dos pasos de la Puerta del Sol y en pleno centro de Madrid, se esconde un precioso oasis urbano en forma de jardín secreto. Para conocerlo, tendrás que subir hasta la cuarta planta de la tienda Salvador Bachiller, dejando atrás bolsos de piel, maletas y una cafetería interior de aire vintage con cómodas sillas y sofás. Pero si subes hasta la azotea del edificio, hallarás un espacio único y maravilloso. Hortensias de colores, enredaderas, árboles jóvenes y plantas con coloridas flores te darán la bienvenida a un salón de té que parece salido de un cuento. Alicia en el País de las Maravillas se sentiría como en casa en este acogedor y refrescante espacio decorado con mucho gusto y cuidando al máximo los detalles. Cuesta elegir un sitio donde sentarse, entre tanta mesa de té de madera antigua, sillas de hierro forjado, una encantadora mesa bajo un cenador e incluso un balancín.
En la azotea de un hostal de diseño
The Hat
Una terraza sin pretensiones escondida en pleno barrio de La Latina se ha convertido en uno de nuestros últimos descubrimientos. En la azotea del moderno hostal The Hat encontraréis buenas vistas, un ambiente divertido y unas cañas bien frías sin tener que dejaros medio sueldo. También tienen algo de picoteo, como quiches y tostas, y los domingos hay paella. Una decoración sencilla da lugar a un espacio en el que sientes como si estuvieras en un patio de vecinos, rodeado de gente ‘cool’, buen rollo y bonitos atardeceres.
En un patio trasero de Conde Duque
A su casa de comidas para llevar Lola la llamó El Lugarcito y no podría ser más certero el nombre. El espacio es pequeño, humilde pero es tal la camaradería y la afabilidad de su propietaria que se ha convertido en uno de los rincones más queridos del barrio. Se come de lujo y si andáis hasta el fondo del local se abrirá para vosotros un patio donde echar muy felizmente la tarde entre guisos, zumos y ensaladas bien nutritivas. Todo a partir de productos que compra en los comercios vecinos.
Entre los muros de un restaurante chino
Mas de 200 platos elaborados con el sabor tradicional y vanguardista de Shangai, la cocina más antigua del mundo. El auténtico jardín de las delicias orientales se encuentra en un chalet de Arturo Soria, donde la decoración nos teletransporta directamente a Suzhou, con un muro que emula las tradicionales ventanas de esta ciudad china famosa por sus jardines. A la sombra de nogales y fresnos, la terraza de El Bund es un espacio íntimo, fresco y silencioso que se convierte por la noche en un lugar romántico para cenar y tomar la primera copa, gracias a los juegos de luces y velas. Aunque si el tiempo no acompaña, también podemos degustar sus exquisitos tallarines, fideos y dimsum (preparados de manera artesanal y al momento por un chef especializado) en el interior. En su coqueto salón, probaremos platos crujientes preparados en una perfecta fritura, elegante, ligera y saludable, como unos rollitos de primavera inmejorables o unos crisantemos rellenos de gambas que son una feliz delicatessen. La principal materia prima de la cocina de El Bund llega directamente de Shanghai, por lo que también encontraremos especialidades orientales como el cohombro (pepino de mar) o el haliotis (abulón). Si la sobremesa se alarga, un amplio repertorio de cócteles liderado por 18 tipos de gin tonics y otros tantos combinados de autor nos estarán esperando.
En el último piso de un edificio
Un bar de lo más normal, recientemente reformado, pero que tiene una extraordinaria vista y es perfecto para el tapeo con unas cañas bien frías. Para entra llama al telefonillo y coge uno de los destartalados ascensores hasta la sexta planta. En verano tendrás que pelear con uñas y dientes para conseguir mesa en su terraza.
En el jardín de un museo
Escondido en un jardín interior se encuentra este precioso café y salón de té con tartas y bollería casera, perfecto para cualquier desayuno o merienda. Está situado en el Museo del Romanticismo, el entorno perfecto si las obras de Gustavo Adolfo Bécquer, Goethe, Lord Byron o Rosalía de Castro te llegaron al corazón. El museo contiene una encantadora colección de más de 1.600 piezas que incluyen muebles, pinturas, vajilla, pianos... que se enseñan al público tras una profunda reforma que tuvo cerrado este espacio ocho años, para reabrir en 2009.
En la azotea de un centro cultural
Qué tendrán las azoteas de Madrid que tan atractivas resultan. ¿Será por contemplar el atardecer sobre los tejados de la ciudad con una copa en la mano? ¿Por su ambiente relajado y fresco? ¿O quizá por todas las actividades culturales que cada vez más se organizan en ellas? Todo esto y mucho más puedes disfrutarlo en un único espacio: la Terraza de La Casa Encendida. Cine de verano, conciertos, copas… ¡lo tiene todo! Pero además también cuenta con un bar cafetería donde sirven refrescantes cócteles, batidos de frutas, cañas ¡y más! Los sábados podrás disfrutar también de su cine al aire libre mientras que los domingos por la tarde organizan un año más sus famosos Soundays con conciertos de música alternativa.
En un jardín casi escondido de Arturo Soria
Dale más empaque a la quedada con amigos en una terraza. Acaba de abrir un espacio, en un parcela de más de 1000 metros cuadrados, donde más que la ensaladilla rusa del plato gana la vegetación colindante. Detrás de este nuevo vergel en Arturo Soria están Jesús González Espartero y su chef Borja Segura, que vienen compartían un proyecto anterior, Alma of Spain, en José Abascal, 8, donde iban dando salida a los magníficos productos con los que el empresario trabajaba y vendía. El local puede acoger hasta 140 personas pero, de momento, y siguiendo todos los protocolos sanitarios, el aforo es mucho menor, alrededor de 80 personas. Qué mejor oportunidad que acercarse ahora a disfrutar de la sombra de sus árboles mientras cae la tarde. Reservad llamando al 91 066 91 92 o mandando un correo a reservas@eljardindealma.com. En El Jardín de Alma podéis aprovechar las brasas de su parrilla y pediros para compartir todo un tomahawk de vaca madurada 45 días o una más sencilla hamburguesa de vaca vieja. La carta acoge a todos (por cierto, el espacio es 'petfriendly') y se acopla a cada momento del día. Porque igual preferís un picoteo ligero (croquetas, sopa de Idiazábal, gazpacho con helado de aceite...) o algo más llamativo, algo para sentarse a la mesa y comer/cenar sin mirar el reloj: zamburiñas a la plancha con vinagreta de cítricos, carpaccio de rape braseado con aove de pimentón, brotes tiernos y tapenade de Kalamata, terrina de cochinillo con patata y cremoso de manzana. ¿El horar
En un chalet colonial
Un acogedor chalet de dos plantas de estilo colonial esconde este restaurante y bar de tapas con más de 20 años de historia. A mediodía es frecuentado por los ejecutivos de la zona, aunque el ambiente cambia por la noche. Su cómoda y tranquila terraza es uno de sus mayores atractivos. Ahí podrás probar sus tapas clásicas como tortilla de patatas, salmorejo y pan tumaca, y otras más modernas como las omnipresentes minihamburguesas de buey gallego, virutas de foie, croquetas de calamares en su tinta o el carpaccio de solomillo con mostaza a la antigua. También tiene sándwiches y ensaladas además de algunos platos para compartir. Su carta de restaurante es más amplia pero igual de exquisita.
En (otro) patio interior de Chueca
Saporem
Algo tiene la luz del Saporem. Siempre quieres volver. Una iluminación discreta que emana de originales lámparas baña este local de mesas metálicas y suelos de madera. Además de su excelente decoración, su carta está llena de platos que mezclan la buena costumbre del picoteo con platos inspirados en cocina tradicional. Prueba sus rollitos de pollo, mango, salsa de pepino y menta en su original patio interior en medio de Chueca.
En la sede del COAM
En el corazón de la sede del COAM (Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid) y con el elegante interiorismo y pulcro savoir-faire que se espera del lugar, se presenta este local firmado por el exquisito grupo de restauración En compañía de Lobos. Aquí su propuesta gastronómica, sea para un agradable brunch o un picoteo informal, para sentarse a la mesa o darse al terraceo chic, gravita sobre la cocina italiana. Risottos, pastas, carpaccios o la milanesa más auténtica se dan cita en un espacio para epatar a cualquiera.
En medio de un parque
Es, sin duda, una de las mejores terrazas que tenemos en Madrid. Tanto por su ubicación, en la calle Segovia junto al Parque Atenas con unas vistas preciosas, como por los servicios que ofrece. En este idílico entorno podéis disfrutar de cócteles para todos los gustos, algunos con fruta natural, y picoteo ligero. Cómoda, refrescante y siempre repleta de divertidos eventos, desde proyecciones al aire libre hasta fiestas temáticas para disfrutar de las noches veraniegas en la capital.
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